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HISTORIA  DE  NUESTRAS  RAïCES

Capitel del antiguo monasterio del barrio de la Ribera

LAS ÚLTIMAS ABADESAS DEL SIGLO XVII

A la abadesa Ana Mª de Belloch le  sucedió Caterina Çarrovira en 1620 con un mandato de solo dos años. Durante el abadiato   de Hipòlita Despujol (1622-1637), fue priora Domna Dorotea Çarrovira, que escribió las "memorias autógrafas", que son los libros 1 y 15 del "Tratado de las Santas" y varios "Manuscritos", todavía existentes. De 1637 en 1644 fue ella misma (Dorotea) la abadesa. Después fue elegida abadesa Susana Sacosta hasta 1669. Había entrado en el monasterio a la edad de 7 años, e hizo la profesión cuando tenía 20. A causa de las guerras contra Francia y concretamente la de los "segadores", no fue bendecida hasta el 1648. Sufrió mucho durante este periodo de guerras, asedios, y pestes. Pero hizo todo lo que pudo a fin de que no faltara nada a las monjas. Murió con loor de santidad. La siguiente abadesa fue Maria Àngela de Graell, con un mandato muy corto (1669-1681). La última abadesa de este siglo fue Eulalia Vilar (1681-1709), confirmada por el Papa Inocencio XI. Durante su tiempo, D. Carlos Llupià hizo una importante donación a su hija monja Domna Manuela Llupià. Pero le llegaron, pronto, tempestades.  El 5 de julio de 1691 apareció en Barcelona la armada francesa. Por este motivo el Abad Baltasar Muntaner aconsejó a la abadesa que todas las monjas salieran del Monasterio. Con todo, ella creyó que sólo hacía falta que se marcharan las monaguillas, ya que parecía que la armada francesa se retiraba. Pero el día 10, mientras rezaban  Maitines, les avisaron que el peligro era inminente. Y al caer en aquel momento, una bomba en la azotea del Monasterio, estropeó la Capilla, el Coro y la portería. Por suerte sólo causó heridas a Domna  Juana de Mata, y a un criado. Fue tan fuerte el espanto, que todas las monjas se marcharon inmediatamente, sin llevarse absolutamente nada.  El Monasterio y la ciudad  estaban  totalmente en llamas. Las monjas pidieron ayuda al convento de los Frailes Menores, que atendieron ante todo a la hermana gravemente herida, que pronto se recuperó. Las otras monjas se refugiaron en casas de parientes y conocidos hasta el día 28 del mismo mes, que pudieron volver al Monasterio. Pero  por Pentecostés de 1697 los franceses volvieron a asediar la ciudad, y entonces ellas no solamente tuvieron que volver a marchar, sino que al volver, en el mes de Agosto, encontraron buena parte del Monasterio, sobre todo el dormitorio y el claustro, destruidos por las bombas. Como el Monasterio estaba situado en el Barrio de la Ribera, adosado a la puerta llamada de San Daniel, cerca del Portal Nuevo, a menudo fue atacado desde el mar. Con la abadesa siguiente el Monasterio vivirá, el asalto del 11 de septiembre de 1714. Copio la nota de "LA GUERRA DE LOS NUEVE AÑOS",  Campaña en Cataluña: El único teatro de operaciones decisivo en el continente europeo fue Cataluña. Las tropas españolas sólo podían ofrecer resistencia, y los aliados eran incapaces de prestar soporte suficiente. Los combates estuvieron dominados por la guerra anfibia, donde la asistencia naval era necesaria para asediar las ciudades costeras. Las fuerzas francesas eran 12.000 hombres en 1690 pero bajaron a 10.000 en 1691. En 1694, cuando el resto de los  frentes estaban más tranquilos, el frente catalán creció en importancia y las tropas francesas subieron a 26.000 hombres. Rosas cayó en 1693 y los franceses vencieron a los españoles en la batalla de Verges el 27 de mayo de 1694, tomando Palamós el 10 de junio y Gerona el 29. La llegada de la flota aliada capitaneada por el almirante Russell evitó el asedio que se planeaba  para Barcelona, pero después de que la flota se marchara de Cádiz al norte, en 1696, Vendôme, con la flota francesa de Victor-Marie d'Estrées, capturó Barcelona en 1697, la mayor acción bélica del final de la guerra.

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