PEREGRINACIÓN a TAIZÉ
i otros MONASTERIOS
 

CRÓNICA DEL VIAJE,  HISTORIA DE LOS  MONASTERIOS  y  544  fotos

Con motivo de las bodas de plata de una hermana, y de mis bodas de oro, se nos ofreció la oportunidad de ir a Taizé. Un deseo largamente soñado, por ser un lugar monástico actual con formas distintas. ¿La visita podría abrir horizontes nuevos?
La verdad es que con los 10 días de vacaciones de que disponíamos, quisimos hacer una ruta monástica, con tantos intercambios espirituales como fuera posible.
Antes de empezar, pues, no sólo teníamos el camino proyectado, sino también las visitas concertadas.
La peregrinación resultó tan rica de experiencias, y volvimos tan contentas, que he pensado transcribir y completar las notas que fui tomando a fin de compartirlo, por si a alguien puede interesar.

Lunes 14 - Viaje hasta Sénanque   

Cada día quisimos que quedara iluminado por la Palabra de Dios que se nos da en el altar. Es por eso que al principio, hay un resumen de los textos de las dos lecturas de la Escritura.

Eucaristía (Semana XV durante el año)
Mt. 10, 34-40: "Quien no me ama más que al padre o a la madre, no es digno del Reino. Quien pierda la vida la encontrará. Quien dé un vaso de agua a un discípulo recibirá la recompensa."
Is. 1,10: Estoy cansado de vuestro culto. Lavaos, dejad de hacer el mal.

¿Nos enseñarás, Señor, un nuevo culto en el espíritu? Queremos estar atentas a renovarlo con todo lo que aprenderemos estos días. Mt. 10 dice que los enviados no deben ir llenos de ellos mismos sino de tu amor más fuerte que cualquier otra cosa. Nosotras empezamos contigo este peregrinaje. Contigo, todo se convierte en un dar-y-recibir. Tú nos acompañas, como a los apóstoles. Tu Reino es lo que llevamos entre manos, ahora y siempre.  A través del Espíritu, estos días queremos que se conviertan en una nueva adoración.

Visita al monasterio de Sénanque (monjes cistercienses)

El camino hasta Sénaque nos resulta rápido y bonito. Comemos en las afueras, ya contemplando el Monasterio, en un valle lleno de lavanda en flor. Nos sorprende ver tanta gente.

Frère Jean, con barba blanca, un hombre de mirada penetrante y amable, nos atiende sin prisa. El Padre Abad nos quiere saludar, es muy joven. Nos da el primer consejo, que nos acompañará durante todos los días: "permanecer abiertas para acoger el Espíritu".
Frère Jean nos hace una espléndida visita guiada. Finalmente en la iglesia decimos juntos el Padrenuestro. Inolvidable.
Al marchar sentimos lazos de hermandad monástica. Le ofrecemos un pequeño obsequio de cerámica (un monje rezando) que recibe con gesto agradecido, y los ojos chispeantes. El rostro de este hombre austero, pero sencillo, se hace difícil de olvidar.
 

 Monasterio de Sénanque (monjes cistercienses)
para ver las 55 fotos pulsad la imagen


Historia del monasterio de Sénanque (monjes cistercienses)

Sénanque es un monasterio cisterciense y como tal se encuentra situado en un valle retirado. La abadía está cerca de la localidad de Gorda, en el departamento de Vaucluse, en Provenza.
Fue fundado en 1148 por monjes del cister procedentes del monasterio de Mazan el Vivarais, bajo el patronazgo de Alfant, obispo de Cavaillon, y nuestro Ramón Berenguer II, conde de Provenza.  Su construcción es de un románico puro.
En 1178 se llevó a cabo la consagración de la Iglesia, preciosa.  Los siglos XIII y XIV son los de mayor esplendor, pero en 1544, con las guerras de religión, el monasterio es devastado.
Recientemente (1988), la Abadía de Lerins ha mandado una pequeña comunidad de 4 monjes.

La iglesia es extremadamente austera. El claustro, lugar de paso que comunica las diferentes partes del monasterio, tiene casi toda la decoración de carácter vegetal a excepción de la ménsula situada sobre el pilar que hay ante la entrada de la sala capitular, que representa la cabeza del diablo. La ubicación de este elemento único se cree que no es casual. Antiguamente, a la hora de Completas que ellos rezan en la sala capitular, los monasterios decíamos cada día el texto de 1 Pe 5:8: "Vuestro adversario, el diablo, ronda buscando quien tragar"...
La belleza de los edificios tiene una rusticidad única.

Visita al monasterio de la Anunciación de Le Barrou.(monjas benedictinas)

Encontrar el monasterio de monjas de Le Barrou no nos resultó fácil, pero, después de rezar Vísperas con ellas (nosotras fuera de las rejas), nos enseña las habitaciones para dormir, la Hna. Ana, una hospedera vasca que habla español. Como el día siguiente hemos de partir de mañana, tenemos una entrevista con la abadesa, muy joven, a última hora del día.

Es una comunidad de estilo "preconciliar", que usan el permiso de decir la Misa en latín, y de espaldas a los fieles. Con todo, la abadesa se deshace en amabilidad, e incluso nos pide retrasar un poco más la marcha.  Y con un candor todo especial, nos cuenta que justamente el privilegio de decir la misa según S. Pío V les proporciona vocaciones de todo el mundo. Son chicas que quieren este estilo de oración y de vida. Junto con los monjes, que tienen el monasterio a cuatro pasos, durante un tiempo estuvieron unidos al excomulgado obispo Lefebre, pero ahora ya no tienen nada que ver con su movimiento.

Al decirle el motivo de nuestro paso por su monasterio, puntualiza que ellas también hacen vacaciones: un solo día al año, y, evidentemente sin salir de la clausura.  Son unas 40 monjas, con un promedio de edad de 41 años.  A pesar de constatar que tenemos mentalidades diferentes, el encuentro es muy cordial, y ni siquiera nos quieren cobrar la estancia.

 

Monasterio de Le Barrou (monjas benedictinas)
para ver las 9 fotos pulsad la imagen

Historia del monasterio de Notre-Dame de la Annonciation. Le Barroux (monjas benedictinas)
La comunidad de monjas benedictinas de Notre-Dame de la Annonciation nació en 1979 cuando cuatro jóvenes se agruparon con la Madre Elisabeth y también con Dom Gérard para llevar a cabo "la experiencia de la tradición". Después de trasladarse a diferentes lugares encontraron una tierra en el municipio de Le Barroux.
Una vez realizada una primera parte del trabajo de instalación, aunque de manera muy precaria, el monasterio es reconocido canónicamente dependiente de la Santa Sede en 1989 y erigido en Abadía en 1992. La Madre Elisabeth recibe la bendición abacial de manos del cardenal Mayer.

En el año 2000 habiendo renunciado a su cargo, sucede a la fundadora la  Madre Placide, actual abadesa, que lleva a buen término la finalización de los trabajos de construcción, en especial la iglesia, que fue consagrada el 12 de mayo de 2005 por cardenal Medina como enviado especial del Papa Benedicto XVI. El cardenal Ratzinguer, antes de convertirse en la cabeza de la iglesia católica, hacía aquí sus vacaciones.
Las monjas trabajan en talleres de encuadernación, en el tejido de la seda y en la elaboración de confituras.

Martes 15. Le Barrou (monjes benedictinos)

Eucaristía. St. Buenaventura
Mt. 11, 20-24 Jesús es rechazado por los de Corazín y Cafarnaún, ciudades que no han querido aceptar su predicación.
Is. 7:1-10: Los reyes asedian Jerusalén. Isaías dice a Acaz que no pierda la calma, que lo que traman NO es cumplirá.

Este encuentro con monasterios benedictinos, Señor, es un entrar en comunión con nuestra orden, para que sepamos aceptar tus enseñanzas con radicalidad.  Apártanos del orgullo de ser como esas ciudades donde hiciste tantos milagros, y sin embargo no creyeron.  Que nuestra vida esté marcada por la paz ( "la calma") que quiere S. Benito.

Monasterio de Sta. Magdalena de Le Barrou. (monjes benedictinos)

Asistimos a la conventual de los monjes, toda en latín y gregoriano. Hay pocos monjes, porque ellos todavía dicen misas individualmente, en capillas particulares. El evangelio nos advierte que nadie puede pensar que ya tiene la santidad adquirida.  Los de Cafarnaún, como los que vivimos en Montserrat o en Le Barrou, debemos seguir convirtiéndonos cada día. Y aunque constatamos diariamente nuestra debilidad, podemos mantener en Dios "una confianza tranquila" (Is).

Tras la conventual vamos a la portería, puesto que tenemos previsto un coloquio con el abad.  La "desolación" del hermano portero es grande al tener que decirnos que el abad no aparece por ninguna parte, por ello nos despedimos siguiendo nuestro camino. Pero después de haber hecho en coche un par de curvas por la carretera, nos sale al paso un monje muy joven, vestido de trabajo, que nos hace señal de que nos detengamos. Yo le pregunto si es que tiene un encargo para nosotras de parte del P. Abat, y nos responde: el abad soy yo. Nos hace pasar a una cabaña, donde nos sentamos juntos alrededor de una mesita.

Tras pedir disculpas por no haber mirado la agenda, pasamos a hablar de las experiencias monásticas, con una profundidad que nos deja boquiabiertas.
Lo esencial, dice, es la fidelidad entendida como inteligencia del corazón. No se trata de ser fieles "aguantando las paredes", sino practicando la paciencia ante las debilidades "físicas o morales" que todos tenemos (Regla de S. Benito).  Estamos de acuerdo en que es ahora que debemos practicar la caridad, y visitar a los enfermos del monasterio, no cuando seamos viejos y ya no tengamos fuerzas.
A él le gusta resumir la doctrina de S. Benito en la frase tan conocida de "No anteponer nada al amor de Jesucristo" pero continuando tal como la acaba S. Benito "a fin de que todos juntos lleguemos a la vida eterna". La primacía de Cristo queda así unida al amor a la comunidad.
Esa cabañita tan sencilla, la pequeña mesa y la conversación, evocan una presencia muy actual de Jesús, y los Padres y Madres de la vida monástica, que nosotras tenemos como un gran tesoro.  ¿Será verdad que Dios nos quiere regalar sorpresas?  

 

Monasterio de Le Barrou (monjes benedictinos)
para ver las 9 fotos pulsad la imagen


Historia del monasterio de Sainte Madeleine de Le Barroux.
(monjes benedictinos)
Santa Magdalena es un monasterio de monjes benedictinos, que depende directamente de la Santa Sede. Pero ahora en trámite de integrarse a la congregación de Subiaco, a la que pertenecen también los monjes de Montserrat.

En 1970 un joven monje benedictino, el padre Gérard Calvet dejó la abadía de Notre-Dame de Tournay y se instaló en Bédoin, pequeño pueblo de Vaucluse. Estaba decidido a vivir la Regla de San Benito fielmente, según las tradiciones litúrgicas romanas.  Rápidamente se sintió apoyado por algunos jóvenes que querían vivir como él la vida benedictina.
En 1974 se une al movimiento de Mons. Lefevre y se rompen las relaciones con Tournay. En 1978 viendo el crecimiento de la joven comunidad adquieren un terreno de treinta hectáreas en el municipio de Le Barroux. Comienza entonces la construcción de un monasterio neorrománico, con técnicas modernas.  Como las monjas, rompen los vínculos con el movimiento de Mons. Lefevre cuando éste es excomulgado. El monasterio es erigido en abadía, en junio de 1989. En octubre se acaban las obras de la abadía y es consagrada la iglesia por el cardenal Edouard Gagnon.
En 2002 la comunidad llega a tener 70 monjes, y hace una fundación. En noviembre de 2003, el padre fundador deja el cargo y es elegido el padre Louis-Marie, el abad actual.
Gérard Calvet muere el 28 de febrero de 2008. Hacemos nuestra visita en julio del mismo año.
Transcribo un texto, que ellos han redactado.

 El Misterio de los Monjes
Los monjes han hecho Europa.
Su aventura es en principio, si no exclusivamente, una aventura interior, de la que el único móvil es la sed del absoluto.
La sed de otro mundo lleno de verdad y belleza, que la liturgia aviva, orientando la mirada hacia las cosas eternas.
El monje es un hombre atento, con todo su ser, a la realidad que no pasa.
Antes de ser academias de ciencia y encrucijadas de la civilización, los monasterios son lugares de silencio dirigidos hacia el cielo.
Una llamada obstinada, innegociable, es la de que existe otro mundo, del que éste no es más que la imagen, que anuncia y prefigura.

Visita a la Abbaye de Notre Dame de Aiguebelle (monjes trapenses)  

Como que creemos que S. Buenaventura nos acompaña, sentimos la "buena ventura" constante del Señor durante el camino. A medida que nos vamos acercando a la Savoie el paisaje nos cautiva. Los campos inmensos de lavanda nos hablan de la gratuidad del amor de Dios, infinito en cada hebra, ahora alternando con los viñedos.  

En un valle pequeño y frondoso, se esconde el monasterio. Las "aguas bonitas" (Aigue belle), que brotan ante la abadía, son signo de aguas interiores, escondidas, como verdadera fuente que sale de dentro. La sonrisa serena del Abad de Aquebelle que hemos visto en un vídeo muy bien hecho, nos lo confirma. Los monjes de Thiberine sacrificados en Argelia, se han convertido en fundamento de este edificio. Christian, el prior, junto con otros, salieron de esta comunidad para fundar en el norte de África. El pequeño monumento recordatorio que les han dedicado, nos resulta cercano por el conocimiento que teníamos con ellos.  

Comemos en plena frondosidad de la naturaleza, casi a las puertas del monasterio. Como pertenecientes a la Trapa, y practicando una clausura estricta, nos dicen que no podemos visitar más que la iglesia, por cierto preciosa, donde con una docena de monjes rezamos la oración de Nona.
 

Monasterio de Aiguebelle (monjes trapenses)
 para ver las 13 fotos pulsad la imagen

historia de la Orden cisterciense de lA estRICTA Observancia.
La Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (llamada normalmente "la Trapa" por ser el lugar donde estuvo el primer monasterio) tiene su fuente en la tradición monástica de vida evangélica de los monasterios de San Benito de Norcia.
Los fundadores de Cîteaux (la orden del cister) dieron a esta tradición una forma particular en la que ciertos aspectos fueron defendidos con fuerza por los monasterios de la Estrecha Observancia o de la Trapa.

Nuestro Orden, dicen ellos, es un instituto monástico íntegramente contemplativo, ya que los monjes, se dedican al culto divino, y aseguran este  humilde y noble servicio en la soledad y el silencio, en la oración asidua y la alegría penitencial de la vida monástica.  Buscan Dios y caminan siguiendo a Cristo bajo una regla y un abad, en una comunidad estable, escuela de caridad fraterna, ya que los hermanos, formando un solo corazón y una sola alma, lo tienen todo en común.  Llevando el haz unos de otros cumplen la ley de Cristo, y participan de sus sufrimientos, esperando entrar en el reino de los cielos. Por este camino de san Benito, quieren llegar a la paz interior, esa paz que nuestro mundo tanto necesita.

En espíritu de compunción y con el fervor de un deseo intenso, los monjes se dedican frecuentemente a la oración. Permaneciendo en la tierra, viven en espíritu en los cielos, deseando la vida eterna con ardor espiritual. Entre los Cistercienses, la Virgen Asunta, no está nunca lejos de sus corazones. La principal función del silencio monástico es, pues, preservar esta memoria de Dios que es más que la simple memoria. Es una atención, un despertar total a Dios, que resulta imposible sin el silencio, el recogimiento, la soledad y un cierto aislamiento.

 la lectura
Un valor importante de nuestra vida es la lectura de las santas Escrituras, llamada la "lectio divina". Consiste en leer y releer atentamente y lentamente las Escrituras. En leer los comentarios de los Padres o autores espirituales de la Iglesia (sobre todo para nosotros los Padres cistercienses), a fin de impregnarse de ellos poco a poco, convencidos de que detrás del texto, Dios está presente.

el trabajo
El trabajo manual, bastante sencillo para poder combinarlo con la oración interior, es un elemento muy importante de la vida del monje.
El trabajo da a los monjes la ocasión de participar en la obra de la creación y de la Redención y caminar siguiendo las huellas de Cristo Jesús. En la tradición cisterciense el trabajo ha gozado siempre de una gran estima. Este trabajo difícil y redentor procura lo necesario a los hermanos, y especialmente a los pobres, y pone de manifiesto la solidaridad de los monjes con la multitud de los trabajadores. Es también la ocasión de una ascesis provechosa, favoreciendo la evolución y la madurez personal, que mantiene la salud del cuerpo y del espíritu, y, finalmente, contribuye a la cohesión de la comunidad.

Una vida sencilla
Siguiendo el ejemplo de los Padres de Cîteaux que buscaban una relación cercana con Dios, nuestra manera de vivir es sencilla y frugal.
La superficialidad no tiene lugar, de modo que la simplicidad misma pueda ser una enseñanza para todos. Esta simplicidad tiene que aparecer claramente en los edificios y el mobiliario, los alimentos y el vestido, e incluso en la celebración litúrgica.

La secreta fecundidad de los monjes
La fidelidad a la vida monástica, el celo por el Reino de Dios y la salvación de toda la humanidad están íntimamente vinculados.
Los monjes llevan en su corazón esta preocupación apostólica. Pero su manera de participar en la misión de Cristo y de su Iglesia, así como de insertarse en una Iglesia local, es a través de su misma vida contemplativa.

Nacimiento de la Orden cisterciense:
La historia de la vida monástica empieza a principios del siglo IV en Egipto con san Antonio y los Padres del Desierto que se retiran en la soledad para llevar una vida de oración y de trabajo consagrada a Dios. En Occidente, san Benito (480-547) escribe una Regla para los monjes que viven en comunidad, proponiéndoles buscar a Dios a través de la obediencia, la humildad, la caridad fraterna y de un estilo de vida equilibrado que une oración, trabajo y lectura. Esta Regla será rápidamente adoptada por la gran mayoría de los monasterios de Occidente, formando lo que llamamos los monasterios benedictinos.  

El 21 De marzo de 1098
Un monjes benedictinos de la abadía de Molesmes fundan la abadía de Citeaux bajo la dirección de los santos Roberto, Alberico y Esteban. Quieren volver a la pureza de la Regla de san Benito, en una vida de simplicidad, de trabajo manual, de pobreza y soledad, en contraste con el desarrollo cultural de Cluny. A partir de 1112, la comunidad de Cîteaux funda otros monasterios y bajo el impulso de san Bernardo de Clairvaux, la Orden cisterciense se desarrolla rápidamente por toda Europa.

La familia cisterciense fue luego reformada por el Abad Rancé, que vivía en el monasterio de la Trapa, iniciando así la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (OCSO) de la que forma parte la abadía de Aiguebelle. Esta Orden agrupa a 165 monasterios de monjes y monjas de todo el mundo, de los cuales 30 están en Francia

Historia de la abadía de Aiguebelle
La comunidad de Notre-Dame de Aiguebelle cuenta actualmente con 30 monjes de 36 a 92 años y continúa como siempre su vida monástica intentando vivir del trabajo de sus manos (hacen un licor contra el estrés que se vende con éxito por toda Francia), y ayudando a los pobres en la medida de sus posibilidades.
La abadía fue fundada en 1137, en los confines del Dauphiné y de Provence, por los monjes de Morimondo, cuarto hijo de Cîteaux fundado en 1115 en la Champagne.
El monasterio es construido en un valle aislado, como quería la tradición cisterciense, en la confluencia de tres arroyos, de ahí su nombre de "bellas aguas".

La acogida
Siguiendo la Regla de San Benito, el monasterio guarda la tradición de acoger los huéspedes y los pobres, como a Cristo mismo. Todos los que buscan una profundización en su vida de oración se pueden beneficiar de la ayuda de la comunidad pasando algunos días en nuestra hospedería, que puede recibir hasta 25 personas.

Itinerario hacia Tamié

Después de Grenoble subimos cimas y más cimas, hasta llegar a la altura del Mont Blanc, nevado, majestuoso. En pleno mes de julio ver las cumbres nevadas se convierte en una sorpresa inimaginable. El camino es complicado, y el GPS se negó a marcarnos la dirección: "cuando pueda gire a la derecha" iba repitiendo. Sin embargo, finalmente llegamos a las puertas del Monasterio de Tamié.

Miércoles 16 Tamié  

Eucaristía

Mt 10, 25-27 - Jesús dice: te doy gracias Padre porque no te has revelado a los sabios sino a los pequeños. El Padre lo ha puesto todo en mis manos. Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien Él se ha revelado.
Is 10, 5-7.13-16 - Castigo de los Asirios que habían oprimido Israel: ellos han castigado al Pueblo de Sión, pero luego Dios les pedirá cuentas.

Te doy gracias, Padre, porque te has revelado a los SENCILLOS, a quienes te aman de corazón a pesar de saberse ignorantes de tantas cosas. Sabemos que nuestras actuaciones no son perfectas, pero Jesús nos ha acercado a TI, Padre, y esa confianza, más que la lucha, vence a los enemigos (Asirios) que nos quieren someter a esclavitudes.
Te has revelado a los pequeños de Tamié, los pájaros, las fresas del bosque, los huéspedes que, pese al silencio, reparten sonrisas amables. Te has revelado, sobre todo a través de estos monjes, SENCILLOS, algo campesinos, que te alaban con una vida hecha ORACIÓN silenciosa, reposada, firme.

 Visita al monasterio de Tamié (monjes trapenses)

Nos acoge Fr. Jean, el hospedero. Tienen una hospedería nueva con habitaciones bien condicionadas, y otro edificio más antiguo con habitaciones más sencillas. Está completamente llena.

A las 4 de la madrugada tienen las Maitines que hacen muy reposadas y con largas pausas. La Misa es a las 7,30. Nos invitan a todos a ponernos alrededor del Altar. La oración está hecha con dignidad.

Tras dar una vuelta por los contornos, tenemos un coloquio con un monje que había sido sacerdote del Prado. Nos explica su experiencia de vida.
Él piensa que es Dios quien hace el trabajo, y que nosotros vivimos luchando contra las innumerables tentaciones que nos quieren dominar: estar pendientes de nuestros gustos en lugar de estar atentos a los demás, y muchas otras esclavitudes conscientes o inconscientes que nos acechan.
 Por eso es bueno leer el evangelio siguiendo el método de: "ver, juzgar y actuar".
Después de comer y de un paseo, vamos a ver un vídeo fantástico que cuenta la vida y el trabajo de la comunidad.  Actualmente se mantienen gracias a la confección de quesos que son muy valorados. Para esta tarea utilizan 10.000 litros de leche diarios.

Hacía años conocía el arte de Tamié, de un estilo neorrománico muy original.  Pero resulta que hace 10 años el monje artista ha salido del monasterio y se ha hecho ortodoxo.  Aunque no está a la venta, su arte se ve con profusión en las estancias monásticas.
Un recuerdo muy especial de la hospedería, es un oratorio con un Cristo entrañable en actitud de abrazar, con los brazos curvados hacia abajo como queréndote acoger. Orarle recogidamente se convierte en un don muy valioso.
Sorpresas constantes de Dios que nos acompaña muy de cerca.  

Monasterio de Tamié (monjes trapenses)
para ver las 25 fotos pulsad la imagen


Historia de la Abadía de Notre Dame de Tamié (monjes trapenses)

La instalación de los monjes.
La abadía trapense de Tamié está en la alta Savoie. El arzobispo de Tarentaise tuvo la iniciativa de esta fundación. Buscó un emplazamiento favorable y pidió a los señores de Chevron que cedieran el valle de Tamié para implantar un monasterio. Los monjes llegaron el 16 de febrero de 1133 de la abadía de Bonnevaux en Dauphiné. Los edificios se sitúan a 900 m de altitud, en el flanco de una montaña, en la vecindad del cuello de Tamié.

La sucesión de los siglos aportó una serie de acontecimientos y de pruebas. La comunidad de Tamié conoció momentos buenos y bajos, entre incendios, calamidades naturales, o los trastornos a consecuencia de las guerras. El impulso espiritual, la disciplina interna se fueron aflojando en ciertos periodos, el oficio divino no fue siempre convenientemente cantado. En 1486 la imagen de Tamié era poco brillante. Sin embargo, a pesar de todos los acontecimientos y el escaso número de monjes, la comunidad se mantuvo hasta la Revolución francesa.

1677 - La reforma
Numerosos monasterios de Europa, de todas las Órdenes religiosas, estaban en una situación similar a los de Francia. La necesidad de reforma se hacía sentir, pero el peso de las instituciones ponía el problema muy difícil. Entre otros las abadías cistercienses hicieron tentativas para ponerse al día a principios del siglo XVII. Las más célebres fueron emprendidas por el abad Rancé, en 1664, en la Trapa, y por dom Eustache de Beaufort, en 1666, en Set-Fondo. La introducción de la reforma de Rancé a Tamié, en 1677, fue obra de dom Jean-Antoine de la Forest de Somont abad de 1659 a 1701, fuertemente ayudado por dom Jean-François Cornuty, hecho abad hasta 1707. Este retorno a la regularidad se plasmó con la construcción de los edificios actuales (1679-1703). Los antiguos estaban en tal estado de ruina que era más económico en lugar de repararlos construirlos de nuevo recuperando y reutilizando los materiales, y situando la construcción a 100 metros más al sur del lugar originario.
Durante todo el siglo XVIII Tamié conoce un aumento de fervor que contrastaba con el aflojamiento de las abadías cistercienses de la Savoie.

1792 - La revolución
En 1789 es elegido abad dom Gabet. Tres años después, los ejércitos revolucionarios franceses invadieron la Savoie, confiscando los bienes de la Iglesia, y suprimiendo las Órdenes religiosas.
La comunidad de Tamié se sentía fuerte, y se negó a dispersarse. Fue una de las pocas a continuar la vida monástica, exiliándose, sin embargo, al fin, y entonces perdemos el rastro. Volvemos a tener noticias en 1801 cuando el gobierno francés les encomienda cuidar del hospicio de Mont-Genís. Los edificios de Tamié fueron vendidos como bienes nacionales en 1800. A pesar de no ser utilizados, tampoco fueron derribados.
Los miembros de la familia Favre, propietarios de una antigua granja de la abadía vigilaron que no se cometiera nada irreparable ya que querían restituir los edificios a los monjes. Después de que la Savoie fuera de nuevo unida al reino de Piémont-Sardaigne, los Favre consiguieron convencer al rey Charles-Félix que había comprado de nuevo la abadía de Hautecombe en 1822, de adquirir también Tamié, y en 1828 lo cedió al obispado de Chambéry. Un grupo de monjes de la abadía de la Gracia-de-Dios vino a tomar posesión en 1861.

1960 La historia reciente
Tamié jugó un papel importante en el renacimiento litúrgico después del concilio Vaticano II, sobre todo por la composición de cantos en francés.
La demanda de dirección espiritual, y de tiempo de remanso para personas del exterior, se ha hecho cada vez más importante, así como el paso de turistas. Todo eso ha obligado a la comunidad a acondicionar nuevos locales para facilitar estos servicios preservando la soledad para los monjes. La Casa de Saint-Benoît está abierta para jóvenes que necesitan pasar diversos días.
Tamié se define como una comunidad que quiere estar cerca de Dios y cerca de los demás
.

Jueves 17 Tamié- Hautecombe- Tamié

Eucaristía

Mt 11,28-30: Venid a mí los cansados y agobiados, que Yo soy benévolo y humilde de corazón. En Mí encontraréis el reposo, ya que mi yugo es suave y mi carga ligera.
Is. 26,7-9,18-19 (Cántico de Navidad)- Tu, Señor, allanas el camino del justo. Nosotros anhelamos Tu nombre y Tu recuerdo. De noche Te deseo con toda el alma.

Hoy, Señor, has sido más que BENÉVOLO a través del paisaje que hemos visto, allanándonos el camino, y reservándonos una gran SORPRESA amorosa.

Jesús, el del abrazo místico y silencioso del oratorio de Tamié. La vida es ciertamente corta para darte GRACIAS. Señor del reposo, desde hoy te llevo en el corazón de una manera nueva. En la Eucaristía he sentido sobre mi tu mirada transparente.
Como hoy es un día de "desierto" para los monjes, nos dice la Misa un cura que ahora vive en Thiberine, Argelia, donde fueron martirizados los monjes trapenses. Es un hombre extraordinariamente próximo y pastoral. Por eso vivimos una Eucaristía única.

Visita al monasterio de Houtecambe (monjes/as del "Camino Nuevo")

Como nos ha costado encontrar la abadía a la orilla del lago Bourget, llegamos que ya están al final de la misa. Siguiendo la consigna de provocar contactos espiritualmente enriquecedores, me dirijo a una chica joven de la Comunidad, preguntando si en algún momento eso sería posible. Se va a decirlo a uno de los responsables, y la respuesta es que nos invitan a comer con ellos. La comunidad actual es una congregación laical llamada del "Camino nuevo", y por lo que se ve, no solamente celebran muy dignamente la liturgia, sino que también les gusta compartir la mesa.
Además de la numerosa comunidad, tienen unos 200 "boys scouts" que los están ayudando a preparar un curso de vida cristiana dirigido a matrimonios, que empezará la semana próxima.

Las mesas están preparadas al aire libre. A nuestro lado se ponen una madre de familia que es del equipo responsable, y un chico de Costa de Marfil, Jean Claude, que justamente conoce a nuestro amigo Gregoire.
La conversación es realmente interesante. Pero la sorpresa viene al final, cuando vemos salir de la cocina a algunos jóvenes llevando tres grandes pasteles, y después de hacer una vuelta, en medio gritos de animación, nos los ponen en frente nuestro, para que los repartamos entre los numerosos comensales. Todos reímos a gusto.
Acabada la comida, me piden que les diga algunas palabras sobre la experiencia de mi vida. Les pregunto si disponen de 2 o 3 horas ... Y luego de la ovación de respuesta, lo resumo diciendo que mi vida gira al entorno de la Palabra de Dios. Y que la recibo como el mayor tesoro que yo me hubiera podido nunca imaginar. Unos aplausos llenos de simpatía, ponen fin a nuestro encuentro festivo.
Después, con Jean Claude visitamos un poco el edificio. Sobre todo la iglesia que tiene una riqueza muy notable.

 

Monasterio de Hautecombe (actualment del "Camino nuevo")
para ver las 30 fotos pulsad la imagen


Historia del monasterio de HAUTECOMBE
Cerca de mil años de historia

Al inicio del año 1101, unos monjes benedictinos se han instalado en el norte del lago de Bourget. Devenidos cistercens después de la reforma de S. Bernardo, los monjes cambian de lado del lago, en un terreno dado por la familia Amadeu, parientes de su segundo abad.
Del siglo XII al XIV, la abadía tiene un gran florecimiento espiritual. Durante los siglos XV y XVI se confía la gestión a abades comendatarios, más dispuestos a aprovecharse de los bienes de la abadía que a procurar el provecho de los monjes. Así la abadía va a la ruina. En el siglo XVIII con la revolución francesa el monasterio es declarado monumento nacional. Después es guarida bajo el pillaje y finalmente es abandonada durante 17 años. En el siglo XIX el rey de Piemont-Sardanya, Carles Fèlix, seducido por la belleza del lugar, hace aquí un mausoleo a la memoria de sus antepasados. Él confía la restauración de la iglesia a una famoso arquitecto, y en 1826 llama a unos monjes cistercienses para que lleven una vida de plegaria. En 1922 se instala una comunidad benedictina procedente de la abadía de Santa Magdalena de Marsella.

La granja de Hautecombe ha sido construida cuando los primeros miembros de la familia de la Savoia han sido enterrados en Hautecombe. Los reyes quisieron hacer de esta iglesia un gran mausoleo a la memoria de los antepasados. Es por eso que todos los rincones y pilares han sido transformados en monumentos, cada uno con la estatua de un personaje y un bajorrelieve, representando una escena de su vida con la inscripción del recuerdo del príncipe sepultado. En conjunto son enterrados aquí unos 40 príncipes y princesas, con una belleza espectacular de sepulcros. El último rey de Italia, Humberto II de Savoia, recibió sepultura en 1983, a la vez que la reina Maria José en 2001. En el conjunto hay más de 120 estatuas preciosas dichas "lloronas" como signo de duelo y de plegaria.
En 1992 la comunidad benedictina se marcha al priorato de Ganagobie. Ellos sentían que el turismo ahogaba su vida de plegaria. Pero el abad y el obispo de Chambery piden a la comunidad del "camino nuevo" seguir la vocación de plegaria y acogimiento en la abadía.
Recientemente la iglesia ha sido restaurada gracias a una estrecha colaboración entre el Estado, el Consejo General de la Savoia, la Unión europea, y la Comunidad del "Chemin Neuf".

Actividades de la comunidad actual
La Comunidad seglar del "Chemin Neuf" de inspiración jesuítica y formada por personas célibes y casadas, hombres y mujeres, ofrece ciclos de formación bíblica, teológica y comunitaria durante el invierno (de octubre a junio). Estos cursos se dirigen a jóvenes que se quieren poner a la escucha de la Palabra de Dios y al servicio de la iglesia y del mundo. Cada año una cuarentena de jóvenes venidos de diferentes países y confesiones cristianas, siguen esta formación. También la vida en Comunidad o de familia es compartida en fraternidad (con 8 o 10 personas) que ayudan al servicio de la casa y a la misión, aprendiendo a recibir a los demás como a hermanos y a llenarse de la plegaria de Cristo. "Es por el amor que os tenéis los unos por los otros, que os reconocerán como discípulos míos" (Jn 13,35)

Retorno a Tamié

El camino de retorno, con el recuerdo del encuentro, y las maravillas de la arquitectura y del paisaje, se nos hace corto.
Después de cenar, recibimos la visita del padre Abad de Tamié. En el coloquio nos dice que cree que la liturgia marca el ritmo de nuestra vida monástica, i te tienes que dejar llevar, tanto con los gestos como con las palabras. Cada palabra bien pronunciada, te va entrando.
Realmente eso es lo que más impresiona en Tamié,  una plegaria lenta y haciendo resonar cada palabra en particular.

Nos explica la reunión comunitaria que tiene preparada para compartir mañana con los monjes: El tema es "La dinámica del amor en la Regla de San Benito". Cuándo la Regla habla de amar se refiere 12 veces a Dios, 3 veces a la "caridad fraterna". Es que el amor es un movimiento que domina toda la vida del monasterio. Si te detienes la vida se estanca. Es un dar y recibir constante. La falsa mística te detiene externamente, pero entonces el pensamiento sigue corriendo, y te hace jugarretas (y se da un golpe al cogote, significando las imaginaciones y complicaciones que suelen aparecer). El amor no puede quedar nunca estancado.
Es evidente que es un hombre práctico y claro.

Viernes 18 - Citeaux  

Eucaristía

Mt.12, 1-8 - Los fariseos critican a los discípulos porque comen espigas en dia de sábado. Jesús les dice que también David comió panes prohibidos que pertenecían a los sacerdotes del Templo, cuando tuvo necesidad. Y Él, es mayor que el templo. >Lo que Dios quiere es amor y no sacrificios, o críticas.
Is. 38,1-6. 21-22. 7-8 Ezequies, enfermo, ruega pidiendo la salud. Dios le escucha y le alarga 15 años más la vida.

Tú, Señor, quieres amor y no sacrificios, porque tú eres mayor que Salomón y que el templo. Tú eres el Señor de la VIDA, y la das a Ezequías, como signo de tu VIDA para SIEMPRE, la RESURRECCIÓN.

Lo vivimos intensamente en la Conventual de Tamié. Monjes y huéspedes en semicírculo en torno al Altar. Amor y no sacrificios, es lo que estamos recibiendo estos días, y una vida que parece alargada, a causa de tantos momentos intensamente vividos.
El P. Abat nos ha venido a despedir y nos da el texto entero de la Reflexión comunitaria que harán hoy.
Gracias, Dios nuestro, del contacto con esta comunidad tan sencilla y tan fraterna. Nos llevamos la comunión y la plegaria intensa que juntos hemos compartido.

Itinerario hacia Citeaux

El camino hacia Citeaux es largo, pero bonito. Lo que primero fueron campos de espliego, ahora, más hacia el centro de Francia, son campos inmensos de flores de girasol. La presencia de las vacas sigue constante.
Todas las comidas del itinerario las hacemos en áreas recreativas, con comida que nos hemos llevado de casa. A veces en mesas bien acondicionadas, al aire libre, cerca de algún estanque artificial.

4 fotos del Camino

Visita al monasterio de Citeux (actualmente monjes trapenses)

No queremos pasar de largo de Citeux por la importancia que tiene dentro de la historia monástica.
Como que una hermana conoce al P. Frederic lo pedimos en la portería, pero nos dicen que está delicado y no saben si podremos verlo. A pesar de ello no tarda en complacernos para hacernos de guía en una visita inolvidable. Justamente este día es su "santo" y al final nos dice, muy contento, que hoy ha sido, para él, como la "visita del tres magos".

Actualmente vive en Citeaux, la cuna de los cistercienses, una comunidad de monjes trapenses. Así como los benedictinos de Francia, para salir del monasterio, visten una casaca con capucha, los de la Trapa van de calle, con pantalones y camisa.

La Iglesia es moderna y muy bonita, pero lo que realmente es interesante son los restos de los edificios antiguos que quedan. El P. Frederic nos los explica con todo detalle.

De la iglesia que construyó S. Bernardo (siglo XIII) sólo quedan unos rastros marcados en el suelo, pero la presencia de este gran Santo y hombre de plegaria se hace sentir. Del "Definitorio" (lugar donde se reúnían para "definir" las normas monásticas) del siglo XVI, sólo se conserva la estructura. Hoy la planta baja del edificio está convertida en museo con unas figuras que imitan a los monjes antiguos haciendo las tareas agrícolas. En el piso superior estan representados los antiguos escritorios con figuras de monjes decorando grandes libros miniados.
El monasterio actual es del siglo XVII-XVIII, según el estilo de la época (como Versalles).
En una de las grandes estancias de que disponen, han hecho una exposición de toda la orden cisterciense, con las diversas ramas, y cada uno de los monasterios. Por descontado que nos detenemos en los de Cataluña.

Como P. Frederic es uno de los mejores monjes compositores de cítara de Francia, y quizás del mundo, le pedimos un pequeño concierto que nos ofrece sin hacerse rogar. En su estudio particular, como una cripta, que invita a la oración, nos toca la composición que le gustaba más a Cristian de Chergé, el prior de Thiberine mártir de Argelia. Es sobre el misterio de la Visitación.
Las notas resuenan por dentro, con toda su riqueza, evocando la Madre de Dios Visitando los caminos de nuestra tierra.
Para este viejo monje, recuperado de una grave enfermedad, y para nosotras, el encuentro ha sido un DON especial que llevaremos en el corazón.

Monasterio de Citeaux (actualmente de la Trapa)
para ver las 45 fotos pulsad la imagen

Historia de la Abadía de Nuestra Señora de Citeaux
1098
Un grupo de monjes llega de la Abadía de Molesmes, bajo la dirección de San Robert con el deseo de buscar a Dios en una mayor soledad y pobreza. Se instalan en un valle, dos kilómetros al norte del lugar actual de Cîteaux. Los comienzos del "Nuevo Monasterio" son difíciles: mucha pobreza y pocas vocaciones. El primer emplazamiento es abandonado al poco tiempo a consecuencia de la falta de agua.
Alberico sucede a Roberto; su abadiazgo dura 9 años. A él se debe la institución de los hermanos conversos. En 1108, el inglés, Esteban Harding pasa a ser el abad de Cîteaux. A él se debe la "carta de Caridad" que establece una relación de caridad y de ayuda mutua entre los diferentes monasterios.

1113
La primera fundación de "La Fortaleza" da impulso al desarrollo de la abadía. El mismo año, S. Bernardo, acompañado de otros caballeros parientes y amigos, viene a dar esperanza a Citeaux. A partir de este momento las fundaciones se multiplican, y en 1115 Bernardo marcha de Citeaux para ser el primer abad de Clairvaux. Por sus escritos y su influencia, Bernardo es el origen de una verdadera escuela de espiritualidad.
1198
Hace 5 años de la finalización de la construcción de la gran iglesia empezada en 1140, y que suple aquélla pequeña que encontró S. Bernardo, y que después resultó insuficiente. Aquí se inhumarán los duques de Bourgogne. El renombre de Cîteaux va aumentando rápidamente. Cîteaux se convertirá para siempre en un lugar de paz, un lugar en el que se llevan a cabo mediaciones y reconciliaciones.
1310
al Principio del siglo XIV, beneficiándose de la acción y del renombre de san Bernardo, la Abadía de Cîteaux está al frente de una Orden que cuenta con cerca de 500 casas. Grandes personajes se hacen monjes en Cîteaux, como Alain de Lille, un sabio del tiempo, que toma el vestido de converso. Cîteaux es en esta época uno de los grandes centros de la cristiandad. Durante este siglo empieza la construcción del gran monasterio. Cîteaux cuenta con diversos centenares de monjes y conversos. El renombre de la abadía va en aumento. Dos años más tarde, comprará el priorato de Gilly que posteriormente será residencia de los abades de Cîteaux.
En este tiempo el rey de Francia, Louis IX visita Cîteaux acompañado de su madre, Blanca de Castilla, de su esposa, la Reina, y de sus hermanos.
1398 Es la época de la guerra de los Cien Años. El monasterio es saqueado. Los monjes se refugian en Dijon.
1498 se construye la biblioteca. Por resultas de un legado, el castillo de Fontaine donde había nacido san Bernardo pasa a ser posesión de Cîteaux. Y al abad de Cîteaux se le reconoce como responsable de la Orden por un gran número de monasterios.
Pero entonces las guerras de religión arruinan Francia. La abadía experimenta tres pillajes sucesivos. Todos estos acontecimientos, junto con las presiones fiscales, afectan fuertemente la economía de la abadía. Para levantar las ruinas, los monjes tienen que vender algunas de sus propiedades, sin embargo, al principio del siglo XVI, Cîteaux cuenta todavía con 200 personas, entre monjes y sirvientes.

1598 En esta fecha, en Cîteaux, hay unos 70 monjes professos. El organo ejecutivo del Capítulo General queda establecido el año siguiente.
En el siglo XVII, a resultas del Concilio de Trento, hay una nueva alentada de renovación en la iglesia. Se crea una "Estrecha Observancia" (a la que llamamos la Trapa) que reagrupa algunos monasterios en torno a personalidades eminentes deseosas de encontrar el espíritu de los orígenes de Cîteaux y de san Bernardo, pero nuevos conflictos surgen. Es lo que se ha llamado la "Guerra de las Observancias". Por otra parte, la sede abacial se convirtió en una apuesta política: el cardenal Richelieu había continuado siendo 7 años abad comendatario de Cîteaux, aunque no obtuvo nunca confirmación de Roma, ni hizo nada para hacer salir la abadía de sus ruinas.
Uno de los abades de la "Estrecha Observancia", el célebre abad Rancé, se dedica a la reforma de su único monasterio: en la Trapa. Algunos monasterios de Francia siguen su ejemplo, pero la abadía de Cîteaux prefiere permanecer a distancia de estas corrientes reformadoras, y conservar la unidad del Orden cisterciense, al precio de una reforma moderada.
El "Siglo de las Luces" hace crecer en ciertas capas sociales, una hostilidad pronunciada en contra del monaquismo: se reprocha a los monjes su inutilidad. La Revolución precipita este movimiento de descrédito. Confiscada la abadía, es vendida en 1791 a especuladores que la saquearán y la desmantelaran para vender las piedras. De lo que queda se hace, de manera sucesiva, un castillo, una fábrica, y una colonia para niños, que continuará explotando incluso las piedras de la fundación de los antiguos edificios. Durante los tristes acontecimientos de la Revolución, 24 monjes procedentes de la Trapa, refugiados en la Valsainte, en Suiza, son obligados a intentar una aventura prodigiosa que los conduce hasta Rusia. Esta odisea asegura la continuidad de la vida cisterciense reformada, ya que desde la caída de Napoleón, son fundadas nuevas abadías .
1898
La abadía es comprada de nuevo, y monjes trapenses provenientes de diferentes monasterios vienen a repoblarla. Los comienzos son muy difíciles. De los antiguos edificios, sólo se han escapado de la destrucción completa: una parte de la biblioteca del siglo XV, la Sala Capitular del siglo XVII y el gran edificio del siglo XVIII, edificado por el arquitecto Lenoir, donde se alojan actualmente los monjes.
1998 El año del noveno Centenario de la fundación ve la reestructuración de la iglesia. El 21 de marzo, en la celebración del día del aniversario de la fundación de Cîteaux, esta iglesia ya renovada reúne más de 700 monjes y monjas de la Familia Cisterciense.


Actualmente

La Abadía de Cîteaux, vuelve a ser la Casa-Madre de la Familia Cisterciense, a través de una comunidad de "la Trapa", que cuenta aproximadamente con 35 miembros. Los hermanos que la forman vienen de horizontes diversos.
Para nosotros, la investigación se ha plasmado en el llamamiento de san Benito al principio de su Regla: "¿Quien es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices? He aquí, que en su ternura, el Señor nos indica el camino de la vida". Y añade: "Con el progreso de la vida monástica y de la fe, se ensancha el corazón y se corre por la vía de los mandamientos de Dios en la inefable dulzura del amor." Es esta regla que los fundadores de Cîteaux tienen como guía en su investigación de la felicidad. Se inspira directamente en la Palabra de Dios de la cual Cristo es la expresión. Una Regla que debida a su equilibrio todavía resulta actual.

La plegaria comunitaria.
El conjunto de los oficios del día y de la noche siguen globalmente los propuestos por san Benito. Al final de la noche, el oficio de Vigílias pone el corazón del monje en vela, a la espera del Señor, según el consejo de Jesús: "Velad y rogad". El tiempo que va entre las Vísperas y las Laudes es particularmente consagrado al silencio: Las actividades de la jornada se hacen también en un ambiente de silencio, favorable a la plegaria personal.
La jornada empieza por el oficio de Laudes, al levantarse el día. Laudes quiere decir "alabanza". Se alaba a Dios por su grandeza, para su belleza, por su amor. Las Laudes son seguidas entre semana por la misa concelebrada.

Después, a lo largo del día se rezan puntualmente las "horas menores": Tèrcia al principio de mañana, Sexta en medio de la jornada, Nona al principio de tarde, antes de devolver al trabajo ya iniciado por la mañana. Estos pequeños oficios crean un ritmo que favorece en el monje la memoria incesante de Dios en su vida más cotidiana. Después del trabajo, el oficio de las Vísperas reúne a los hermanos para una oración donde, en unión con los hombres y mujeres del mundo entero, presentan a Dios la jornada que se acaba con sus alegrías, sus tristezas y sus frutos.

El trabajo manual

Es factor de equilibrio. Permite desarrollar la personalidad, proveer al sostén de la comunidad y ayudar a otros que tienen necesidad. Los trabajos son diversos. La actividad principal del monasterio es la fabricación de un queso propio. Algunos se dedican más al trabajo manual, otros al estudio y a la formación, y otros a la acogida, rasgo importante de la Regla benedictina.
La vida cisterciense se desarrolla en un clima de silencio que favorece la plegaria en todas las actividades. La comunicación no es, con todo, ausente. Se expresa por el servicio mutuo, los detalles, las atenciones de los unos por los otros, y también en los intercambios comunitarios y la colaboración en el trabajo.
En la intimidad de su corazón, el monje se sabe en comunión, a través de la plegaria, con "el corazón de la Iglesia". También se sabe constantemente unido a sus hermanos del mundo que buscan a Dios, quizás de otra manera, o hasta sin saberlo, y de los que a menudo pasan por pruebas.

La escuela cisterciense.
San Bernardo entra en Cîteaux en 1113. Tres años más tarde, es enviado a la cabeza de los monjes que fundarán Clairvaux, en la Campaña, de la cual será el abad hasta su muerte, en 1153. En sus escritos se transparenta su experiencia íntima de Dios y por la influencia que tiene sobre sus contemporáneos, este santo es fuente de una verdadera escuela de espiritualidad. Esta espiritualidad bernardina, con sus notas propias, influyó en todo el resto de la espiritualidad, hasta el siglo XVII. El abad de Clairvaux marca tanto a su tiempo, que se lo ha podido llamar: "el siglo de sant Bernardo". Tres otros autores contemporáneos de san Bernardo son también señalados por la calidad de sus escritos. Dom Anselme Le Bail ha hablado de los "cuatro evangelistas de Cîteaux": San Bernardo, Elred de Rievaulx, Guillem de saint-Thierry admirador y amigo de Bernardo, y Guerric d'Igny. Estos cuatro autores no son los únicos que forman lo que se puede llamar "la Escuela cisterciense", podríamos citar también otros, entre los que hay que destacar 2 monjas: Beatriz de Nazareth (1200-1268) y Gertrudis de Helfta (1256-1302) que aportaron su nota propia a la experiencia de sus hermanos.

Diversos rasgos caracterizan a estos diferentes autores cistercienses y hacen que se pueda hablar de una escuela de espiritualidad. Un rasgo les es común: a través de sus obras aparece la relación cotidiana con la Escritura Santa. Sus escritos son mayoritariamente un tejido de citaciones explícitas o implícitas de ella.
1- Por otro lado no todos tienen una doctrina espiritual idéntica, pero en todos hay cuatro grandes temas que, con acentos diferentes, marcan la tónica: Una enseñanza sobre la persona humana y sus capacidades. Los Cistercienses de las primeras generaciones han meditado muy particularmente sobre el tema bíblico: el hombre creado a imagen y semejanza de Dios. Por el pecado, esta semblanza ha sido desfigurada, sin embargo permanece siempre en el fondo del corazón de cada uno. Dios no abandona a la persona en este estado, sino que sin dejar de buscarla, reforma en ella su imagen de Hijo de Dios. La Imagen perfecta del Padre, se hace hombre para hacer cuerpo con la humanidad y restaurar en nosotros la semejanza divina. Por eso una ascesis y una conversión continua tendrán como función liberar a la persona de su tendencia al pecado y restaurar su semejanza original con Dios. Por el hecho que el Hijo de Dios se ha hecho hombre para estar con nosotros, el misterio de la Encarnación ocupa el lugar central en la espiritualidad cisterciense.
2- También los Padres cistercienses han comentado largamente los misterios de la vida de Cristo a lo largo del año litúrgico. La humanidad de Cristo es el signo y el misterio de la Presencia divina. Es el gran mediador entre Dios y la persona humana, el modelo a imitar. El "Cristo terrenal" es la vía que conduce al amor del "Cristo Verbo" de Dios.
3- Con todo eso se comprende el lugar que ocupa la Madre de Dios en la espiritualidad de los cistercienses, ella que ha engendrado a Cristo, Hijo de Dios, que nos la ha dado como Madre nuestra.
4 - La experiencia de Dios es el resultado de este camino hacia la búsqueda de Dios. Cada uno de estos autores ha experimentado la acción de Dios en él; intenta expresar esta experiencia personal y ayudar y preparar los demás a desearla. Experiencia de Dios que ocurre en la oscuridad de la fe, y que está estrechamente vinculada a la caridad. Estos autores la describen de maneras diversas: unión espiritual con Dios, paz y descanso en Dios, "shàbat", alegría en Dios y contemplación. Aquello que han experimentado en su época, en lo más profundo de su corazón, supera los límites del tiempo y del espacio. Por eso también nosotros nos podemos poner a la escucha de Dios y sacar provecho. Este patrimonio de la familia cisterciense está a disposición de todos.
A éstos primeros autores cistercienses se los llama los "Padres de Cîteaux", cómo se habla de los "Padres de la Iglesia" a propósito de aquéllos que han formado el pensamiento de la Iglesia durante los ocho primeros siglos de su historia.

Itinerario hacia el monasterio de "La Pierre quien vire"

El camino hasta la abadía benedictina de "La Pierre quien vire" en el seno de los bosques de Morvan, más que largo, resulta complicado por la mala indicación de las carreteras, pero finalmente nos encontramos delante de la gran abadía. Uno de los padres hospederos nos espera en la entrada y nos lleva, antes de todo, al lugar donde tienen la "piedra que rueda" según una leyenda muy antigua, y que ahora han convertido en un lugar de culto a la Madre de Dios. Cantamos "Vuestro altar oloroso", la canción, preciosa, que Pau Casals compuso para la Virgen de Montserrat, sintiendo "la mirada serena de la Madre, que guarda nuestra vida".
Seguidamente nos instalamos en Betània, una de las varias hospederías que tienen. Ésta con cocina propia para prepararte tú mismo las comidas. Después de cenar vamos a rezar las Completas con la numerosa comunidad y muchos huéspedes. El ambiente silencioso del final del día se hace notar, también entre los seglares que se hospedan fuera de la clausura.

Sábado 19 Abbaye Sainte Marie de la Pierre-qui-Vire (monjes benedictinos)

Eucaristía

Mt.12,14-21: Aquí tenéis mi Siervo, el escogido. Pondré en Él mi Espíritu. No disputará, ni gritará. No romperá la caña resquebrajada, ni apagará el pabilo que humea. Las naciones esperarán en él
Miq. 2,1-5 : Ay de los que planean el daño y roban. Quedarán expoliados. No tendrán quien les dé una heredad

El profeta Miquees nos da la visión humana del Dios del Antiguo Testamento que amenaza y castiga. Pero tú, Jesús, eres el escogido que ruega para que el Espíritu nos comunique el Dios de la misericordia, que no disputa con la generación mala, ni rompe las cañas débiles que están a punto de partirse. Tú, Jesús, nos comunicas el Espíritu NUEVO en quien podemos confiar. Gracias, Jesús, por el don de todo lo que nos comunicas estos días y siempre, a través de la naturaleza y de las personas.
Si Tú no nos hubieras dado tu Espíritu, realmente nosotros habríamos podido adivinar tanta Vida y tanta Gracia que estamos recibiendo constantemente. Sobre todo hoy a través del Abad Luke de la Pierre qui Vire, y de los monjes de la comunidad. Nos espera realmente una sorpresa nunca imaginada.

Visita al monasterio de La Pierre qui Vire

Como sabemos que un monje cada día prepara la Eucaristía con un grupo de huéspedes, nos sumamos a ellos. Es un monje ya mayor, que comenta los textos bíblicos del día con una veintena de personas. Dándonos la bienvenida, acto seguido se interesan por nosotras, con ganas que añadamos nuestros comentarios. Comentando el fragmento del evangelio, el monje recuerda que Jesús: "No grita por las plazas", peleándose con los poderosos, pero grita delante de la tumba de Lázaro en el momento de la resurrección, y grita en la Cruz al morir. El Hombre Jesús no disputa con los hombres, sino con el mal que domina en el mundo. Todos estamos de acuerdo en qué si Jesús no nos hubiera revelado la ternura de Dios delante de los débiles, "los pabilos que humean", cierto que nosotros no nos lo habríamos podido inventar.

La Eucaristía empieza a las 9,15, después que el abad hace una señal con una especie de cuenca metálica, que hace un sonido muy exótico. Impone ver a los 80 monjes, entre jóvenes y mayores, rodeando el altar. La iglesia está llena hasta los topes, todo el mundo sumergido en un silencio monástico difícil de explicar. Aunque la decoración moderna de la iglesia a mí no me resulta especialmente bonita, el ambiente que se crea es cautivador de verdad.

Por nuestro pensamiento pasan al abad Denis Houerre, el abad Tierry, el Padre de Vogüe y tantos otros monjes de esta comunidad que con sus escritos han dado una doctrina monástica muy sólida a la Orden benedictina. Para no hablar de los 80 o 90 títulos de la colección de arte románico (incluido el catalán) que editaron durante tanto tiempo. Quizás este monasterio es uno de los que ha divulgado más la cultura y espiritualidad monásticas. Y eso se palpa en su plegaria.

Saliendo de misa el joven monje responsable de atender a los huéspedes nos hace visitar la más nueva y grande de las hospederías que tienen, al estilo de un hotel de 5 estrellas. A nosotras nos llama la atención una escalera con una barandilla de madera bellamente trabajada, cuyas reproducciones desde hace años nos habían inspirado creaciones de estilo "neo-románico". La biblioteca de los huéspedes es grande, y el oratorio invita intensamente a la plegaria silenciosa. La verdad es que todo el complejo de edificaciones monásticas, contiene muchos oratorios para quien quiera encontrarse con Dios, o para los diferentes grupos que deseen rogar reunidos en pequeñas comunidades.

A la plegaria del mediodía añaden plegarias espontáneas, a menudo manifestando la comunión universal, y al final, en pie, escuchan en silencio las campanadas del "Ángelus" que suenan pausadamente.
Después de comer hemos concertado una visita con el P. Abat. Es un hombre joven y pausado. Su mirada te penetra, como pasa con los hombres y mujeres de Dios. En el coloquio insiste en la escucha espiritual que hay que practicar, sobre todo cuando eres joven, ya que cuando te haces mayor, no solamente te atrapa la sordera material, sino que a menudo va unida a la sordera del espíritu, y te resulta difícil estar atento a lo que pasa a tu alrededor. Sobre todo escuchar la lectura que siempre pide un esfuerzo. La liturgia, con sus ritmos, ya te toma fácilmente, y cuesta menos esfuerzo dejarte llevar, pero la lectura si no te la haces tú, nadie te ayuda. Para acabar recitamos juntos el Padrenuestro.

Después de la conversación, nos hizo visitar el refectorio, los claustros y el jardín de Ios monjes, además de las 4 preciosas criptas, reliquia de los altares que los 200 monjes necesitaban, antes del Concilio, para decir las Misas en particular. Antes de despedirnos, nos hace una invitación completamente inesperada: ir a la reunión comunitaria de aquella noche, justo antes de rezar las Completas. Propuesta que aceptamos con sorpresa y agradecimiento.

Entonces vamos a la tienda donde, entre otras cosas compramos una cruz de barro, sencilla, pero muy bonita. Y miramos un audiovisual de la vida de los monjes, que, como todos los otros que hemos visto, está muy bien hecho, y es muy bonito.

Las Vísperas de los sábados son especiales: los monjes usan cogullas blancas significado la resurrección de Cristo, y empiezan con la iglesia medio iluminada para cantar el Lucernario, llenando el altar de incienso. Uno ritos que evoca de forma cercana la Pascua dominical.

La ida a la reunión comunitaria por la noche, nos tiene un poco a la expectativa. ¿Nos encontraremos encogidas?
El Padre abad empieza por presentarnos como monjas de Sant Benet de Montserrat, y da el motivo de nuestro paso por allí: nuestras Bodas de oro y de plata, y empieza el encuentro dando algunas noticias de orden interno de la comunidad. Después nos invita a tomar la palabra.
Unos ochenta de monjes con la cogulla negra puesta, parando la oreja muy disciplinados, ya que era la primera vez que unas monjas participaban de su reunión, nos intimida, pero rompiendo el hielo empiezo por decir que deseo hacerles una "declaración amorosa". Ni que decir tiene que el anuncio es recibido con carcajadas.
Les comento que aunque para la mayoría de ellos somos unas desconocidas, en realidad nosotras hace tiempo que los amamos a causa del contacto con algunos de sus abades, y sobre todo de la doctrina de sus publicaciones que nos ha acompañado en el crecimiento monástico. Nuestra hermana Rosario de Alemany tradujo los comentarios a la Regla de San Benito del abad Denis, muy apreciados por nuestra comunidad.

Les hablo después del trabajo de cerámica y de nuestra página web. Y el P. Abat les enseña el pequeño obsequio que les hemos llevado. Muy sencillo, pero hecho expreso y con mucha devoción.
También explicamos que hemos preparado con mucho interés la historia  los monasterios que forman el recorrido de este viaje, y que eso nos ha ayudado a vivirlo con más intensidad. Aparte de las "sorpresas" que Dios nos prepara diariamente. Sorpresas, como la de aquel momento.

Abadía de La Pierre quien Vire (monjes benedictinos)
para ver las 26 fotos pulsad la imagen

Historia de la Abbaye de Sainte Marie de la Pierre-qui-Vire (monjes benedictinos)
"Al fin de los tiempos se dibuja el paisaje de nuestras vidas. Es así como ha sido elaborado nuestro monasterio para cada uno de los monjes, por los encuentros con los grupos que vienen, y muy modificado por el día a día que transcurre.
Un día hemos abierto la puerta al que ha dicho: «Hace falta que venga a permanecer en tu casa», y nuestra vida ha recibido su presencia. Que tu visita de hoy pueda tomar el nombre de encuentro, de la que cada uno reciba lo mejor, bajo la mirada de Dios."
Con estas palabras definen el acogimiento a los que se acercan a su monasterio los monjes de La Pierre-qui-Vire


el monasterio
El nombre del monasterio "La Pierre-qui-Vire" viene de un gran bloque granítico esculpido por la erosión, dicho el "el dolmen", situado cerca de la puerta de entrada. La piedra superior fue bendecida por Padre Muard en
1853 para poner la estatua de "Sainte-Marie de la Pirre-qui-Vire".
El monasterio de la Pierre-qui-Vire fue fundado en 1850 por el Padre Jean-Baptiste Muard (1809-1854), sacerdote de la diócesis de Sin. Deseoso de fundar una comunidad religiosa, descubre la Regla de san Benito cuándo realiza un viaje a Subiaco (Italia). Se siente atrapado por el equilibrio de vida que propone la Regla entre trabajo y plegaria, y vuelve a Francia con sus
dos primeros compañeros. Hace su noviciado monástico en la Trapa de Aiguebelle y en 1850, instala su comunidad naciente en los bosques de Morvan, en el sur del Yonne, en el lugar llamado "La Pierre-qui-Vire". El Padre Muard muere el 19 de junio de 1854, a la edad de 45 años.

Una veintena de hermanos formaban la comunidad en aquellos momentos en que se vive una rápida expansión. Obligada a exiliarse en 1880, cuando después quieren retornar, no pueden recuperar su monasterio hasta el año 1921, cuando ya no quedaba nada.
"La Pierre-qui-Vire" ha dado a luz numerosos monasterios tanto en Francia como en el extranjero (Estados Unidos, Inglaterra, Vietnam, Madagascar, Congo).
Cuando Padre Muard escoge el lugar llamado "La Pierre-qui-Vire" para instalar su fundación, no encuentra más que el bosque. Los hermanos tienen que llevar a cabo la construcción del monasterio. Desde hace un siglo y medio, con cortes más o menos largos, los monjes han intentado regularmente campañas de ampliación y de renovación de los edificios.

La Iglesia
Consagrada en 1871, fue muy renovada en 1992 para aumentar la capacidad de acogida. La comunidad se reúne siete veces por día para celebrar lo que san Benito dice
el Oficio Divino.
Está abierta a todo el mundo. Todos los oficios son cantados en francés. Es en la iglesia, y en la liturgia, que se vive principalmente el encuentro entre la comunidad y los huéspedes.
Las criptas
Bajo la iglesia, las criptas son un lugar de silencio y de recogimiento. En una de ellas se encuentra la tumba de Padre Muard, el fundador.
El claustro
Es al mismo tiempo lugar de paso y de meditación, pero siempre lugar de silencio y recogimiento. El claustro actual está formado de una parte antigua (1871) y otra más reciente (1992).
La sala capitular
La comunidad se encuentra allí cada mañana para escuchar las palabras del Padre Abat, comentando un capítulo de la Regla de san Benito. También en el capítulo se toman las grandes decisiones de la vida comunitaria: elección de un nuevo abad, admisión de un hermano a pronunciar sus votos, trabajos importantes... etc.
La celda
Cada hermano dispone de una celda, nombre tradicional de la habitación del monje, donde duerme o estudia. Es también lugar de plegaria más personal. Aquí hacemos la "lectio" por la mañana, y nos podemos retirar durante los tiempos libres. La celda es el lugar donde nos encontramos nosotros mismos bajo la mirada de Dios. Es un lugar de combate espiritual y de conversión.
La biblioteca
Consta aproximadamente de 100.000 volúmenes. Principalmente para nuestro uso, sin embargo, si se da el caso, acogemos a investigadores o estudiantes extranjeros, cuando nos lo piden. Hay seis fondos principales: Sagrada Escritura, patrística (escritos cristianos de los primeros siglos), filosofía, teología y espiritualidad, monaquismo, y un fondo importante de literatura, artes y ciencias humanas. Esta biblioteca nos ofrece la oportunidad de profundizar nuestra fe por medio de la lectura de autores cristianos o no.
El bosque
En medio de los bosques del Morvan, el monasterio disfruta de una gran calma al margen de los ruidos que invaden la vida de nuestros contemporáneos. Podemos pasearnos y aprovechar la belleza del lugar. Al mismo tiempo que motivo de plegaria, nos proporciona también la belleza y la paz que podemos compartir.
El trabajo en el monasterio
Trabajamos para ganarnos la vida. Pero hemos hecho la elección de un horario de trabajo reducido (5 horas por día) para darnos tiempo por el oficio divino y la lectio. El dinero que ganamos nos permite ayudar a los más desprovistos.
Con el trabajo cada hermano se pone al servicio de la comunidad. Unos se dedican a tareas internas (cocina, mantenimiento de la casa, biblioteca, enfermería, contabilidad ...) Otros trabajos aseguran la financiación del monasterio como: Ediciones Zodíaco, taller de barro y de porcelana, fábrica hidroeléctrica, llibreria...etc. El monasterio dispone también de una granja en la cual, ya hace treinta años, la comunidad ha hecho la elección de una agricultura biológica. Actualmente esta granja está administrada por laicos, y dispone de una quesería según las normas europeas. Produce quesos elaborados a partir de la leche de nuestras manadas de vacas y de cabras.
Los sábados, domingos y días de fiesta, disponemos de más tiempo para la plegaria, la meditación y los encuentros fraternales.
Nuestra vida está organizada por el horario cotidiano, pero está también muy marcada por los diferentes tiempos litúrgicos a lo largo del año. No hacemos vacaciones, en el sentido común del término, pero disponemos cada mes de un día de soledad y nos podemos retirar una semana al año para reflexionar.

Domingo 20, San Benito sur-Loire

Eucaristía del Domingo XVl durante el año

Sab. 12,13-8. Tu, Señor, tratas a todo el mundo con consideración. Eres moderado en las sentencias. Los justos tienen que ser, como Tu, humanos con los demás. A todos das ocasión de arrepentirse.
Rom. 8,26-27. El Espíritu, intercede con gemidos que no se pueden expresar. La pasión del Espíritu es interceder por el pueblo santo.
Mt.13,24-43 (Sigue el sermón de las parábolas) Los campos del mundo tienen buena semilla y cizaña, y hace falta que los dejemos crecer juntos. El último día la cizaña será echada al fuego y los justos resplandecerán en Dios. El Reino es como un grano de mostaza, que siendo tan pequeño se hace un gran árbol. O como una levadura que hace fermentar toda la masa. Jesús expone en parábolas las "cosas que eran secretas desde la creación".

Señor, en San Benito sur Loire, entre aquellas espléndidas edificaciones he comprendido que en todos los campos de la vida hay buena semilla y cizaña. A pesar de vivir en un lugar privilegiado, también se nota la presencia de la cizaña. Vivir guardando el sepulcro de S. Benito, rodeado de unas piedras milenarias llenas de misterio para los benedictinos, no priva de sentir que en la vida hay trigo y cizaña. Más bien constatar eso es una invitación a hacer crecer el grano de mostaza y la levadura, a fin de que esta vieja cepa de los benedictinos sea un gran árbol. Trigo y cizaña, Señor, forman parte de cada vida y de cada situación. El Espíritu nos lo explica con palabras que no se pueden expresar, pero que sentimos vivas en nuestro interior.
Estas bellísimas y entrañables construcciones nos hablan de "ser humanos con todo el mundo".
La primera visita es para la cripta donde la tradición dice que se guardan las reliquias del cuerpo de S. Benito. Realmente es un lugar recogido, donde se respira deseo de plegaria. Hay gente arrodillada delante del arca que contiene los restos del cuerpo. La oscuridad producida por las anchas columnas románicas, las lámparas quemando, llenan de "misterio" este lugar tan sagrado para nosotros.

La comunidad, formada por 35 monjes, comparte la Eucaristía con una multitud de fieles que llenan la iglesia. Dicen que a lo bueno y mejor de la burguesía francesa le gusta la Liturgia celebrada entre estas piedras venerables.
Saliendo vamos a saludar al Padre Lin, que acto seguido nos invita a comer en la hospedería.

La visita con un guía tan excelente resulta magnífica.
El P. Lin, es un gran especialista en los Padres de la Iglesia, y empieza regalándonos una cita de S. Agustín: "Té ipsum tibi reddam, quando té mihi reddidero," "Yo te doy a ti mismo, cuando tú te das a Mi". Que es como decir: serás tú cuando seas Mío. Contigo, Señor, sabemos que nos convertiremos en buena semilla, a pesar de que tengamos mucha cizaña dentro de nosotros.

Empezamos la visita contemplando el atrio en forma de torre delante de la puerta de la iglesia, con los capiteles miniados, que da una magnificencia única al románico de S. Benito sur Loire. Nos dice que nos encontramos en la época del Abad Oliva. El mosaico del suelo del presbiterio de la magnífica iglesia es carolingio, y también el de un altar lateral (sVIII). La sillería del Coro es del s XVIII, y la barandilla del presbiterio es donación del Cardenal Richelieu, que fue abad comendatario.
Nos hace volver a la Cripta, pero esta vez abre las luces adecuadas para contemplar mejor el arca con los despojos de S. Benito, invitándonos a unos momentos de plegaria silenciosa. Realmente impresionante.
Yo deseaba ver el Pantocrator de la Portada lateral, y a pesar de que no está muy bién conservado, disfrutamos ante la serenidad de esta imagen.

Monasterio de S. Benito Sur Loire (monjes benedictinos)
para ver las 190 fotos pulsad la imagen

Historia del Monasterio de Saint Benoït-Sur-Loire
Los primeros datos conocidos sobre el monasterio benedictino de Saint Benoît-sur-Loire, situado en una colina cerca del río Loire, fechan del 630 (poco antes de la muerte de S. Benito, ocurrida en Montcasino, Italia).
Al principio de este siglo VII, dos comunidades religiosas se instalan cerca del Loire, en el territorio de Fleury. Una, bajo el patrocinio de la Virgen, la otra bajo el de San Pedro. Las dos se rigen por la regla de S. Columbano, que después es sustituida por la regla benedictina. Las dos comunidades se acaban fusionando.

En el año 670, cuándo los bárbaros asolan Italia y el mismo Montecassino, el abad de Fleury para que las reliquias del cuerpo del Santo de Norcia no se pierdan en medio de aquella «barbarie», se las lleva a su monasterio de Francia. Entonces este cenobio cambia la titularidad llamándose de «S. Benito sur Loire». La llegada de las reliquias permite un esplendor mantenido por Teodulfo, obispo de Orleans, que crea aquí dos escuelas monásticas.
Se dice que con el fin de darle culto, los monjes de Fleury construyeron una iglesia digna del santo. Esta obra artística es realizada en los siglos XI y XII. La comunidad de este lugar continúa pensando que los restos de San Benito permanecen todavía en este santo lugar, a pesar de en Montecasino se veneran otros. De hecho el traslado de las reliquias es el motivo decorativo de diversos capiteles antiguos.
Las invasiones normandas interrumpen este impulso, en el siglo IX, antes de otro renacimiento en el siglo X. En esta fecha, una reforma de la abadía es emprendida por Ot de Cluny. La abadía conoce su pleno despliegue bajo el abadiazgo de San Abbon (988-1004) y de Gauzlin (1004-1030). Deviene entonces un centro literario, y se beneficia de una carta de exención.
En 1026, un incendio destruye los edificios monásticos. Pero son inmediatamente reconstruidos. En la misma época, se empieza la edificación de la torre-porche. En 1067 empieza la construcción de la basílica, el altar de la cual  es consagrado en 1108. Se acaba en 1218.
En 1486, la abadía pasa bajo el régimen de la comenda. Ocurren entonces las guerras de religión que afectan a su funcionamiento y la degradan. El abad Ot de Châtillon Coligny, hermano del almirante, se convierte al protestantismo y permite el pillaje del monasterio. Las obras de la biblioteca son vendidas y son esparcida por Europa, el tesoro desaparece. En 1627, la Congregación de San Mauro se hace cargo de la abadía. Un nuevo monasterio es construido en el siglo XVIII. Pero con la Revolución los edificios monásticos son destruidos.
En 1865, los hermanos de la Piere-qui-Vire hacen revivir este monasterio, aunque, en respuesta a la ley sobre las Congregaciones, la comunidad escoge exiliarse. No vuelven hasta 1920, comprando entonces de nuevo  los terrenos próximos a la basílica. La vida monástica se recupera en 1944 y el monasterio es entonces restaurado. Máximo Jacob, antes de ser detenido por la Gestapo, había escogido S. Benoît- sur-Loire para retirarse.

Sant Benoît-sur-Loire es visitado anualmente por miles de peregrinos con el fin de admirar la belleza artística del lugar y para rogar en la cripta románica de comienzos del s. XI donde se dice reposan los restos de San Benito.
La vida monástica rehecha en el siglo XIX, forma una comunidad de plegaria, trabajo y acogimiento activo de peregrinos y visitantes, como lo fue en sus orígenes. Actualmente esta comunidad consta de una cuarentena de monjes.

Los edificios
La cripta, situada justo en medio del corazón de la construcción, contiene el relicario con las reliquias del santo patrón del lugar, San Benito. Dicen que éstas serían depositadas en este lugar de culto, cuando se consagró el altar mayor, el año 1108.
La imponente torre delante de la entrada de la iglesia, es toda una fortaleza y el número de pilares que la componen hacen ver la ambición de este proyecto.
La arquitectura de esta torre evoca la Jerusalén celestial descrita por san Juan en el Ap, 21 "Su longitud es igual a la anchura ... Tres de las puertas miran a levante, tres al norte, tres al sur y tres a ponente ... Sus puertas no se cerrarán en todo el día, porque allí de noches no habrá."
El coro consta de dos santuarios a diferentes niveles, el más próximo por la majestuosidad, armonía y nobleza, recuerda las grandes basílicas romanas. Detrás del altar mayor está el muro de las confesiones que separa la iglesia de la cripta de las relíquias.
La nave central, de más sobriedad que el santuario, románica en las partes más bajas, es cubierta por una vuelta gótica. El arco del crucero descansa sobre capiteles románicos.
El paso de un estilo al otro es armonioso. Cristo, Maestro, domina y preside rodeado de los cuatro evangelistas y sus símbolos.

Itinerario hacia Taizé

Dejamos el lugar con nostalgia, pero con el corazón lleno de emociones, para encaminarnos al Carmelo de Mazille, cerca de Taizé, donde las hermanas carmelitas ya nos esperan. En realidad llegamos más tarde de la cuenta, ya que no solamente supone hacer muchos kilòmetres, sino que encontrar el Carmelo es un rompecabezas. Entre los muchos visitantes, comemos un poco y nos retiramos a nuestras minúsculas habitaciones.

El día siguiente, después de compartir la Plegaria con la comunidad de carmelitas (la mayoría jóvenes) nos marchamos hacia Taizé.

Lunes 21 Taizé

Eucaristía

Mt 12,38-42. Mateo nos dice que esta generación mala pide una señal y sólo se le dará el de Jonàs: la resurrección después de tres noches en el corazón de la tierra.
Miq. 6,1-4 6-8 El fragmento del profeta es el que decimos en los Improperios del viernes santo " ¿Pueblo mío, que te he hecho? Yo que te saqué de Egipto". Por eso nos preguntamos: ¿Qué ofreceremos al Señor? Y Dios nos responde: "justicia, bondad, y andar humildemente delante suyo".

Hoy viviremos realmente la RESURRECCIÓN en Taizé. Un lugar que nos invita a la justicia, la bondad, y a andar humildemente al lado de tantos otros hermanos y hermanas que allí peregrinan.

Estancia en Taizé

La primera impresión, es la de un inmenso caos donde cada uno se busca el entorno adecuado. Grandes explanadas llenas de tiendas de campaña, y estacionamientos llenos de autocares. Mucha juventud y animación.

Después de pasar por la casa de acogida y situarnos en los propios apartamentos, vamos a mirar la tienda donde nos encontramos con el Hno. Emmanuel, un joven maestro de novícios muy agradable. Concertamos una visita con el Hno. Daniel, que es el artista de la cerámica, para aquella tarde.

Después me voy a la iglesia donde quiero estar sola:
Senyor, te siento muy próximo. Tú eres más que Jonàs, más que Salomon, Tú eres la Vida y la Resurrección. Tú eres UNIVERSAL. Jesús, Tú eres el que mueve los corazones, cómo pedía el profeta Miquees. Nuestro camino, nuestra respuesta es "la justicia, y la bondad". Lo siento al vivo aquí en Taizé, entre esta juventud que te busca con el corazón, y hasta quizás sin saberlo. Estoy cerca del pequeño icono que te representa Resucitado con Maria Magdalena. Mañana justamente será la fiesta de Maria de Magdala. Ya en el monasterio, preparando el viaje, se me hizo presente Tu encuentro con ella. Ahora se hace real. Es como tu respuesta al deseo de este viaje. Tú y yo nos encontramos como cuando miro el Buen Pastor y Maria, en el claustro de casa. Tú y yo, ahora, aquí, en un momento muy esperado, inolvidable.

En las 12'30 hay la plegaria del mediodía. Cuatro cantos repetitivos, lentos, meditados, acompañan algunos textos leídos con unción. Todo muy meditativo, calando dentro del corazón. Finalmente plegarias por la paz. Aquí se toca en cierta manera la Trascendencia y la Humanidad. Nos sentimos JUNTOS, Senyor, a tu lado.

Después de comer vamos a ver al Hermano Daniel que trabaja en la cerámica con el Hermano Ludovico. La visita se convierte en un encuentro muy simpático. Nos reciben en su taller de artistas. Unos pequeños cuartitos llenos de pinturas, de piezas empolvadas, y de hornos. El H. Daniel, ya anciano es de los fundadores de Taizé, y al principio trabajó con nuestro ceramista Llorenç Artigues, que yo tuve de profesor en la Escuela Massana de Barcelona. Poco a poco vamos trabando amistad hasta que el joven Ludovico se va a buscar la máquina de retratar para mantener el recuerdo del encuentro. Y lo más interesante es que acaba explicándonos los "secretos" para obtener los efectos típicos de la cerámica que él hace, y que evidentemente nosotras no imitaremos. No hay que decir que los hemos invitado a venir a nuestro monasterio, pero el H. Daniel dice que no tiene ánimos. Ludovic dice que si puede un día vendrá.

Ellos mismos nos acompañan al taller del monasterio donde, con más o menos regularidad trabajan todos los monjes. En aquel momento hay unos15, cada uno haciendo su tarea. Lo tienen muy industrializado. Para cocer las piezas las ponen en unos grandes carros que ya hacen de base del horno. Ellos mismos se hacen el barro y los esmaltes.
Nos regalan unas piezas con imperfecciones. Como en todas partes, tienen montañas de desperdicios a causa de pequeños desperfectos. Gangas del oficio.

Más tarde vamos a Cluny que está muy cerca. Otro hito también importante en nuestro peregrinaje.

Visita a la Abadía de Cluny

El lugar que ocupaba la abadía es inmenso. Hoy lo componen diversas calles y edificios. Atravesar por estos espacios hace sentir un aliento monástico que cala por dentro, lleno de la historia de nuestras raíces. De la iglesia sólo queda el campanario románico, majestuoso, que, en este momento está en obras. También se visita un claustro del Renacimiento, una capilla, y se ve el exterior del palacio del Abad, de un gótico flamigero.
Más que decepción sentimos desconcierto ante unos restos tan escasos, al lado de lo que debería ser Cluny en tiempo de los 5 abades que fueron santos (San Ot, San Maiol, San Odilón, San Hugo y Pedro el venerable).
Pero antes de marcharnos nos invitan a ver un audiovisual en 3 dimensiones, impresionante. Se ha reproducido virtualmente la iglesia, por donde virtualmente puedes pasear, escuchando las músicas gregorianas del tiempo. Dios también hoy nos ha querido sorprender.

Monasterio de Cluny (antes monjes benedictinos)
para ver las 42 fotos pulsad la imagen

Historia de la abadía de Cluny
La abadía fue fundada en 910 en una reserva forestal de caza, en la zona de lo que más tarde sería un municipio, cuando Guillermo I de Aquitania, conde de Auvernia, instaló el abad Bernón de Baume, y puso la abadía bajo la autoridad inmediata del Papa Sergio III. El abadía y su constelación de dependèncias se convirtieron pronto en el ejemplo del tipo de vida religiosa del siglo XI. El pueblo creció en torno al cenobio.
La orden benedictina fue clave en la estabilidad conseguida por la sociedad europea de aquel tiempo, y en parte debido a la adhesión a la reforma contra la investidura a los cargos eclesiásticos (investir a laicos como obispos, abades...), la simonía (compra del oficio clerical) y la clerogamia (incumplimiento del celibato entre los clérigos y monjes). . Una sucesión de abades competentes y santos, serían figuras relevantes en el terreno internacional. Así Cluny se convirtió en el más prestigioso monasterio de Europa. Formando federaciones, llega a tener 2.000 monasterios federados, con centenares de monjes adscritos, de los cuales el abad de Cluny era el superior.
El monasterio fue saqueado por una turba de revolucionarios en 1790.

Organización
El monasterio de Cluny se diferenciaba en tres aspectos del resto de casas de la orden: en la organización de su estructura, en la prohibición de alquilar las tierras a segundos según el uso feudal, y al considerar la liturgia como principal forma de trabajo. Mientras la mayoría de monasterios benedictinos eran autónomos y asociados sólo de manera informal, Cluny creó una extensa orden federada subordinada al abad de Cluny.

Las costumbres de Cluny representan también el impulso del ideal del monasterio benedictino como una unidad autosuficiente en su producción agrícola, similar a las explotaciones agrícolas contemporáneas, que se instalaban en las partes más romanizadas de Europa y en los feudos, donde cada miembro ejercía un trabajo físico además de dedicarse a la oración. San Benito de Aniana, el "segundo Benito", era consciente que los monjes negros (benedictinos) no podían seguir alimentándose a sí mismos simplemente con el trabajo físico. En 817 para gobernar los monasterios carolingios hacía falta la ayuda de Luís el Pío. Cluny, en cambio, acordó ofrecer "plegarias perpètuas" (laus perennis), a sus benefactores, significando eso que también la plegaria era una tarea a realizar.

Las artes
En Cluny, las artes estaban centradas en la liturgia, extensa y bella en un entorno inspirador, que reflejaba el sentimiento de piedad propio del siglo XI. La intercesión monástica parecía indispensable para conseguir un estado de gracia, y los gobernantes competian para ser recordados en las inacabables oraciones de Cluny, cosa que por otra parte aseguraba el mantenimiento del monasterio, y ofrecía la posibilidad de la creación artística en otros campos.
El rápido crecimiento de la comunidad de Cluny necesitaba edificios cada vez mayores. Las construcciones de Cluny afectaron profundamente las prácticas arquitectónicas del occidente europeo desde el s X al XII. Las tres iglesias sucesives son llamadas convencionalmente Cluny I, Cluny II y Cluny III. Al construir la tercera y definitiva iglesia de Cluny, el monasterio consiguió también el edificio mayor de Europa, antes de la reconstrucción de la Basílica de San Pedro de Roma en el s XVI.

La campaña de construcción de Cluny III fue financiada por el censo anual establecido por Fernando I de Castilla - León, en 1053 y en 1065. La suma se fijó en 1.000 monedas de oro para Fernando, cantidad doblada por Alfonso VI en 1090. Para Cluny, esta cantidad representaba la anualidad mayor, nunca recibida por una orden religiosa y nunca más superada. El censo del rey Alfonso permitió al abad Hugo (muere en 1109) hacer la construcción de la gigantesca tercera esgésia del abadía. Cuando esta fuente se cerró, se generó una crisis financiera que afectó económicamente en Cluny durante los mandatos de los abades Pons (1109-1125) y Pedro el Venerable (1122-1156). En Cluny, el oro dado servía para dar publicidad a los nuevos ricos cristianos de España, y colocó por primera vez éste país en la órbita europea.

Retorno en Taizé

Volviendo por fin a Taizé, nos unimos a la multitud para la Plegaria de la noche a las 8 de la tarde.
El hecho de girarse toda la assamblea de cara al libro, a veces incluso dando completamente la espalda al altar, a la hora de la lectura de la Escritura, hace sentir al vivo la importancia que tiene. Los salmos y cantos repetitivos van calando corazón adentro, hasta que los momentos de SILENCIO parece que te hagan tocar a Dios. Al final ponen la cruz en medio de la Iglesia y los jóvenes se acercan para quedarse en adoración, hasta entrada la noche.

Saliendo de la celebración, Dios nos ha preparado otra sorpresa. El hermano Pedro de Taizé, hijo de Barcelona, nos detiene para saludarnos. Por fin nos ha encontrado. Sabía que había en Taizé unas monjas de Montserrat y quería saludarnos. Él, junto con la Glòria, una chica también de Barcelona, desde ahora se convertirán nuestros ángeles más cercanos.

Martes 22- Taizé. Santa Magdalena

Eucaristía

Jn. 20, 11-18 María va al sepulcro cuando todavía era oscuro. Se queda llorando. Se han llevado a mi Señor ... ¡Maria! ¡Rabuni!
Cántico 3,1-4 Busco al que ama mi alma. Lo llamo. Lo he encontrado. Lo he cogido, y no lo soltaré.

Providencialmente en las 7,30 de la mañana, en una de las criptas encontramos una Eucaristía católica. Dicen los textos propios de Sta. Maria Magdalena. Los que yo me había preparado para este día, antes de empezar el viaje. El Jesús de Taizé, para mí, toma cuerpo en el encuentro con la Magdalena en el jardín de la resurrección. El encuentro con Él, a pesar de ser plural por la diversidad del assamblea, se convierte en hondo y personal. Lo notas en el propio corazón y en cada rostro.
Quizás hay 20 concelebrantes y unas 300 personas. Me encuentro exactamente "en casa", aunque también me habría gustado la experiencia de una eucaristía ecuménica. Pero esta oportunidad se presenta acto seguido.

A la celebración de la mañana que sigue, después de los cantos y los salmos, se reparte Pan consagrado, pero también otros signos de comunión de otras religiones. La gran mayoría acude al centro de la iglesia para recibir, con los monjes, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. En este momento decido tomar de las manos de un chico hindú un pan bendecido, y sobre todo compartir con él una sincera sonrisa FRATERNA.

Después del desayuno acudimos a la charla del Hno. Emilio que comenta la carta de Cochabamba. Disfruto de veras:

"Dios se ha hecho parecido a nosotros para que nosotros fuéssemos como Él", dice S. Irineo de Lyon en una nota de la carta. En el antiguo Testamento se nos habla del poder de Dios, pero sobre todo el evangelio de S. Juan nos dice que Dios, inclinándose, se ha hecho carne, o sea Vida nuestra. S. Pablo recalca que Él por el abajamiento "ha tomado la forma de esclavo", y ésta es su Gloria. Por eso ahora no rogamos al Dios del poder, sino al Dios que se hace "pequeño" con el fin de ser en todo como nosotros. Compartiendo, nos hace ser verdaderamente personas. Ésta, pues, no es solamente su Glòria, sinó que también tiene que ser, nuestra gloria. Éste compartir con Dios y con los demás nos hace libres, parecidos a Dios. Por eso compartir dialogando sobre las experiencias de cada uno nos enriquece, haciéndonos conocer el mejor de nosotros mismos».

Como nuestra estancia es tan breve, no entro en ningún grupo organizado.

Tengo ganas de contemplar el paissatge intentando retener la intensidad del momento. Pero muy pronto Dios se me presenta bajo el rostro de una chica que me pide conversación. Irene, ahora forma parte del recuerdo de mi Taizé, junto con muchas otras personas de muchos otros países. La joven Irene de 17 años, es una francesa adoptada, que proviene de Argelia. No sabe nada de sus padres, sino que la abandonaron, junto con su hermano mellizo que es discapacitado, a causa de la pobreza. Me dice que su madre adoptiva es una gran persona, y que la ama mucho, igual que a los otros 7 hermanos también adoptados, de diferentes países. Desde este momento Irene no me deja. Está contenta de hacerme de "protectora" cuando me siento perdida entre este caos de gente. Antes de separarnos le doy pequeños obsequios sin importancia que había traído del monasterio, no solamente para ella sino para su madre y hermanos. Ella los recibe como un gran regalo. Dice que me vendrá a ver a Montserrat. Yo la reencuentro en Dios cada día, haciendo presente su visita.

Compartimos la comida en el Abiodh no solamente con Glòria, y otros catalanes, sino con un matrimonio de Moscu, que son ortodoxos. Aprovechamos para hablar de la situación de su país: están dolidos. Hay mucha gente sin casa, ni seguridad social, además de mucha corrupción en el gobierno. A pesar del cambio, Puting sigue mandando, y hay una gran división de clases entre los muy ricos y los muy pobres. También entre los ortodoxos la práctica religiosa ha disminuido mucho.

A las 2,30 tenemos concertado el encuentro con el hermano Pedro. La primera pregunta que nos hace es para saber: ¿"qué nos ha parecido Taizé"? Cada una de nosotras dice la suya. Para mí lo más importante es que han creado un ambiente donde la gente demuestra que se AMA.
También el facilitar el descubrimiento con uno mismo, o, para muchos jóvenes, el camino de iniciación al hecho religioso. Y sobre todo el sentido de universalidad.

También nosotras le hacemos preguntas. Nos explica que entre ellos no "quieren saber" si son católicos o de otras confesiones. Es la manera de no percibir diferencias por un hecho que encuentran poco relevante. Todos viven como hermanos. Y nos recuerda que cuando el hermano Roger empezó, a los católicos se les prohibía rogar con los monjes de Taizé por el hecho de ser protestantes. Cuando el Hermano Pedro le dijo que era católico, pensando que eso sería un impedimento, el Hermano Roger le respondió que había otros, y que Juan XXIII lo sabía.
Al preguntarle sobre la rama femenina, nos dice que las monjas que atienden la acogida de Taizé, les hacen un servicio muy útil, pero que son las monjas de Grandcham en Suiza, las que empezaron la experiencia femenina con el mismo espíritu que el Hermano Roger. De hecho de vez en cuando se reúnen las dos comunidades. Y nos hace notar que también ellas hacen una gran tarea ecuménica en su país.

Para acabar nos lleva a la iglesia del pueblo de Taizé, donde empezó todo. Aquí, nos dice señalando la cancel, rogaban a los católicos ya que les estaba prohibido hacerlo dentro de la iglesia con "protestantes". Hace impresión la tumba del Hno. Roger, sencilla como las otras.
Nos dice que en realidad el nuncio Rocalli nunca dio permiso para que los católicos se unieran a la comunidad de Taizé, sino que fue el obispo de su diócesis que después de esperar en balde la respuesta, se tomó la libertad por su cuenta.

Monasterio de Taizé (monjes)
para ver las 25 fotos pulsad la imagen

Historia de Taizé
Empezó en 1940, cuando el H. Roger tenía 25 años. Dejando su país, Suiza, vino a Francia, el país de su madre. Guardando cama por una tuberculosis pulmonar había madurado su deseo de formar una comunidad ecuménica. Durante la 2ª guerra mundial quiso ir a ayudar a las personas que sufrían. Taizé se encontraba cerca de la frontera que dividía Francia, por lo tanto era un buen lugar para acoger refugiados. Compró una casa abandonada y empezó los servicios acompañado de una hermana suya. Entre los refugiados acudían también judíos y agnósticos, por eso cuando quería rezar lo hacía sólo, fuera de la casa, y recomendaba lo mismo a los que vivían con él. Al ser descubiertos por los militares, tuvo que volver a Suiza. Retornó a Taizé en 1944, cuando la guerra había acabado.
En 1945, con un pequeño grupo de jóvenes, empezó la acogida de niños huérfanos y prisioneros de guerra alemanes. Poco a poco otros jóvenes se les unieron y el día de Pascua de 1949, siete de ellos se comprometieron a guardar el celibato y a llevar una vida en común y con una gran sencillez.
Durante un largo período, en el invierno de 1952-53, el fundador de la comunidad escribió la Regla.
Un documento que fue muy bien acogido y valorado dentro de la iglesia católica y sobre todo en los monasterios.
Recuerdo que en el tiempo de mi noviciado el texto de la Regla de Taizé fue muy apreciado. "Vivir el hoy de Dios" fue un pensamiento muy predicado por el abad Cassià Just.

Miércoles 23- Taizé Toulouse

Eucaristía

Mt.13,1-9 Empiezan las Parábolas sobre el Reino: El Sembrador sale a tirar las semillas y unas caen a ras del camino, otras entre cardos. La tierra buena es la que da fruto, ya sea 60 o 100 por uno.
Jer. 1,14, 10 Explica la vocación de Jeremias: Antes de formarte te consagré profeta. Ah, soy demasiado joven, y no sé hablar, dice él. Yo estaré a tu lado, pondré mis palabras en tu boca

Itinerario

Pasamos pueblos y ciudades, atravesando media Francia. Dios ha sembrado generosamente los campos de este mundo. La belleza exterior es misterio del DON interior. Gracias Señor, porque nos has dado orejas para escuchar tantas voces de la naturaleza. Nosotros sabemos que somos niños que no saben hablar. Pon tus palabras en nuestra boca.

Para no hacer una tirada tan larga de viaje y llegar a casa más repuestas, un matrimonio amigo nos ha ofrecido pasar por su casa. Nos acogen con un interés muy cordial.

Jueves 24- Toulouse - Sant Benet

Eucaristía
Mt 13,10-16. A vosotros os hago conocer los secretos del Reino en parábolas. Felices vuestros ojos que ven. Muchos lo desearon y no pudieron.
Jer 2,1-13 Recuerdo tu amor de joven. Yo os llevé a un país ufano, y vosotros profanasteis la tierra. Habéis hecho un doble mal: abandonar a Dios y haceros cisternas agujereadas.

Felices nuestros ojos que ven tus maravillas. Senyor, haz que no te abandonemos nunca para hacernos cisternas vacías que no contienen agua.

Estancia en Toulouse

La breve estancia en casa de los amigos es verdaderamente de descanso. Nos encontramos tan como casa que acordamos que por unas horas esta torre de las afueras de la ciudad se convierte en un "monasterio". Rezamos Laudes juntos, incluso con plegarias espontáneas que resumen las ricas experiencias del viaje. Discutimos de temas de "filosofía religiosa" muy interesantes.

Llegada al monasterio

Finalmente llegamos al monasterio recordándolo todo como un sueño. Un largo sueño que compartimos con la comunidad, sin olvidar las SORPRESAS de Dios. Un sueño que formará parte del nuestro andar monástico, mientras Dios quiera.

Y un sueño que, por fin, he querido compartir también con todos vosotros, los amigos y hermanos internautas.