Los orígenes de las benedictinas en Cataluña
San Benito, el Padre del monaquismo occidental, vivió en la Italia del siglo VI. Sus monjes se extendieron pronto por Europa. 
En Cataluña los primeros monasterios de monjas fueron el de
St. Pere de les Puel·les de Barcelona, ya existente el año 945, y el de St. Daniel de Girona en el 1017.
El monasterio de Manacor es del siglo XIX, y también la Comunidad de Puiggraciós.

Nuestro Monasterio tiene una historia particular, para muchos bastante desconocida.

 

 El origen de nuestro Monasterio de Sant Benet  
EL MONASTERIO DE SANTA CLARA DE BARCELONA.
Junto a San Francisco de Asís encontramos a su hermana Clara (1209-1212). Una sobrina de Sta. Clara, de nombre Inés, llegó a Barcelona para fundar el monasterio de St. Antón y Sta. Clara, en el  barrio de la Ribera, donde ahora se sitúa el parque de la Ciutadella (1232-1236).En aquel tiempo las Clarisas seguían la Regla de San Benito.

Del monasterio de Sta. Clara el año 1327 salieron 14 monjas para fundar el monasterio de Pedralbes. En 1513, al ser aprobada la Regla de Sta. Clara, los monasterios de Clarisas tuvieron que escoger entre una Regla y otra. El nuestro prefirió seguir la de San Benito, pasando así las monjas a ser benedictinas.

Cuando el monasterio fue destruido en 1714, Felipe V les dio parte del Palacio Real (actualmente Museo Marés, Museo de historia de la Ciudad y Salón del Tinell). Tras la guerra de 1936 las monjas vivieron provisionalmente en diferentes lugares hasta la unión con las monjas que estaban en Sta. Cecilia de Montserrat.

EL MONASTERIO DE SANT BENET DE MATARÓ.
Fundaren el monasterio de St. Benet, en Mataró, algunas monjas de las comunidades de St. Pere de Barcelona, y de St. Daniel de Girona (1881). 
Al perder el monasterio el año 1936, se establecieron en Sta. Cecilia de Montserrat, propiedad de los monjes, y acogidas por voluntad del P. Abad Marcet.


El día 13 de mayo del 1952, LAS DOS COMUNIDADES SE UNIERON PARA FORMAR EL MONASTERIO DE SANT BENET DE MONTSERRAT

 

Nuestras  Santas  Fundadoras
Santa Inés de Peranda fue la fundadora de nuestro Monasterio de Sta. Clara de Barcelona, y Sta. Clara de Porta fue la tercera abadesa.

Una de las últimas hermanas que han muerto, todavía se acordaba de la fiesta que se celebraba el 17 de septiembre, en la iglesia del antiguo monasterio de Barcelona.

Contaba que, antes de la guerra de 1936, el arca de madera que contenía los cuerpos de las Santas, estaba en el Coro alto. Era una caja policromada que teníamos, antes que el P. José María Gassó diseñara la actual de piedra.

Nos decía que al empezar el septiembre, preparaban ya el altar para que la gente pudiera entrar en la clausura para venerar las Santas. Y la asistencia de los barceloneses era numerosa, sobretodo el día 17, dedicado a su memoria.
En este día de 1281, murió Sta. Inés. Sta Clara murió en 1319.

El archivo del monasterio contiene documentos sobre los traslados de sus cuerpos. En 1460, y sobretodo en 1601, con la asistencia del obispo de Barcelona, Dr. Ildefonso Coloma, de los abades benedictinos de St. Pau del Camp, de Sta. María de Arles (Francia), de Ripoll, de St. Pere de Rodes, junto con una multitud de clérigos y pueblo fiel.

En 1725 los despojos fueron llevados a la iglesia del Palacio Real y, a partir de 1952, los tenemos en nuestro monasterio de St. Benet de Montserrat.

 

 Las primeras Abadesas del  Monasterio de Sta. Clara
Después del largo y fecundo abadiato de Santa Inés de Peranda, 47 años, le sucedió en el cargo Saurina d'Olzeto (1281 al 1305) que obtuvo varios privilegios y donaciones de parte de Miguel de Roure o el mismo Papa Bonifacio VIII. Tras ella fue abadesa Ermesinda de Cortilià (1305-1310).

En 1311 fue elegida abadesa Santa Clara de Porta, que de muy joven, fue la hija predilecta de Inés de Peranda. En aquellos primeros tiempos consta que la mayoría de monjas eran de familia noble.

Siguieron: Francisca de Olomar y Sancha de Conques . 
Durante el abadiato de esta última (1326-1333), se hizo la fundación del Monasterio de Pedralbes. Allí fueron Sobirana d'Olzeto, como Abadesa, Francisca Porteiles, sobrina de la reina Elisenda, y 11 monjas más.
Durante el abadiato de Sancha, el rey Jaime II, en provecho del horno de pan que tenían las monjas, decreta que: " desde el monasterio hasta el puente del estanque, de la calle Moncada, y hasta la capilla de Marcús (un edificio románico de primer orden que todavía hoy se conserva), .... y hasta el Hospital de Santa Eulalia del Campo (que estaba situado donde ahora está el Arco de Triunfo),... no se puedan hacer hornos nuevos",

Siguieron las Abadesas:  Alemanda de Vilanova, Beatriz de Mur, Francisca Torravella, Romia Desvalls, y Clemencia Ermengarda que recibió de Gregorio XI el privilegio de usar báculo pastoral (1371).

 

 Las  Abadesas de los siglos XIV- XV
En 1373 encontramos como abadesa del Monasterio a Subirana Çarrovira. Después vienen Constanza Ricarda (que recibe un privilegio del rey Pedro el Ceremonioso), Juana Giberta,  Constanza de Cortillo, Sancha de Rafaguera, Clara de Cortillo, e Isabel Pujolà que se negó a pagar el subsidio al obispo, ya que les monjas estaban exentas. La defendió, ante el prelado, el abad de S. Cugat.

En 1447, siguió el linaje de las abadesas de la familia Rajadell: Serena y Leonor.
Durante el abadiato de esta última, los cuerpos de nuestras Sanas (Inés y Clara), recibieron una sepultura "más digna". 
Según consta, las dos abadesas "fundadoras" habían sido enterradas en el cementerio común del claustro. Pero, habiendo visto las monjas ciertas claridades extraordinarias en el lugar de sus sepulturas, la abadesa Leonor las hizo trasladar. En la sepultura de Sta. Inés (la sobrina de Sta. Clara de Asís, puso una inscripción latina que decía:

"HIC SEPULTA EST SANCTA VIRGO AGNES, QUI HUJUS MONASTERII PER XLVII ANNOS ET AMPLIUS, PRIMA ABBATISSA EXISTENS, TANTO IN MORTE ET POST, GLORIOSE CORUSCAVIT MIRACULIS, QUANTO DUM VIVERET SANCTITATE VITAE ET CLARITATE FAME PREFULSIT, OBIIT ANNO DOMINI MCCLXXXI, XV KL. OCTOBRIS FERIA IV".

 

 Las  Abadesas  del tiempo de la Reforma, siglos XV- XVI

A causa de la guerra del rey Juan II contra Cataluña, y durante el asedio de la ciudad de Barcelona, la abadesa Aldonça Carreras (1465-1493) y las monjas de la Comunidad, tuvieron que salir del Monasterio y refugiarse en una casa particular. Aquí pasaron tanta estrechez que, por falta de leña, tuvieron que quemar algunas mesas de madera.

Durante el abadiato de la Madre Margarita Rajadell (1493-1500), se inició la reforma mandada por los Reyes Católicos en los monasterios de Clarisas regentados por franciscanos, imponiendo las rejas y estrechísimas normas de clausura. Al oponerse, la abadesa Rajadell pidió pasar a la orden benedictina, bajo tutela de monjes de la misma orden. La petición se llevó a Roma donde se inició un largo proceso.

El abadiato de Serena Marca (1503-1504) y el de Constanza de Vialtorta (1506-1519) estuvieron igualmente involucrados hasta que, en  1513, constan como Visitadores del monasterio de Sta. Clara, los monjes benedictinos. En el proceso intervino el Sr. Luis Narseve, ciudadano honorable de Barcelona, que fue a Roma solicitando de la Santa Sede la facultad de dejar la observancia clarisa y agregarse a la Orden de San Benito. La bula Pontificia de 1513 así lo confirma.

 

  Las otras abadesas del siglo XVI

En 1519 es elegida abadesa Elionor de Rajadell, y a partir de ella todas las abadesas son confirmadas con la bendición perpetua. Las primeras cartas de Professión que tenemos en el archivo del monasterio, son a partir de la abadesa Beatriz Sescomes, que es la successora de la anterior. 

Con la siguiente abadesa: Elionor Prat, se empieza a nombrar las monjas con el nombre de "domna" (corriente entre las benedictinas hasta el Vaticano II), que es una abreviatura del latín "domina", señora.

Después del abadiato de Jerónima Oluja, encontramos que Francisca de Argensola  es confirmada en el cargo por el Papa Pío IV.

Durante el abadiato de Brianda de Vergós, es elegida abadesa para el Monasterio de S. Daniel de Gerona Domna Juana Descopons, monja de este monasterio de Sta. Clara. Es bendecida en nuestra iglesia. Acompaña a S. Daniel la hermana de la nueva abadesa, Ángela Descopons, siendo aun novícia.

Elisabet de Villalonga es confirmada en el cargo de abadesa por el Papa Sixto Vº.  Brígida de Rajadell, y Francisca Muntmany por Clemente VIIIº.

 

  Las primera abadesa del siglo XVII
La abadesa Maria Anna Gibert (1597-1603) recibió la visita, del rey Felipe III, cuando después de su boda con Dª Margarita (1599), llegó a las 6 de la tarde en el Monasterio. La abadesa, con las monjas, le dieron a adorar una reliquia de la Vera-Cruz, que habían puesto en una mesilla cubierta con una seda roja. Los reyes se arrodillaron en dos almohadas de terciopelo carmesí, y una monja les dio a besar la reliquia. Después entraron en el Choro y la Abadesa se sentó al lado del rey, pero dejando una silla en medio. Rezaron Vísperas, y seguidamente visitaron los sepulcros de las "santas". Después fueron al refectorio para tomar una colación hecha de confituras, un pastel real y vino blanco.
El mismo año entró en el Monasterio la niña M. Ángela Pujol que vistió el hábito a la edad de 6 años y murió en su casa, siendo novicia, a los 9 años.

El 26 de febrero de 16001 se hizo otro traslado de las "santas", para que pudieran ser visitadas al mismo tiempo por los fieles que lo desearan, como por las monjas, desde la clausura. El lugar escogido estaba situado entre el Altar Mayor y una sala del convento.

 

    La segunda abadesa del siglo XVII
La abadesa Ana Mª de Belloch (1603-1620) estableció el cargo de Subpriora (a pesar que a temporadas este servicio ha sido suprimido, actualmente en nuestro monasterio vuelve a ser vigente) y determinó que no se aceptara ninguna monja que no fuera hija de caballeros o nobles. Evidentemente hoy en desuso.

Como anécdota de la historia Monástica de Cataluña, querría hacer notar que mientras algunas Órdenes se fundaron exclusivamente de cara a la nobleza (por ejemplo las Santjuanistas), otras, como las Agustinas Ermitanas quisieron admitir exclusivamente a mujeres convertidas de la prostitución. Y el caso paradójico fue que justamente entre estas "penitentes" quiso vivir Domna Francesca de la Cerda, prima de Fernando el Católico, que murió dejando un gran ejemplo de santidad (ved "Historia de los Monasterios de Barcelona" en esta misma web, en el apartado de VIDA MONÁSTICA).

En la época de esta Abadesa Ana Mº, tres monjas de nuestro Monasterio (Dna. Estasia Negrell, Dna. Maria Romeu, Dna. Caterina Terreras), se integraron en la Comunidad de S. Daniel de Gerona con el fin de ayudarlas, pues soles quedaban seis monjas.

En tiempo de esta misma Abadesa hubo un pleito (1601-1611) dicho del "Terraplé de la muralla", por el hecho de que el Ayuntamiento de Barcelona se apropió de un terreno que pertenecía al Monasterio. Ella apeló a Roma, contra los Consejeros de la ciudad, y ganó la causa.