Historia del
monasterio de HAUTECOMBE
Cerca de mil años de historia
Al inicio del año 1101, unos monjes benedictinos se han
instalado en el norte del lago de Bourget. Devenidos
cistercens después de la reforma de S. Bernardo, los monjes
cambian de lado del lago, en un terreno dado por la familia
Amadeu, parientes de su segundo abad.
Del siglo XII al XIV, la abadía tiene un gran florecimiento
espiritual. Durante los siglos XV y XVI se confía la gestión a
abades comendatarios, más dispuestos a aprovecharse de los
bienes de la abadía que a procurar el provecho de los monjes.
Así la abadía va a la ruina. En el siglo XVIII con la
revolución francesa el monasterio es declarado monumento
nacional. Después es guarida bajo el pillaje y finalmente es
abandonada durante 17 años. En el siglo XIX el rey de
Piemont-Sardanya, Carles Fèlix, seducido por la belleza del
lugar, hace aquí un mausoleo a la memoria de sus antepasados. Él
confía la restauración de la iglesia a una famoso arquitecto, y
en 1826 llama a unos monjes cistercienses para que lleven una
vida de plegaria. En 1922 se instala una comunidad benedictina
procedente de la abadía de Santa Magdalena de Marsella.
La granja de Hautecombe ha sido construida cuando los primeros
miembros de la familia de la Savoia han sido enterrados en Hautecombe. Los reyes quisieron hacer de esta iglesia un gran
mausoleo a la memoria de los antepasados. Es por eso que todos
los rincones y pilares han sido transformados en monumentos,
cada uno con la estatua de un personaje y un bajorrelieve,
representando una escena de su vida con la inscripción del
recuerdo del príncipe sepultado. En conjunto son enterrados
aquí
unos 40 príncipes y princesas, con una belleza
espectacular de sepulcros. El último rey de Italia, Humberto II
de Savoia, recibió sepultura en 1983, a la vez que la reina
Maria José en 2001. En el conjunto hay más de 120 estatuas
preciosas dichas "lloronas" como signo de duelo y de
plegaria.
En 1992 la comunidad benedictina se marcha al priorato de
Ganagobie. Ellos sentían que el turismo ahogaba su vida de
plegaria. Pero el abad y el obispo de Chambery piden a la
comunidad del "camino nuevo" seguir la vocación de plegaria y
acogimiento en la abadía.
Recientemente la iglesia ha sido restaurada gracias a una
estrecha colaboración entre el Estado, el Consejo General de
la Savoia, la Unión europea, y la Comunidad del "Chemin Neuf".
Actividades de la comunidad actual
La Comunidad seglar del "Chemin Neuf" de inspiración jesuítica
y formada por personas célibes y casadas, hombres y mujeres,
ofrece ciclos de formación bíblica, teológica y comunitaria
durante el invierno (de octubre a junio). Estos cursos se
dirigen a jóvenes que se quieren poner a la escucha de la
Palabra de Dios y al servicio de la iglesia y del mundo. Cada
año una cuarentena de jóvenes venidos de diferentes países y
confesiones cristianas, siguen esta formación. También la vida
en Comunidad o de familia es compartida en fraternidad (con 8
o 10 personas) que ayudan al servicio de la casa y a la misión,
aprendiendo a recibir a los demás como a hermanos y a llenarse
de la plegaria de Cristo. "Es por el amor que os tenéis los
unos por los otros, que os reconocerán como discípulos míos" (Jn
13,35)
Retorno a Tamié
El camino de retorno, con el recuerdo del encuentro, y las
maravillas de la arquitectura y del paisaje, se nos hace
corto.
Después de cenar, recibimos la visita del padre Abad de Tamié.
En el coloquio nos dice que cree que la liturgia marca el ritmo de nuestra vida monástica,
i te tienes que dejar llevar, tanto con los gestos como con
las palabras. Cada palabra bien pronunciada, te va entrando.
Realmente eso es lo que más impresiona en Tamié, una
plegaria lenta y haciendo resonar cada palabra en particular.
Nos explica la reunión
comunitaria que tiene preparada para compartir mañana
con los monjes: El tema es "La dinámica del amor en la Regla
de San Benito". Cuándo la Regla habla de amar se refiere 12
veces a Dios, 3 veces a la "caridad fraterna". Es que el amor
es un movimiento que domina toda la vida del monasterio. Si te detienes la vida se estanca. Es un dar y recibir constante.
La falsa mística te detiene externamente, pero entonces el
pensamiento sigue corriendo, y te hace jugarretas (y se da un
golpe al cogote, significando las imaginaciones y
complicaciones que suelen aparecer). El amor no puede quedar
nunca estancado.
Es evidente que es un hombre práctico y claro.
Viernes 18 - Citeaux
Eucaristía
Mt.12, 1-8 - Los fariseos critican a los discípulos porque
comen espigas en dia de sábado. Jesús les dice que también David
comió panes prohibidos que pertenecían a los sacerdotes del
Templo, cuando tuvo necesidad. Y Él, es mayor que el templo.
>Lo que Dios quiere es amor y no sacrificios, o críticas.
Is. 38,1-6. 21-22. 7-8 Ezequies, enfermo, ruega pidiendo la
salud. Dios le escucha y le alarga 15 años más la vida.
Tú, Señor, quieres amor y no sacrificios, porque tú eres mayor que Salomón y que el templo. Tú eres el Señor de la VIDA,
y la das a Ezequías, como signo de tu VIDA para
SIEMPRE, la RESURRECCIÓN.
Lo vivimos intensamente en la Conventual de Tamié. Monjes y
huéspedes en semicírculo en torno al Altar. Amor y no
sacrificios, es lo que estamos recibiendo estos días, y una
vida que parece alargada, a causa de tantos momentos
intensamente vividos.
El P. Abat nos ha venido a despedir y nos da el texto
entero de la Reflexión comunitaria que harán hoy.
Gracias, Dios nuestro, del contacto con esta comunidad tan
sencilla y tan fraterna. Nos llevamos la comunión y la
plegaria intensa que juntos hemos compartido.
Itinerario hacia Citeaux
El camino hacia Citeaux es largo, pero bonito. Lo que primero
fueron campos de espliego, ahora, más hacia el centro de
Francia, son campos inmensos de flores de girasol. La
presencia de las vacas sigue constante.
Todas las comidas del itinerario las hacemos en áreas
recreativas, con comida que nos hemos llevado de casa. A veces
en mesas bien acondicionadas, al aire libre, cerca de algún
estanque artificial.
Visita al monasterio de Citeux (actualmente monjes trapenses)
No queremos pasar de largo de Citeux por la importancia que
tiene dentro de la historia monástica.
Como que una hermana conoce al P. Frederic lo pedimos en la
portería, pero nos dicen que está delicado y no saben si podremos verlo.
A pesar de ello no
tarda en complacernos para hacernos de guía en una visita inolvidable. Justamente este día es su "santo" y al final nos
dice, muy contento, que hoy ha sido, para él, como la "visita del
tres magos".
Actualmente vive en Citeaux, la cuna de los cistercienses, una
comunidad de monjes trapenses. Así como los benedictinos de
Francia, para salir del monasterio, visten una casaca con capucha, los de la
Trapa van de calle, con pantalones y camisa.
La Iglesia es moderna y muy bonita, pero lo que realmente es
interesante son los restos de los edificios antiguos que
quedan. El P. Frederic nos los explica con todo detalle.
De la iglesia que construyó S. Bernardo (siglo XIII) sólo quedan
unos rastros marcados en el suelo, pero la presencia de este
gran Santo y hombre de plegaria se hace sentir. Del "Definitorio"
(lugar donde se reúnían para "definir" las normas monásticas)
del siglo XVI, sólo se conserva la estructura. Hoy la planta
baja del edificio está convertida en museo con unas figuras
que imitan a los monjes antiguos haciendo las tareas agrícolas.
En el piso superior estan representados los antiguos escritorios
con figuras de monjes decorando grandes libros miniados.
El monasterio actual es del siglo XVII-XVIII, según el estilo
de la época (como Versalles).
En una de las grandes estancias de que disponen, han hecho una
exposición de toda la orden cisterciense, con las diversas ramas, y cada uno de los monasterios. Por descontado que
nos detenemos en los de Cataluña.
Como P. Frederic es uno de los mejores monjes compositores de
cítara de Francia, y quizás del mundo, le pedimos un pequeño
concierto que nos ofrece sin hacerse rogar. En su estudio
particular, como una cripta, que invita a la oración, nos toca
la composición que le gustaba más a Cristian de Chergé, el
prior de Thiberine mártir de Argelia. Es sobre el misterio de
la Visitación.
Las notas resuenan por dentro, con toda su riqueza, evocando
la
Madre de Dios Visitando los caminos de nuestra tierra.
Para este viejo monje, recuperado de una grave enfermedad, y
para nosotras, el encuentro ha sido un DON especial que
llevaremos en el corazón.
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Monasterio de
Citeaux
(actualmente de la Trapa)
para ver las 45 fotos pulsad la imagen |
Historia de la Abadía de Nuestra Señora de Citeaux
1098
Un grupo de monjes llega de la Abadía de Molesmes, bajo la
dirección de San Robert con el deseo de buscar a Dios en una
mayor soledad y pobreza. Se instalan en un valle, dos
kilómetros al norte del lugar actual de Cîteaux. Los
comienzos del "Nuevo Monasterio" son difíciles: mucha pobreza
y pocas vocaciones. El primer emplazamiento es abandonado al
poco tiempo a consecuencia de la falta de agua.
Alberico sucede a Roberto; su abadiazgo dura 9 años. A él se debe la
institución de los hermanos conversos. En 1108, el inglés,
Esteban Harding pasa a ser el abad de Cîteaux. A él se debe la
"carta de Caridad" que establece una relación de caridad y de
ayuda mutua entre los diferentes monasterios.
1113
La primera fundación de "La Fortaleza" da impulso al desarrollo de la abadía. El mismo año, S. Bernardo, acompañado
de otros caballeros parientes y amigos, viene a dar esperanza
a Citeaux. A partir de este momento las fundaciones se
multiplican, y en 1115 Bernardo marcha de Citeaux para ser
el primer abad de Clairvaux. Por sus escritos y su
influencia, Bernardo es el origen de una verdadera escuela de
espiritualidad.
1198
Hace 5 años de la finalización de la construcción de la gran
iglesia empezada en 1140, y que suple aquélla pequeña que
encontró S. Bernardo, y que después resultó insuficiente. Aquí se inhumarán los duques de Bourgogne. El renombre de
Cîteaux va aumentando rápidamente. Cîteaux se convertirá para
siempre en un lugar de paz, un lugar en el que se llevan a
cabo mediaciones y reconciliaciones.
1310
al Principio del siglo XIV, beneficiándose de la acción y del
renombre de san Bernardo, la Abadía de Cîteaux está al frente
de una Orden que cuenta con cerca de 500 casas. Grandes
personajes se hacen monjes en Cîteaux, como Alain de Lille, un
sabio del tiempo, que toma el vestido de converso. Cîteaux es
en esta época uno de los grandes centros de la cristiandad. Durante
este siglo empieza la construcción del gran monasterio.
Cîteaux cuenta con diversos centenares de monjes y conversos.
El renombre de la abadía va en aumento. Dos años más tarde,
comprará el priorato de Gilly que posteriormente será
residencia de los abades de Cîteaux.
En este tiempo el rey de Francia, Louis IX visita Cîteaux
acompañado de su madre, Blanca de Castilla, de su esposa, la
Reina, y de sus hermanos.
1398
Es la época de la guerra de los Cien Años. El monasterio es
saqueado. Los monjes se refugian en Dijon.
1498
se construye la biblioteca. Por resultas de un legado, el
castillo de Fontaine donde había nacido san Bernardo pasa a
ser posesión de Cîteaux. Y al abad de Cîteaux se le reconoce
como responsable de la Orden por un gran número de
monasterios.
Pero entonces las guerras de religión arruinan Francia. La
abadía experimenta tres pillajes sucesivos. Todos estos
acontecimientos, junto con las presiones fiscales, afectan
fuertemente la economía de la abadía. Para levantar las
ruinas, los monjes tienen que vender algunas de sus
propiedades, sin embargo, al principio del siglo XVI,
Cîteaux cuenta todavía con 200 personas, entre monjes y
sirvientes.
1598
En esta fecha, en Cîteaux, hay unos 70 monjes professos. El
organo ejecutivo del Capítulo General queda establecido el año
siguiente.
En el siglo XVII, a resultas del Concilio de Trento, hay una
nueva alentada de renovación en la iglesia. Se crea una "Estrecha
Observancia" (a la que llamamos la Trapa) que reagrupa
algunos monasterios en torno a personalidades eminentes
deseosas de encontrar el espíritu de los orígenes de Cîteaux y
de san Bernardo, pero nuevos conflictos surgen. Es lo que se
ha llamado la "Guerra de las Observancias". Por otra parte, la
sede abacial se convirtió en una apuesta política: el cardenal
Richelieu había continuado siendo 7 años abad comendatario de Cîteaux,
aunque no obtuvo nunca confirmación de Roma, ni hizo
nada para hacer salir la abadía de sus ruinas.
Uno de los abades de la "Estrecha Observancia", el célebre
abad Rancé, se dedica a la reforma de su único monasterio:
en la Trapa. Algunos monasterios de Francia siguen su
ejemplo, pero la abadía de Cîteaux prefiere permanecer a
distancia de estas corrientes reformadoras, y conservar la
unidad del Orden cisterciense, al precio de una reforma
moderada.
El "Siglo de las Luces" hace crecer en ciertas capas sociales,
una hostilidad pronunciada en contra del monaquismo: se
reprocha a los monjes su inutilidad. La Revolución precipita
este movimiento de descrédito. Confiscada la abadía, es
vendida en 1791 a especuladores que la saquearán y la
desmantelaran para vender las piedras. De lo que queda se hace,
de manera sucesiva, un castillo, una fábrica, y una colonia
para niños, que continuará explotando incluso las piedras de
la fundación de los antiguos edificios. Durante los tristes
acontecimientos de la Revolución, 24 monjes procedentes de la
Trapa, refugiados en la Valsainte, en Suiza, son obligados
a intentar una aventura prodigiosa que los conduce hasta
Rusia. Esta odisea asegura la continuidad de la vida
cisterciense reformada, ya que desde la caída de Napoleón,
son fundadas
nuevas abadías .
1898
La abadía es comprada de nuevo, y monjes trapenses
provenientes de diferentes monasterios vienen a repoblarla.
Los comienzos son muy difíciles. De los antiguos edificios,
sólo se han escapado de la destrucción completa: una parte de
la biblioteca del siglo XV, la Sala Capitular del siglo XVII y
el gran edificio del siglo XVIII, edificado por el arquitecto
Lenoir, donde se alojan actualmente los monjes.
1998 El año del noveno Centenario de la fundación ve la
reestructuración de la iglesia. El 21 de marzo, en la
celebración del día del aniversario de la fundación de
Cîteaux, esta iglesia ya renovada reúne más de 700 monjes y
monjas de la
Familia
Cisterciense.
Actualmente
La Abadía de Cîteaux, vuelve a ser la Casa-Madre de la Familia
Cisterciense, a través de una comunidad de "la Trapa", que
cuenta aproximadamente con 35 miembros. Los hermanos que la
forman vienen de horizontes diversos.
Para nosotros, la investigación se ha plasmado en el
llamamiento de san Benito al principio de su Regla: "¿Quien es
el hombre que quiere la vida y desea ver días felices? He
aquí, que en su ternura, el Señor nos indica el camino de la
vida". Y añade: "Con el progreso de la vida monástica y de la
fe, se ensancha el corazón y se corre por la vía de los
mandamientos de Dios en la inefable dulzura del amor." Es esta
regla que los fundadores de Cîteaux tienen como guía en su
investigación de la felicidad. Se inspira directamente en la
Palabra de Dios de la cual Cristo es la expresión. Una Regla
que debida a su equilibrio todavía resulta actual.
La plegaria comunitaria.
El conjunto de los oficios del día y de la noche siguen
globalmente los propuestos por san Benito. Al final de la noche, el oficio de Vigílias pone el corazón del monje en
vela, a la espera del Señor, según el consejo de Jesús:
"Velad y rogad". El tiempo que va entre las Vísperas y las
Laudes es particularmente consagrado al silencio: Las
actividades de la jornada se hacen también en un ambiente de
silencio, favorable a la plegaria personal.
La jornada empieza por el oficio de Laudes, al levantarse el
día. Laudes quiere decir "alabanza". Se alaba a Dios por su
grandeza, para su belleza, por su amor. Las Laudes son
seguidas entre semana por la misa concelebrada.
Después, a lo largo del día se rezan puntualmente las "horas
menores": Tèrcia al principio de mañana, Sexta en medio de la
jornada, Nona al principio de tarde, antes de devolver al
trabajo ya iniciado por la mañana. Estos pequeños oficios
crean un ritmo que favorece en el monje la memoria incesante
de Dios en su vida más cotidiana. Después del trabajo, el
oficio de las Vísperas reúne a los hermanos para una oración
donde, en unión con los hombres y mujeres del mundo entero,
presentan a Dios la jornada que se acaba con sus alegrías, sus
tristezas y sus frutos.
El trabajo manual
Es factor de equilibrio. Permite desarrollar la personalidad,
proveer al sostén de la comunidad y ayudar a otros que tienen
necesidad. Los trabajos son diversos. La actividad principal
del monasterio es la fabricación de un queso propio. Algunos
se dedican más al trabajo manual, otros al estudio y a la
formación, y otros a la acogida, rasgo importante de la
Regla benedictina.
La vida cisterciense se desarrolla en un clima de silencio que
favorece la plegaria en todas las actividades. La comunicación
no es, con todo, ausente. Se expresa por el servicio mutuo, los
detalles, las atenciones de los unos por los otros, y también
en los intercambios comunitarios y la colaboración en el
trabajo.
En la intimidad de su corazón, el monje se sabe en comunión, a
través de la plegaria, con "el corazón de la Iglesia". También
se sabe constantemente unido a sus hermanos del mundo que
buscan a Dios, quizás de otra manera, o hasta sin saberlo, y
de los que a menudo pasan por pruebas.
La
escuela cisterciense.
San Bernardo entra en Cîteaux en 1113. Tres años más tarde, es
enviado a la cabeza de los monjes que fundarán
Clairvaux, en la Campaña, de la cual será el abad hasta su
muerte, en 1153. En sus escritos se transparenta su
experiencia íntima de Dios y por la influencia que tiene sobre
sus contemporáneos, este santo es fuente de una verdadera
escuela de espiritualidad. Esta espiritualidad bernardina, con
sus notas propias, influyó en todo el resto de la
espiritualidad, hasta el siglo XVII. El abad de Clairvaux
marca tanto a su tiempo, que se lo ha podido llamar: "el siglo de
sant Bernardo". Tres otros autores contemporáneos de san
Bernardo son también señalados por la calidad de sus escritos.
Dom Anselme Le Bail ha hablado de los "cuatro evangelistas de
Cîteaux": San
Bernardo,
Elred
de Rievaulx,
Guillem
de saint-Thierry admirador y amigo de Bernardo, y
Guerric
d'Igny. Estos cuatro autores no son los únicos que
forman lo que se puede llamar "la Escuela cisterciense",
podríamos citar también otros, entre los que hay que destacar 2 monjas:
Beatriz de Nazareth (1200-1268) y
Gertrudis
de Helfta (1256-1302) que aportaron su nota
propia a la experiencia de sus hermanos.
Diversos rasgos caracterizan a estos diferentes autores
cistercienses y hacen que se pueda hablar de una escuela de
espiritualidad. Un rasgo les es común: a través de sus obras
aparece la relación cotidiana con la Escritura Santa. Sus
escritos son mayoritariamente un tejido de citaciones
explícitas o implícitas de ella.
1- Por otro lado no todos tienen una doctrina espiritual
idéntica, pero en todos hay cuatro grandes temas que, con
acentos diferentes, marcan la tónica: Una enseñanza sobre
la persona humana y sus capacidades. Los Cistercienses de
las primeras generaciones han meditado muy particularmente
sobre el tema bíblico: el hombre creado a imagen y semejanza
de Dios. Por el pecado, esta semblanza ha sido desfigurada, sin
embargo permanece siempre en el fondo del corazón de cada uno.
Dios no abandona a la persona en este estado, sino que sin
dejar de buscarla, reforma en ella su imagen de Hijo de Dios.
La Imagen perfecta del Padre, se hace hombre para hacer cuerpo
con la humanidad y restaurar en nosotros la semejanza divina.
Por eso una ascesis y una conversión continua tendrán como
función liberar a la persona de su tendencia al pecado y
restaurar su semejanza original con Dios. Por el hecho que
el Hijo de Dios se ha hecho hombre para estar con nosotros, el
misterio de la Encarnación ocupa el lugar central en la
espiritualidad cisterciense.
2- También los Padres cistercienses han comentado largamente
los misterios de la vida de Cristo a lo largo del año
litúrgico. La humanidad de Cristo es el signo y el misterio de
la Presencia divina. Es el gran mediador entre Dios y la
persona humana, el modelo a imitar. El "Cristo terrenal" es la
vía que conduce al amor del "Cristo Verbo" de Dios.
3- Con todo eso se comprende el lugar que ocupa la Madre
de Dios en la espiritualidad de los cistercienses, ella
que ha engendrado a Cristo, Hijo de Dios, que nos la ha dado
como Madre nuestra.
4 - La experiencia de Dios es el resultado de este camino
hacia la búsqueda de Dios. Cada uno de estos autores ha
experimentado la acción de Dios en él; intenta expresar esta
experiencia personal y ayudar y preparar los demás a desearla.
Experiencia de Dios que ocurre en la oscuridad de la
fe, y que está estrechamente vinculada a la caridad. Estos
autores la describen de maneras diversas: unión espiritual con
Dios, paz y descanso en Dios, "shàbat", alegría en Dios y
contemplación. Aquello que han experimentado en su época, en
lo más profundo de su corazón, supera los límites del tiempo y
del espacio. Por eso también nosotros nos podemos poner
a
la escucha de Dios y sacar provecho. Este patrimonio de la
familia cisterciense está a disposición de todos.
A éstos primeros autores cistercienses se los llama los
"Padres de Cîteaux", cómo se habla de los "Padres de la
Iglesia" a propósito de aquéllos que han formado el
pensamiento de la Iglesia durante los ocho primeros siglos de
su historia.
Itinerario hacia el monasterio de "La Pierre quien vire"
El camino hasta la abadía benedictina de "La Pierre quien
vire" en el seno de los bosques de Morvan, más que largo,
resulta complicado por la mala indicación de las carreteras,
pero finalmente nos encontramos delante de la gran abadía. Uno
de los padres hospederos nos espera en la entrada y nos
lleva, antes de todo, al lugar donde tienen la "piedra que
rueda" según una leyenda muy antigua, y que ahora han
convertido en un lugar de culto a la Madre de Dios. Cantamos
"Vuestro altar oloroso", la canción, preciosa, que Pau Casals
compuso para la Virgen de Montserrat, sintiendo "la mirada
serena de la Madre, que guarda nuestra vida".
Seguidamente nos instalamos en Betània, una de las varias
hospederías que tienen. Ésta con cocina propia para prepararte
tú mismo las comidas. Después de cenar vamos a rezar las
Completas con la numerosa comunidad y muchos huéspedes. El
ambiente silencioso del final del día se hace notar, también
entre los seglares que se hospedan fuera de la clausura.
Sábado 19 Abbaye Sainte Marie de la Pierre-qui-Vire (monjes
benedictinos)
Eucaristía
Mt.12,14-21: Aquí tenéis mi Siervo, el escogido. Pondré en
Él mi Espíritu. No disputará, ni gritará. No romperá la caña
resquebrajada, ni apagará el pabilo que humea. Las naciones
esperarán en él
Miq. 2,1-5 : Ay de los que planean el daño y roban. Quedarán
expoliados. No tendrán quien les dé una heredad
El
profeta Miquees nos da la visión humana del Dios del Antiguo
Testamento que amenaza y castiga. Pero tú, Jesús, eres el
escogido que ruega para que el Espíritu nos comunique el Dios
de la misericordia, que no disputa con la generación mala, ni
rompe las cañas débiles que están a punto de partirse. Tú,
Jesús, nos comunicas el Espíritu NUEVO en quien podemos
confiar. Gracias, Jesús, por el don de todo lo que nos
comunicas estos días y siempre, a través de la naturaleza y de
las personas.
Si Tú no nos hubieras dado tu Espíritu, realmente nosotros
habríamos podido adivinar tanta Vida y tanta Gracia que
estamos recibiendo constantemente. Sobre todo hoy a través del
Abad Luke de la Pierre qui Vire, y de los monjes de la
comunidad. Nos espera realmente una sorpresa nunca imaginada.
Visita al monasterio de La Pierre qui Vire
Como sabemos que un monje cada día prepara la Eucaristía con
un grupo de huéspedes, nos sumamos a ellos. Es un monje ya mayor, que
comenta los textos bíblicos del día con una veintena de
personas. Dándonos la bienvenida, acto seguido se interesan
por nosotras, con ganas que añadamos nuestros comentarios.
Comentando el fragmento del evangelio, el monje recuerda que
Jesús: "No grita por las plazas", peleándose con los
poderosos, pero grita delante de la tumba de Lázaro en el momento de la resurrección, y
grita en la Cruz al morir. El Hombre Jesús no disputa con los hombres, sino con
el mal que domina en el mundo. Todos estamos de acuerdo en
qué si Jesús no nos hubiera revelado la ternura de Dios
delante de los débiles, "los pabilos que humean", cierto
que nosotros no nos lo habríamos podido inventar.
La Eucaristía empieza a las 9,15, después que el abad hace
una señal con una especie de cuenca metálica, que hace un sonido
muy exótico. Impone ver a los 80 monjes, entre
jóvenes y mayores, rodeando el altar. La iglesia está llena
hasta los topes, todo el mundo sumergido en un silencio monástico
difícil de explicar. Aunque la decoración moderna de la
iglesia a mí no me resulta especialmente bonita, el ambiente
que se crea es cautivador de verdad.
Por nuestro pensamiento pasan al abad Denis Houerre, el abad
Tierry, el Padre de Vogüe y tantos otros monjes de esta
comunidad que con sus escritos han dado una doctrina monástica
muy sólida a la Orden benedictina. Para no hablar de los 80 o 90 títulos de la
colección de arte románico (incluido el catalán) que editaron
durante tanto tiempo. Quizás este monasterio es uno de los que
ha divulgado más la cultura y espiritualidad monásticas. Y eso
se palpa en su plegaria.
Saliendo de misa el joven monje responsable de atender a los
huéspedes nos hace visitar la más nueva y grande de las
hospederías que tienen, al estilo de un hotel de 5 estrellas.
A nosotras nos llama la atención una escalera con una
barandilla de madera bellamente trabajada, cuyas
reproducciones desde hace años nos habían inspirado creaciones
de estilo "neo-románico". La biblioteca de los huéspedes es
grande, y el oratorio invita intensamente a la plegaria
silenciosa. La verdad es que todo el complejo de edificaciones
monásticas, contiene muchos oratorios para quien quiera
encontrarse con Dios, o para los diferentes grupos que deseen
rogar reunidos en pequeñas comunidades.
A la plegaria del mediodía añaden plegarias espontáneas, a
menudo manifestando la comunión universal, y al final, en pie, escuchan en silencio las campanadas del "Ángelus" que suenan
pausadamente.
Después de comer hemos concertado una visita con el P. Abat.
Es un hombre joven y pausado. Su mirada te penetra, como pasa
con los hombres y mujeres de Dios. En el coloquio insiste en
la escucha espiritual que hay que practicar, sobre todo
cuando eres joven, ya que cuando te haces mayor, no
solamente te atrapa la sordera material, sino que a menudo va
unida a la sordera del espíritu, y te resulta difícil estar atento a lo que pasa a tu alrededor. Sobre todo escuchar la
lectura que siempre pide un esfuerzo. La liturgia, con sus
ritmos, ya te toma fácilmente, y cuesta menos esfuerzo dejarte
llevar, pero la lectura si no te la haces tú, nadie
te ayuda. Para acabar recitamos juntos el Padrenuestro.
Después de la conversación, nos hizo visitar el refectorio,
los claustros y el jardín de Ios monjes, además de las 4
preciosas criptas, reliquia de los altares que los 200 monjes
necesitaban, antes del Concilio, para decir las Misas en
particular. Antes de despedirnos, nos hace una invitación
completamente
inesperada: ir a la reunión comunitaria de aquella noche,
justo antes de rezar las Completas. Propuesta que aceptamos
con sorpresa y agradecimiento.
Entonces vamos a la tienda donde, entre otras cosas compramos
una cruz de barro, sencilla, pero muy bonita. Y miramos un
audiovisual de la vida de los monjes, que, como todos los
otros que hemos visto, está muy bien hecho, y es muy bonito.
Las
Vísperas de los sábados son especiales: los monjes usan
cogullas blancas significado la resurrección de Cristo, y
empiezan con la iglesia medio iluminada para cantar el
Lucernario, llenando el altar de incienso. Uno ritos que evoca
de forma cercana la Pascua dominical.
La ida
a la reunión comunitaria por la noche, nos tiene un poco a la
expectativa. ¿Nos encontraremos encogidas?
El
Padre abad empieza por presentarnos como monjas de Sant Benet
de Montserrat, y da el motivo de nuestro paso por allí: nuestras Bodas de oro y de plata, y empieza el encuentro
dando algunas noticias de orden interno de la comunidad.
Después nos invita a tomar la palabra.
Unos ochenta de monjes con la cogulla negra puesta,
parando la oreja muy disciplinados, ya que era la primera vez
que unas monjas participaban de su reunión, nos intimida, pero rompiendo el hielo empiezo por decir que deseo
hacerles una "declaración amorosa". Ni que decir
tiene que el
anuncio es recibido con carcajadas.
Les comento que aunque para la mayoría de ellos somos unas
desconocidas, en realidad nosotras hace tiempo que los amamos
a causa del contacto con algunos de sus abades, y sobre todo
de la doctrina de sus publicaciones que nos ha acompañado en
el crecimiento monástico. Nuestra hermana Rosario de Alemany
tradujo los comentarios a la Regla de San Benito del abad
Denis, muy apreciados por nuestra comunidad.
Les hablo después del trabajo de cerámica y de nuestra página
web. Y el P. Abat les enseña el pequeño obsequio que les hemos
llevado. Muy sencillo, pero hecho expreso y con mucha devoción.
También explicamos que hemos preparado con mucho interés la
historia los monasterios que forman el recorrido de este
viaje, y que eso nos ha ayudado a vivirlo con más intensidad.
Aparte de las "sorpresas" que Dios nos prepara diariamente.
Sorpresas, como la de aquel momento.
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Abadía de La Pierre quien Vire (monjes benedictinos)
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Historia de la Abbaye de Sainte Marie de la Pierre-qui-Vire (monjes
benedictinos)
"Al fin de los tiempos se dibuja el paisaje de nuestras vidas.
Es así como ha sido elaborado nuestro monasterio para cada uno
de los monjes, por los encuentros con los grupos que vienen, y
muy modificado por el día a día que transcurre.
Un día hemos abierto la puerta al que ha
dicho: «Hace falta que venga
a permanecer en tu casa», y nuestra vida ha recibido su
presencia. Que tu visita de hoy pueda tomar el nombre de
encuentro, de la que cada uno reciba lo mejor, bajo la mirada
de Dios."
Con estas palabras definen el acogimiento a los que se acercan
a su monasterio los monjes de La Pierre-qui-Vire
el monasterio
El
nombre del monasterio "La Pierre-qui-Vire" viene de un gran
bloque granítico esculpido por la erosión, dicho el "el dolmen",
situado cerca de la puerta de entrada. La piedra superior
fue bendecida por Padre Muard en
1853 para poner la estatua de
"Sainte-Marie de la Pirre-qui-Vire".
El monasterio de la Pierre-qui-Vire fue fundado en 1850 por el Padre Jean-Baptiste Muard (1809-1854), sacerdote de la
diócesis de Sin. Deseoso de fundar una comunidad religiosa,
descubre la Regla de san Benito cuándo realiza un viaje a
Subiaco (Italia). Se siente atrapado por el equilibrio de vida
que propone la Regla entre trabajo y plegaria, y vuelve a
Francia con sus
dos primeros compañeros. Hace su noviciado monástico en la Trapa de Aiguebelle y en 1850,
instala su comunidad naciente en los bosques de Morvan, en el
sur del Yonne, en el lugar llamado "La
Pierre-qui-Vire". El Padre Muard muere el 19 de junio
de 1854, a la edad de 45 años.
Una veintena de hermanos formaban la comunidad en aquellos
momentos en que se vive una rápida expansión. Obligada a
exiliarse en 1880, cuando después quieren retornar, no pueden
recuperar su monasterio hasta el año 1921, cuando ya no
quedaba nada.
"La
Pierre-qui-Vire" ha dado a luz numerosos
monasterios tanto en Francia como en
el extranjero (Estados Unidos, Inglaterra, Vietnam,
Madagascar, Congo).
Cuando Padre Muard escoge el lugar llamado "La
Pierre-qui-Vire" para instalar su fundación, no
encuentra más que el bosque. Los hermanos tienen que llevar a
cabo la construcción del monasterio. Desde hace un siglo y
medio, con cortes más o menos largos, los monjes han intentado
regularmente campañas de ampliación y de renovación de los
edificios.
La Iglesia
Consagrada en 1871, fue muy renovada en 1992 para aumentar la
capacidad de acogida. La comunidad se reúne siete veces por
día para celebrar lo que san Benito dice
el
Oficio Divino.
Está abierta a todo el mundo. Todos los oficios son cantados en
francés. Es en la iglesia, y en la liturgia, que se vive
principalmente el encuentro entre la comunidad y los huéspedes.
Las criptas
Bajo la iglesia, las criptas son un lugar de silencio y de
recogimiento. En una de ellas se encuentra la tumba de Padre
Muard, el fundador.
El claustro
Es al mismo tiempo lugar de paso y de meditación, pero siempre
lugar de silencio y recogimiento. El claustro actual está
formado de una parte antigua (1871) y otra más
reciente (1992).
La sala capitular
La
comunidad
se encuentra allí cada mañana para escuchar las palabras del
Padre Abat,
comentando un capítulo de la Regla de san Benito.
También en el capítulo se toman las grandes decisiones de la vida
comunitaria: elección de un nuevo abad, admisión de un hermano
a pronunciar sus votos, trabajos importantes... etc.
La celda
Cada hermano dispone de una celda, nombre tradicional de la
habitación del monje, donde duerme o estudia. Es también lugar de
plegaria más personal. Aquí hacemos la "lectio" por la mañana,
y nos podemos retirar durante los tiempos libres. La celda es
el lugar donde nos encontramos nosotros mismos bajo la mirada
de Dios. Es un lugar de combate espiritual y de conversión.
La biblioteca
Consta aproximadamente de 100.000 volúmenes. Principalmente
para nuestro uso, sin embargo, si se da el caso, acogemos a
investigadores o estudiantes extranjeros, cuando nos lo piden.
Hay seis fondos principales: Sagrada Escritura, patrística (escritos
cristianos de los primeros siglos), filosofía, teología y
espiritualidad, monaquismo, y un fondo importante de
literatura, artes y ciencias humanas. Esta biblioteca nos
ofrece la oportunidad de profundizar nuestra fe por medio de
la lectura de autores cristianos o no.
El bosque
En medio de los bosques del Morvan, el monasterio disfruta de
una gran calma al margen de los ruidos que invaden la vida de
nuestros contemporáneos. Podemos pasearnos y aprovechar la
belleza del lugar. Al mismo tiempo que motivo de plegaria, nos
proporciona también la belleza y la paz que podemos compartir.
El trabajo en el monasterio
Trabajamos para ganarnos la vida. Pero hemos hecho la elección
de un horario de trabajo reducido (5 horas por día) para
darnos tiempo por el oficio divino y la lectio. El dinero que
ganamos nos permite ayudar a los más desprovistos.
Con el trabajo cada hermano se pone al servicio de la
comunidad. Unos se dedican a tareas internas (cocina,
mantenimiento de la casa, biblioteca, enfermería, contabilidad
...) Otros trabajos aseguran la financiación del monasterio
como: Ediciones Zodíaco, taller de barro y de porcelana,
fábrica hidroeléctrica, llibreria...etc. El monasterio dispone
también de una granja en la cual, ya hace treinta años, la
comunidad ha hecho la elección de una agricultura biológica.
Actualmente esta granja está administrada por laicos, y
dispone de una quesería según las normas europeas. Produce
quesos elaborados a partir de la leche de nuestras manadas de
vacas y de cabras.
Los sábados, domingos y días de fiesta, disponemos de más
tiempo para la plegaria, la meditación y los encuentros
fraternales.
Nuestra vida está organizada por el horario cotidiano, pero
está también muy marcada por los diferentes tiempos litúrgicos
a lo largo del año. No hacemos vacaciones, en el sentido común
del término, pero disponemos cada mes de un día de soledad y
nos podemos retirar una semana al año para reflexionar.
Domingo 20, San Benito sur-Loire
Eucaristía del Domingo XVl durante el año
Sab. 12,13-8. Tu, Señor, tratas a todo el mundo con
consideración. Eres moderado en las sentencias. Los justos
tienen que ser, como Tu, humanos con los demás. A todos das ocasión de arrepentirse.
Rom. 8,26-27. El Espíritu, intercede con gemidos que no se
pueden expresar. La pasión del Espíritu es interceder por el
pueblo santo.
Mt.13,24-43 (Sigue el sermón de las parábolas) Los campos del
mundo tienen buena semilla y cizaña, y hace falta que los
dejemos crecer juntos. El último día la cizaña será echada al
fuego y
los justos resplandecerán en Dios. El Reino es como un grano de
mostaza, que siendo tan pequeño se hace un gran árbol. O como
una levadura que hace fermentar toda la masa. Jesús expone en
parábolas las "cosas que eran secretas desde la
creación".
Señor, en San Benito sur Loire, entre aquellas espléndidas
edificaciones he comprendido que en todos los campos de la vida hay buena semilla y cizaña. A pesar de vivir en un lugar
privilegiado, también se nota la presencia de la
cizaña. Vivir guardando el sepulcro de S. Benito, rodeado de
unas piedras milenarias llenas de misterio para los benedictinos, no priva de
sentir que en la vida hay trigo y cizaña. Más bien constatar eso es una invitación a hacer
crecer el grano de mostaza y la levadura, a fin de que esta
vieja cepa de los benedictinos sea un gran árbol.
Trigo y cizaña, Señor, forman parte de cada vida y de cada
situación. El Espíritu nos lo explica con palabras que no se
pueden expresar, pero que sentimos vivas en nuestro interior.
Estas bellísimas y entrañables construcciones nos hablan de
"ser humanos con todo el mundo".
La primera visita es para la cripta donde la tradición dice
que se guardan las reliquias del cuerpo de S. Benito. Realmente
es un lugar recogido, donde se respira deseo de plegaria. Hay
gente arrodillada delante del arca que contiene los restos del cuerpo. La
oscuridad producida por las anchas columnas románicas, las
lámparas quemando, llenan de "misterio" este lugar tan sagrado
para nosotros.
La comunidad, formada por 35 monjes, comparte la Eucaristía
con una multitud de fieles que llenan la iglesia. Dicen que a
lo bueno y mejor de la burguesía francesa le gusta la Liturgia celebrada entre estas piedras venerables.
Saliendo vamos a saludar al Padre Lin, que acto seguido nos
invita a comer en la hospedería.
La visita con un guía tan excelente resulta magnífica.
El
P. Lin, es un gran especialista en los Padres de la Iglesia, y
empieza regalándonos una cita de S. Agustín: "Té ipsum tibi
reddam, quando té mihi reddidero," "Yo te doy a ti
mismo, cuando tú te das a Mi". Que es como decir:
serás tú cuando seas Mío. Contigo, Señor, sabemos que nos
convertiremos en buena semilla, a pesar de que tengamos mucha
cizaña dentro de nosotros.
Empezamos la visita contemplando el atrio en forma de torre
delante de la puerta de la iglesia, con los capiteles miniados,
que da una magnificencia única al románico de S. Benito sur
Loire. Nos dice que nos encontramos en la época del Abad
Oliva. El mosaico del suelo del presbiterio de la magnífica
iglesia es carolingio, y también el de un altar lateral
(sVIII). La sillería del Coro es del s XVIII, y la
barandilla del presbiterio es donación del Cardenal Richelieu,
que fue abad comendatario.
Nos hace volver a la Cripta, pero esta vez abre las luces
adecuadas para contemplar mejor el arca con los despojos de S.
Benito, invitándonos a unos momentos de plegaria silenciosa. Realmente
impresionante.
Yo deseaba ver el Pantocrator de la Portada lateral, y a
pesar de que no está muy bién conservado, disfrutamos ante la
serenidad de esta imagen.
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Monasterio de S. Benito Sur Loire (monjes benedictinos)
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Historia del Monasterio de Saint Benoït-Sur-Loire
Los primeros datos conocidos sobre el monasterio benedictino
de Saint Benoît-sur-Loire, situado en una colina cerca del río
Loire, fechan del 630 (poco antes de la muerte de S. Benito, ocurrida
en Montcasino, Italia).
Al principio de este siglo VII, dos comunidades religiosas se
instalan cerca del Loire, en el territorio de Fleury. Una, bajo el
patrocinio de la
Virgen,
la otra bajo el de
San Pedro.
Las dos se rigen por la regla de S. Columbano, que después es
sustituida por la regla
benedictina.
Las dos comunidades se acaban fusionando.
En el año 670, cuándo los bárbaros asolan Italia y el mismo
Montecassino, el abad de Fleury para que las reliquias del
cuerpo del Santo de Norcia no se pierdan en medio de aquella «barbarie»,
se las lleva a su monasterio
de Francia. Entonces este cenobio cambia la titularidad
llamándose de «S. Benito sur Loire». La llegada de las
reliquias permite un esplendor mantenido por Teodulfo, obispo
de Orleans, que crea aquí dos escuelas monásticas.
Se dice que con el fin de darle culto, los monjes de
Fleury construyeron una iglesia digna del santo. Esta obra
artística es realizada en los siglos XI y XII. La comunidad de este
lugar continúa pensando que los restos de San Benito permanecen todavía en este santo lugar, a pesar de en
Montecasino se veneran otros. De hecho el traslado de las
reliquias es el motivo decorativo de diversos capiteles
antiguos.
Las invasiones normandas interrumpen este impulso, en el siglo
IX, antes de otro renacimiento en el siglo X. En esta fecha,
una reforma de la abadía es emprendida por Ot de Cluny. La
abadía conoce su pleno despliegue bajo el abadiazgo de San Abbon
(988-1004) y de Gauzlin (1004-1030). Deviene entonces un centro
literario, y se beneficia de una carta de exención.
En 1026, un incendio destruye los edificios monásticos. Pero
son inmediatamente reconstruidos. En la misma época, se
empieza la edificación de la torre-porche. En 1067 empieza la
construcción de la basílica, el altar de la cual es
consagrado en 1108. Se acaba en 1218.
En 1486, la abadía pasa bajo el régimen de la comenda. Ocurren
entonces las guerras de religión que afectan a su
funcionamiento y la degradan. El abad Ot de Châtillon Coligny,
hermano del almirante, se convierte al protestantismo y
permite el pillaje del monasterio. Las obras de la biblioteca
son vendidas y son esparcida por Europa, el tesoro desaparece.
En 1627, la Congregación de San Mauro se hace cargo de la
abadía. Un nuevo monasterio es construido en el siglo XVIII.
Pero con la Revolución los edificios monásticos son
destruidos.
En 1865, los hermanos de la Piere-qui-Vire hacen revivir este
monasterio, aunque, en respuesta a la ley sobre las
Congregaciones, la comunidad escoge exiliarse. No vuelven
hasta 1920, comprando entonces de nuevo los terrenos próximos
a la basílica. La vida monástica se recupera en 1944 y el
monasterio es entonces restaurado. Máximo Jacob, antes de ser
detenido por la Gestapo, había escogido S. Benoît- sur-Loire
para retirarse.
Sant Benoît-sur-Loire es visitado anualmente por miles de
peregrinos con el fin de admirar la belleza artística del
lugar y para rogar en la cripta románica de comienzos del s.
XI donde se dice reposan los restos de San Benito.
La vida monástica rehecha en el siglo XIX, forma una comunidad
de plegaria, trabajo y acogimiento activo de peregrinos y
visitantes, como lo fue en sus orígenes. Actualmente esta
comunidad consta de una cuarentena de monjes.
Los
edificios
La cripta, situada justo en medio del corazón de la
construcción, contiene el relicario con las reliquias del
santo patrón del lugar, San Benito. Dicen que éstas serían
depositadas en este lugar de culto, cuando se consagró el
altar mayor, el año 1108.
La imponente torre delante de la entrada de la iglesia, es toda una fortaleza y el número
de pilares que la componen hacen ver la ambición de este
proyecto.
La arquitectura de esta torre evoca la Jerusalén celestial
descrita por san Juan en el Ap, 21 "Su longitud es igual a la
anchura ... Tres de las puertas miran a levante, tres al norte, tres
al sur y tres a ponente ... Sus puertas no se
cerrarán en todo el día, porque allí de noches no habrá."
El
coro consta de dos santuarios a diferentes niveles, el más
próximo por la majestuosidad, armonía y nobleza, recuerda las
grandes basílicas romanas. Detrás del altar mayor está el muro
de las confesiones que separa la iglesia de la cripta de las
relíquias.
La nave central, de más sobriedad que el santuario, románica
en las partes más bajas, es cubierta por una vuelta gótica. El
arco del crucero descansa sobre capiteles románicos.
El paso de un estilo al otro es armonioso. Cristo, Maestro,
domina y preside rodeado de los cuatro evangelistas y sus
símbolos.
Itinerario hacia Taizé
Dejamos el lugar con nostalgia, pero con el corazón lleno de
emociones, para encaminarnos al Carmelo de Mazille,
cerca de Taizé, donde las hermanas carmelitas ya nos esperan.
En realidad llegamos más tarde de la cuenta, ya que no
solamente supone hacer muchos kilòmetres, sino que
encontrar el Carmelo es un rompecabezas. Entre los muchos
visitantes, comemos un poco y nos retiramos a nuestras
minúsculas habitaciones.
El día siguiente, después de compartir la Plegaria con la
comunidad de carmelitas (la mayoría jóvenes) nos marchamos
hacia Taizé.
Lunes
21 Taizé
Eucaristía
Mt 12,38-42. Mateo nos dice que esta generación mala pide
una señal y sólo se le dará el de Jonàs: la resurrección
después de tres noches en el corazón de la tierra.
Miq. 6,1-4 6-8 El fragmento del profeta es el que decimos en
los Improperios del viernes santo " ¿Pueblo mío, que te he hecho? Yo que te saqué
de Egipto". Por eso nos preguntamos: ¿Qué ofreceremos al
Señor? Y Dios nos responde: "justicia, bondad, y andar
humildemente delante suyo".
Hoy viviremos realmente la RESURRECCIÓN en Taizé. Un lugar que
nos invita a la justicia, la bondad, y a andar humildemente al
lado de tantos otros hermanos y hermanas que allí peregrinan.
Estancia en Taizé
La primera impresión, es la de un inmenso caos donde cada uno
se busca el entorno adecuado. Grandes explanadas llenas de
tiendas de campaña, y estacionamientos llenos de autocares.
Mucha juventud y animación.
Después de pasar por la casa de acogida y situarnos en los
propios apartamentos, vamos a mirar la tienda donde nos
encontramos con el Hno. Emmanuel, un joven maestro de novícios
muy agradable. Concertamos una visita con el Hno. Daniel, que
es el artista de la cerámica, para aquella tarde.
Después me voy a la iglesia donde quiero estar sola:
Senyor,
te siento muy próximo. Tú eres más que Jonàs, más que
Salomon, Tú eres la Vida y la Resurrección. Tú eres UNIVERSAL.
Jesús, Tú eres el que mueve los corazones, cómo pedía el profeta Miquees. Nuestro camino, nuestra respuesta es
"la justicia, y
la bondad". Lo siento al vivo aquí en Taizé, entre esta juventud que te busca con el corazón, y hasta quizás sin
saberlo. Estoy cerca del pequeño icono que te
representa Resucitado con Maria Magdalena. Mañana justamente
será la fiesta de Maria de Magdala. Ya en el monasterio,
preparando el viaje, se me hizo presente Tu encuentro con
ella. Ahora se hace real. Es como tu respuesta al deseo de este viaje. Tú y yo nos encontramos como
cuando miro el Buen Pastor y Maria, en el claustro de casa. Tú
y yo, ahora, aquí, en un momento muy esperado, inolvidable.
En las 12'30 hay la plegaria del mediodía. Cuatro cantos
repetitivos, lentos, meditados, acompañan algunos textos
leídos con unción. Todo muy meditativo, calando dentro del
corazón. Finalmente plegarias por la paz. Aquí se toca en
cierta manera la Trascendencia y la Humanidad. Nos sentimos
JUNTOS, Senyor, a tu lado.
Después de comer vamos a ver al Hermano Daniel que trabaja en
la cerámica con el Hermano Ludovico. La visita se convierte en
un encuentro muy simpático. Nos reciben en su taller de artistas. Unos
pequeños cuartitos llenos de pinturas, de piezas empolvadas, y
de hornos. El H. Daniel, ya anciano es de los fundadores de
Taizé, y al principio trabajó con nuestro ceramista Llorenç
Artigues, que yo tuve de profesor en la Escuela Massana de
Barcelona. Poco a poco vamos trabando amistad hasta que el
joven Ludovico se va a buscar la máquina de retratar para
mantener el recuerdo del encuentro. Y lo más interesante es
que acaba explicándonos los "secretos" para obtener los
efectos típicos de la cerámica que él hace, y que
evidentemente nosotras no imitaremos. No hay que decir que los
hemos invitado a venir a nuestro monasterio, pero el H. Daniel
dice que no tiene ánimos. Ludovic dice que si puede
un día vendrá.
Ellos mismos nos acompañan al taller del monasterio donde, con
más o menos regularidad trabajan todos los monjes. En aquel
momento hay unos15, cada uno haciendo su tarea. Lo tienen muy
industrializado. Para cocer las piezas las ponen en unos
grandes carros que ya hacen de base del horno. Ellos mismos se
hacen el barro y los esmaltes.
Nos regalan unas piezas con imperfecciones. Como en todas partes, tienen
montañas de desperdicios a causa de pequeños desperfectos.
Gangas del oficio.
Más tarde vamos a Cluny que está muy cerca. Otro hito también
importante en nuestro peregrinaje.
Visita a la Abadía de Cluny
El lugar que ocupaba la abadía es inmenso. Hoy lo componen diversas
calles y edificios. Atravesar por estos espacios hace sentir un
aliento monástico que cala por dentro, lleno de la historia de
nuestras raíces. De la iglesia sólo queda el campanario
románico, majestuoso, que, en este momento está en obras.
También se visita un claustro del Renacimiento, una capilla, y
se ve el exterior del palacio
del Abad, de un gótico flamigero.
Más que decepción sentimos desconcierto ante unos restos tan
escasos, al lado de lo que debería ser Cluny en tiempo de los 5 abades que
fueron santos
(San Ot,
San Maiol,
San Odilón,
San Hugo y Pedro el venerable).
Pero antes de marcharnos nos invitan a ver un audiovisual en 3
dimensiones, impresionante. Se ha reproducido virtualmente la
iglesia, por donde virtualmente puedes pasear, escuchando las músicas
gregorianas del tiempo. Dios también hoy nos ha querido
sorprender.
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Monasterio de Cluny (antes monjes benedictinos)
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Historia de la abadía de Cluny
La
abadía fue fundada en 910 en una reserva forestal de caza, en
la zona de lo que más tarde sería un municipio, cuando
Guillermo I de Aquitania,
conde de
Auvernia, instaló el abad
Bernón de
Baume, y puso la abadía bajo la autoridad inmediata
del
Papa
Sergio III.
El abadía y su constelación de dependèncias se convirtieron
pronto en el ejemplo del tipo de vida religiosa del
siglo XI.
El pueblo creció en torno al cenobio.
La
orden benedictina fue clave en la estabilidad
conseguida por la sociedad
europea de aquel tiempo, y en parte debido a la
adhesión a la reforma contra la investidura a los cargos
eclesiásticos (investir a laicos como obispos, abades...), la
simonía (compra del oficio clerical) y la clerogamia (incumplimiento
del celibato entre los clérigos y monjes). . Una sucesión de
abades competentes y santos, serían figuras relevantes en el
terreno internacional. Así Cluny se convirtió en el más
prestigioso monasterio de Europa. Formando federaciones, llega
a tener 2.000 monasterios federados, con centenares de monjes
adscritos, de los cuales el abad de Cluny era el superior.
El monasterio fue saqueado por una turba de revolucionarios en
1790.
Organización
El monasterio de Cluny se diferenciaba en tres aspectos del
resto de casas de la orden: en la organización de su
estructura, en la prohibición de alquilar las tierras a segundos
según
el uso feudal, y al considerar la
liturgia
como principal forma de trabajo. Mientras la mayoría de
monasterios benedictinos eran autónomos y asociados sólo de
manera informal, Cluny creó una extensa orden federada
subordinada al abad de Cluny.
Las costumbres de Cluny representan también el impulso del
ideal del monasterio benedictino como una unidad
autosuficiente en su producción agrícola, similar a las
explotaciones agrícolas
contemporáneas, que se instalaban en las partes
más
romanizadas de Europa y en los feudos, donde cada
miembro ejercía un trabajo físico además de dedicarse a la
oración. San
Benito de Aniana, el "segundo Benito", era consciente que los
monjes negros (benedictinos) no podían seguir alimentándose a
sí mismos simplemente con el trabajo físico. En
817
para gobernar los monasterios carolingios hacía falta la ayuda
de
Luís el Pío.
Cluny, en cambio, acordó ofrecer "plegarias perpètuas" (laus
perennis), a sus benefactores, significando eso que también la
plegaria era una tarea a realizar.
Las artes
En Cluny, las artes estaban centradas en la
liturgia,
extensa y bella en un entorno inspirador, que reflejaba el
sentimiento de piedad propio del
siglo XI.
La intercesión monástica parecía indispensable para conseguir
un estado de gracia, y los gobernantes competian para ser
recordados en las inacabables oraciones de Cluny, cosa que por
otra parte aseguraba el mantenimiento del monasterio, y
ofrecía la posibilidad de la creación artística en otros
campos.
El rápido crecimiento de la comunidad de Cluny necesitaba
edificios cada vez mayores. Las construcciones de Cluny
afectaron profundamente las prácticas
arquitectónicas del occidente
europeo desde el
s X al
XII.
Las tres iglesias sucesives son llamadas convencionalmente
Cluny I, Cluny II y Cluny III. Al construir la tercera y
definitiva iglesia de Cluny, el monasterio consiguió
también el edificio mayor de
Europa,
antes de la reconstrucción de la
Basílica de
San Pedro de
Roma
en el
s XVI.
La campaña
de construcción de Cluny III fue financiada por el censo anual
establecido por
Fernando
I de
Castilla
-
León,
en
1053
y en
1065.
La suma se fijó en 1.000 monedas de oro para Fernando, cantidad
doblada por Alfonso VI en 1090. Para Cluny, esta cantidad
representaba la anualidad mayor, nunca recibida por una orden
religiosa y nunca más superada. El censo del rey Alfonso permitió al abad Hugo (muere en
1109)
hacer la construcción de la gigantesca tercera esgésia del
abadía. Cuando esta fuente se cerró, se generó una crisis
financiera que afectó económicamente en Cluny durante los
mandatos de los abades Pons (1109-1125)
y
Pedro el
Venerable (1122-1156).
En Cluny, el oro dado servía para dar publicidad a los nuevos
ricos cristianos de España, y colocó por primera vez éste país
en la órbita europea.
Retorno en Taizé
Volviendo por fin a Taizé, nos unimos a la multitud para la
Plegaria de la noche a las 8 de la tarde.
El hecho de girarse toda la assamblea de cara al libro, a
veces incluso dando completamente la espalda al altar, a la hora de la
lectura de la Escritura, hace sentir al vivo la importancia
que tiene. Los salmos y cantos repetitivos van calando
corazón adentro, hasta que los momentos de SILENCIO parece que
te hagan tocar a Dios. Al final ponen la cruz en medio de la
Iglesia y los jóvenes se acercan para quedarse en adoración,
hasta entrada la noche.
Saliendo de la celebración, Dios nos ha preparado otra
sorpresa. El hermano Pedro de Taizé, hijo de Barcelona, nos
detiene para saludarnos. Por fin nos ha encontrado. Sabía que
había en Taizé unas monjas de Montserrat y quería saludarnos.
Él, junto con la Glòria, una chica también de Barcelona, desde
ahora se convertirán nuestros ángeles más cercanos.
Martes 22- Taizé. Santa Magdalena
Eucaristía
Jn. 20, 11-18 María va al sepulcro cuando todavía era
oscuro. Se queda llorando. Se han llevado a mi Señor ...
¡Maria! ¡Rabuni!
Cántico 3,1-4 Busco al que ama mi alma. Lo llamo. Lo he
encontrado. Lo he cogido, y no lo soltaré.
Providencialmente en las 7,30 de la mañana, en una de las
criptas encontramos una Eucaristía católica. Dicen los textos
propios de Sta. Maria Magdalena. Los que yo me había preparado
para este día, antes de empezar el viaje. El Jesús de Taizé, para
mí, toma cuerpo en el encuentro con la Magdalena en el jardín
de la resurrección. El encuentro con Él, a pesar de ser plural
por la diversidad del assamblea, se convierte en hondo y
personal. Lo notas en el propio corazón y en cada rostro.
Quizás hay 20 concelebrantes y unas 300 personas. Me encuentro
exactamente "en casa", aunque también me habría gustado la
experiencia de una eucaristía ecuménica. Pero esta oportunidad
se presenta acto seguido.
A la celebración de la mañana que sigue, después de los cantos
y los salmos, se reparte Pan consagrado, pero también otros
signos de comunión de otras religiones. La gran mayoría acude
al centro de la iglesia para recibir, con los monjes, el
Cuerpo y la Sangre de Cristo. En este momento decido
tomar de las manos de un chico hindú un pan bendecido, y sobre
todo compartir con él una sincera sonrisa FRATERNA.
Después del desayuno acudimos a la charla del Hno. Emilio que
comenta la carta de Cochabamba. Disfruto de veras:
"Dios se ha hecho parecido a nosotros para que nosotros
fuéssemos
como Él", dice S. Irineo de Lyon en una nota de la carta. En
el antiguo Testamento se nos habla del poder de Dios, pero
sobre todo el evangelio de S. Juan nos dice que Dios,
inclinándose, se ha hecho carne, o sea Vida nuestra. S. Pablo
recalca que Él por el abajamiento "ha tomado la forma de
esclavo", y ésta es su Gloria. Por eso ahora no rogamos al Dios del poder, sino al Dios que se hace "pequeño" con el fin
de ser en todo como nosotros. Compartiendo, nos hace ser
verdaderamente personas. Ésta, pues, no es solamente su
Glòria, sinó que también tiene que ser, nuestra gloria. Éste
compartir con Dios y con los demás nos hace libres, parecidos
a Dios. Por eso compartir dialogando sobre las experiencias
de cada uno nos enriquece, haciéndonos conocer el mejor de
nosotros mismos».
Como nuestra estancia es tan breve, no entro en ningún grupo
organizado.
Tengo ganas de contemplar el paissatge intentando retener la
intensidad del momento. Pero muy pronto Dios se me presenta
bajo el rostro de una chica que me pide conversación. Irene,
ahora forma parte del recuerdo de mi Taizé, junto con muchas
otras personas de muchos otros países. La joven Irene de 17
años, es una francesa adoptada, que proviene de Argelia. No sabe
nada de sus padres, sino que la abandonaron, junto con su
hermano mellizo que es discapacitado, a causa de la pobreza. Me
dice que su madre adoptiva es una gran persona, y que la
ama mucho, igual que a los otros 7 hermanos también
adoptados, de diferentes países. Desde este momento Irene no
me deja. Está contenta de hacerme de "protectora" cuando me siento perdida entre este caos de gente. Antes de
separarnos le doy pequeños obsequios sin importancia que había
traído del monasterio, no solamente para ella sino para su
madre y hermanos. Ella los recibe como un gran regalo. Dice
que me vendrá a ver a Montserrat. Yo la reencuentro en Dios cada
día, haciendo presente su visita.
Compartimos la comida en el Abiodh no solamente con Glòria, y
otros catalanes, sino con un matrimonio de Moscu, que son
ortodoxos. Aprovechamos para hablar de la situación de su
país: están dolidos. Hay mucha gente sin casa, ni seguridad
social, además de mucha corrupción en el gobierno. A pesar
del cambio, Puting sigue mandando, y hay una gran división de
clases entre los muy ricos y los muy pobres. También entre
los ortodoxos la práctica religiosa ha disminuido mucho.
A las 2,30 tenemos concertado el encuentro con el hermano
Pedro. La primera pregunta que nos hace es para saber: ¿"qué
nos ha parecido Taizé"? Cada una de nosotras dice la suya.
Para mí lo más importante es que han creado un ambiente donde
la gente demuestra que se AMA.
También el facilitar el descubrimiento con uno mismo, o, para
muchos jóvenes, el camino de iniciación al hecho religioso. Y
sobre todo el sentido de universalidad.
También nosotras le hacemos preguntas. Nos explica que entre
ellos no "quieren saber" si son católicos o de otras
confesiones. Es la manera de no percibir diferencias por un
hecho que encuentran poco relevante. Todos viven como hermanos.
Y nos recuerda que cuando el hermano Roger empezó, a los
católicos se les prohibía rogar con los monjes de Taizé por el
hecho de ser protestantes. Cuando el Hermano Pedro le dijo que
era católico, pensando que eso sería un impedimento, el
Hermano Roger le respondió que había otros, y que Juan XXIII lo sabía.
Al preguntarle sobre la rama femenina, nos dice que las monjas
que atienden la acogida de Taizé, les hacen un servicio muy
útil, pero que son las monjas de Grandcham en Suiza, las que
empezaron la experiencia femenina con el mismo espíritu que el
Hermano Roger. De hecho de vez en cuando se reúnen las dos
comunidades. Y nos hace notar que también ellas hacen una gran
tarea ecuménica en su país.
Para acabar nos lleva a la iglesia del pueblo de Taizé, donde
empezó todo. Aquí, nos dice señalando la cancel, rogaban a los
católicos ya que les estaba prohibido hacerlo dentro de la
iglesia con
"protestantes". Hace impresión la tumba del Hno. Roger, sencilla
como las otras.
Nos dice que en realidad el nuncio Rocalli nunca dio permiso
para que los católicos se unieran a la comunidad de Taizé, sino
que fue el obispo de su diócesis que después de esperar en
balde la respuesta, se tomó la libertad por su cuenta.
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Monasterio de Taizé (monjes)
para ver las 25 fotos pulsad la imagen |
Historia de Taizé
Empezó en 1940, cuando el H. Roger tenía 25 años. Dejando su
país, Suiza, vino a Francia, el país de su madre. Guardando
cama por una tuberculosis pulmonar había madurado su deseo de
formar una comunidad ecuménica. Durante la 2ª guerra mundial
quiso ir a ayudar a las personas que sufrían. Taizé se
encontraba cerca de la frontera que dividía Francia, por lo
tanto era un buen lugar para acoger refugiados. Compró una
casa abandonada y empezó los servicios acompañado de una
hermana suya. Entre los refugiados acudían también judíos y
agnósticos, por eso cuando quería rezar lo hacía sólo, fuera de
la casa, y recomendaba lo mismo a los que vivían con él. Al
ser descubiertos por los militares, tuvo que volver a Suiza.
Retornó a Taizé en 1944, cuando la guerra había acabado.
En 1945, con un pequeño grupo de jóvenes, empezó la acogida de
niños huérfanos y prisioneros de guerra alemanes. Poco a poco
otros jóvenes se les unieron y el día de Pascua de 1949, siete
de ellos se comprometieron a guardar el celibato y a llevar
una vida en común y con una gran sencillez.
Durante un largo período, en el invierno de 1952-53, el fundador
de la comunidad escribió la Regla.
Un documento que fue muy
bien acogido y valorado dentro de la iglesia católica y sobre
todo en los monasterios.
Recuerdo que en el tiempo de mi noviciado el texto de la Regla
de Taizé fue muy apreciado. "Vivir el hoy de Dios" fue un
pensamiento muy predicado por el abad Cassià Just.
Miércoles 23- Taizé Toulouse
Eucaristía
Mt.13,1-9 Empiezan las Parábolas sobre el Reino: El Sembrador
sale a tirar las semillas y unas caen a ras del camino,
otras entre cardos. La tierra buena es la que da fruto, ya
sea 60 o 100 por uno.
Jer. 1,14, 10 Explica la vocación de Jeremias: Antes de formarte te consagré profeta. Ah, soy demasiado joven, y no sé
hablar, dice él. Yo estaré a tu lado, pondré mis palabras en
tu boca
Itinerario
Pasamos pueblos y ciudades, atravesando media Francia. Dios ha sembrado generosamente los campos de este mundo. La belleza
exterior es misterio del DON interior. Gracias Señor, porque
nos has dado orejas para escuchar tantas voces de la
naturaleza. Nosotros sabemos que somos niños que no saben
hablar. Pon tus palabras en nuestra boca.
Para no hacer una tirada tan larga de viaje y llegar a casa
más repuestas, un matrimonio amigo nos ha ofrecido pasar por
su casa. Nos acogen con un interés muy cordial.
Jueves 24- Toulouse - Sant Benet
Eucaristía
Mt 13,10-16. A vosotros os hago conocer los secretos del Reino
en parábolas. Felices vuestros ojos que ven. Muchos lo
desearon y no pudieron.
Jer 2,1-13 Recuerdo tu amor de joven. Yo os llevé a un país
ufano, y vosotros profanasteis la tierra. Habéis hecho un
doble mal: abandonar a Dios y haceros cisternas agujereadas.
Felices nuestros ojos que ven tus maravillas. Senyor, haz
que no te abandonemos nunca para hacernos cisternas vacías que no contienen agua.
Estancia en Toulouse
La breve estancia en casa de los amigos es verdaderamente
de descanso. Nos encontramos tan como casa que acordamos
que por unas horas esta torre de las afueras de la ciudad se
convierte en un "monasterio". Rezamos Laudes juntos, incluso
con plegarias espontáneas que resumen las ricas experiencias
del viaje. Discutimos de temas de "filosofía religiosa" muy
interesantes.
Llegada al monasterio
Finalmente llegamos al monasterio recordándolo todo como un
sueño. Un largo sueño que compartimos con la comunidad, sin
olvidar las SORPRESAS de Dios. Un sueño que formará parte del
nuestro andar monástico, mientras Dios quiera.
Y un sueño que, por fin, he querido compartir también con
todos vosotros, los amigos y hermanos internautas.
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