En la vida monástica pronto te das
cuenta que lo que da intensidad al día a día es el ir siguiendo la vida
de Jesús a través del año litúrgico. Y esto ocurre, sobre todo, a través
de la Palabra que tan generosamente la liturgia pone a nuestro alcance.
Es por ello que al proponerme hablar de la Navidad, quisiera fijarme en
algunos textos bíblicos propios de esta tan preciosa solemnidad.
GENEALOGÍA
La larga lista de nombres puede resultar pesada si no te fijas un poco.
Todo el mundo sabe que la genealogía de Mateo y la de Lucas tienen muy
pocas coincidencias. Siendo de raíz palestinense, Mateo cita muchos más
nombres bíblicos, mientras que Lucas, de cultura griega, mas
desconocedor de la Sagrada Escritura, se inventa (o no sabemos de dónde
saca) cuarenta de los nombres que pone. Y curiosamente el nombre de
"Matatías" se repite seis veces con diversas variantes (Matatías y Matat
dos veces cada uno, y Matata y Maat una vez).
Mientras Mateo comienza la lista con Abraham, el padre del pueblo de
Israel, Lucas pone Adán, el padre de toda la humanidad. Dos visiones
sobre los ascendientes de Jesús, una judía y otra griega (dirigida al
ilustre Teófilo según Lc 1,3).
Siguiendo la genealogía de Mateo, lo primero que llama la atención es la
presencia de cuatro mujeres, todas ellas extranjeras y la mayoría
prostitutas: Tamar, Rahab, Rut y Betsabé. En Mateo la ascendencia de
Jesús tampoco excluye los paganos, él que dirá al final del evangelio "id
por todo el mundo" ... Con Mateo, además, me gustaría fijarme en algunos
de los nombres, para darles "rostro":
Fares es el menor de los dos gemelos hijos de Tamar (a menudo
Dios escoge a los pequeños).
Naason es ayudante de Moisés durante el paso por el desierto. Y
entre los reyes malos sobresalen Acaz y Manasés que llegan a
quemar sus hijos en honor de los ídolos en el lugar donde, según el
profeta Jeremías, se llamará "el Tofet", como signo de maldición. Lugar
que, siglos después, será convertido en "sepultura de forasteros",
cuando los sacerdotes lo comprarán con el precio de la sangre de Jesús.
Hoy en ese lugar hay un monasterio.
Y justamente entre estos dos reyes perversos, hay Ezequías uno de
los reyes más buenos, figura del Emmanuel, al nacer de la "mujer que
esperaba un hijo" (la esposa de Acaz, según el "señal" prometido por el
profeta Isaías). Finalmente encontramos el gran rey Josías que,
tras descubrir el libro del Deuteronomio, lleva a cabo la reforma
religiosa más importante de la historia de Israel.
Salvo, pues, de los patriarcas, y, evidentemente de David y Salomón,
sólo los nombres de Assa y su hijo Josafat, de Ozías
que era leproso, y su hijo Jotam, todos los demás fueron reyes
malos a los ojos de Dios. Queda claro, pues, que al hacerse hombre, el
Hijo de Dios asume en la propia generación, nuestro pecado.
Finalmente después de la deportación, Mateo pone siete, nombres, también
totalmente desconocidos, y distintos de los de Lucas.
Al terminar la genealogía, Mateo hace notar que de Abraham hasta David
hay catorce generaciones, de David hasta la deportación catorce más, y
de la deportación hasta Jesús catorce igualmente. El número catorce para
los judíos significa el nombre de "David" (los números se hacen con
letras). Repetido tres veces quiere decir, entre los semitas, una
certeza absoluta. Con ello Mateo no hace más que insistir en la
mesianidad davídica de Jesús.
INFANCIA DE JESUS
Sólo Mateo y Lucas nos hablan de los nacimiento de Jesús y de su
infancia, y nos lo dicen bajo perspectivas muy diferentes.
Infancia en Mateo
Mateo, el Evangelio palestinense, se centra en la figura de José (no en
María). José es el patriarca de la casa de Belén (Nazaret será el lugar
donde irán al retornar de Egipto).
Un ángel, pues, dice a José, el hombre "justo y bueno ", que no tenga
miedo de tomar a María por esposa, ya que ella ha concebido por obra del
Espíritu Santo. Él, José, le impondrá el nombre de "Emmanuel". Después
del nacimiento en Belén, cumpliendo la profecía de Miqueas (en Mateo el
cumplimiento de las profecías del AT dan estructura a la obra), vienen
unos "sabios" a adorar al Rey niño (de quien David ha sido figura), a
quien ofrecen oro real, incienso divino, y mirra para su sepultura como
hombre. Después del nacimiento, José recibe del cielo la orden de llevar
el Niño y la Madre hacia Egipto, a fin de cumplir la historia del pueblo
de Israel. Y cuando Herodes mata a los inocentes se convierten en reales
las palabras de Jeremías sobre el llanto de Raquel en Rama.
Ni que decir, pues, que para Mateo, Belén no es pequeña, ya que es la
ciudad de David, que Egipto es una experiencia crucial para el pueblo, y
que el llanto de Raquel recuerda todo el dolor de Israel a lo largo de
la historia.
Finalmente, otro ángel manda a José que "vuelva de Egipto", y es
entonces que la Sagrada Familia se va a Nazaret.
Jesús, el Dios con nosotros (Emmanuel), es, también, el hijo de Israel,
el pueblo escogido que lo rechazará y entonces el evangelio será
anunciado a los paganos. Una apertura que costará muchísimo, a quienes
siempre se han sentido los privilegiados de Dios. Me atrevería a
recomendar la película de "Pedro y Pablo" que se encuentra en la página
de catequesis de nuestra web: wwwbenedictinescat.com/montserrat/catequesicat.html
donde se ve claramente lo "escandalosa" que fue para los judíos la
apertura del evangelio a los paganos. Una orden de Jesús que todos los
apóstoles habían recibido, pero que sobre todo llevó a cabo el apóstol
de los gentiles.
lnfancia en Lucas
La narración de Lucas está centrada en María, la madre de Jesús, y en
otras mujeres: la prima Isabel, y Anna la profetisa que vive en el
templo. Como en el resto del evangelio, Lucas se fija especialmente en
las mujeres, y en todos los demás pobres y marginados del pueblo de
Israel.
La estructura de la infancia de Jesús en Lucas es sencilla. Por el libro
de los Hechos (2 ª parte de la obra de Lucas) sabemos que Juan Bautista
tuvo mucha importancia (lo cita una decena de veces), y es por este
motivo que él compara los dos niños, Jesús y Juan, haciendo notar la
importancia y diferencia entre el Hijo de María y el de Isabel.
- El anuncio del nacimiento de Juan es en el Templo de Jerusalén, él
será el último profeta del AT, hijo de dos viejos estériles, de un
pueblo caduco, que preparará los caminos a Jesús. Y, además, Zacarías es
castigado porque "no ha creído las palabras del ángel".
- El anuncio del nacimiento de Jesús pasa en Nazaret, uno de los pueblos
más rechazados de Israel, del que no se habla en todo el AT. La Madre es
una joven Virgen (no como los viejos estériles de Juan), llena de
gracia, y su Hijo será también Hijo del Altísimo. No sólo tendrá el
trono de David, sino que "su reino no tendrá fin", no sólo será rey de
los judíos, sino de toda la historia de la humanidad (Él es hijo de
Adán). Cuando María pregunta, el ángel le dice que será obra del
Espíritu Santo, porque para Dios "nada es imposible". Y Ella, humilde,
se considera "Esclava" ante la grandeza de las palabras del ángel. Lucas
quiere recalcar la importancia de esta mujer, a quien Dios ha concedido
su Gracia.
-Encuentro de las dos madres.
Isabel, la madre de Juan, loa María, y Ella alaba al Señor.
En el "Magníficat" encontramos un resumen de la doctrina del evangelio
de Lucas: María no es grande sino "pequeña", y Dios es el Todopoderoso
que hace maravillas cambiando los valores humanos: dispersa a los
altivos y derriba a los poderosos, mientras enaltece a los humildes y
llena a los oprimidos.
Algunos dicen que en Europa nosotros "somos los" últimos cristianos ",
pero parece más exacto el pensamiento del Dr. Pere Lluis Font, que
dice:" No es que el evangelio esté rebasado entre nosotros, sino que ni
siquiera lo hemos estrenado". ¿Hemos entendido de verdad los nuevos
valores del evangelio? Vivimos deseando ser pobres, humildes, o
estimando una vida sencilla?
- Nacimiento y circuncisión de Juan, a quien imponen el nombre de "es
Dios quien salva", mientras Zacarías hace su cántico: Dios nos salva
para que le demos culto con santidad y justicia. Juan es sólo el
"profeta" del Altísimo que le prepara los caminos. Él es el amanecer de
un Sol que viene del cielo.
- Nacimiento y circuncisión de Jesús, que nace en la ciudad de David, en
un pesebre. Él que será Pan partido para todos. No van los "sabios"
(Mateo), sino los pastores, los pequeños y marginados que duermen al
raso, Él que es el SALVADOR. María, la Madre, lo guarda todo en su
corazón, porque los verdaderos misterios pasan en el interior de cada
uno. Cuando lo llevan al Templo para circuncidarlo, Él se convierte en
"consagrado al Señor" y Luz que se revela a las naciones. Los viejos
Simeón y Ana son testigos privilegiados, no los "grandes" de la tierra,
ni los sacerdotes.
En Lucas, pues, Nazaret, María, Jesús, el pesebre, los pastores, nos
hablan del Dios que se acerca a los HUMILDES. En Mateo, en cambio,
encontramos al Dios de Israel que viene al pueblo, pero que al ser
rechazado (por Herodes y los sumos sacerdotes), llevará la Buena nueva a
todo el mundo, representado por los "sabios" que vienen de oriente.
Gracias, Señor, por la gracia de cada Navidad!
|