Dios,
Tú no careces de creación.
No
eres un hacia allá inaccesible,
aliento etéreo
de todo aquello que no se siente ni se ve,
inefable misterio.
No
careces de creación.
Coges barro
haciendo personas como para divertirte.
Extiendes la palma de la mano
para taparte la cara cuando no quieres que te contemplemos,
y haces caer fuego y azufre
cuando
llamas a los hombres a arrepentirse.
Dios,
Tú tienes una viña con lagares y vallas.
Tienes una tierra
que la reservas a quien quieres,
E incluso, todo el mundo lo sabe,
al llegar el término de la promesa,
por
un
don completamente gratuito,
de una familia de las nuestras
ha nacido tu Hijo.
Tu
no careces de creación.
Por todas partes encontramos los rastros
de Alguien que pasa muy cerca,
igual a uno de casa,
hermano o vecino,
que quiere compartirlo todo con nosotros.
Si,
pues, Dios, eres aquí
en todo momento,
si tienes nuestra cara y la nuestra voz,
si eres tan casero como te pensamos,
¿por qué no dejas que te veamos
de una vez?
¿Por qué no nos encontramos
HOY, cara a cara?
