ÍNDICE

    La reconciliación en la bíblia                                   
    Las bodas de Caná                                   
    La creación en Gen 1-2                          
    El libro de Job y Jesús                                           
    El Espíritu de Dios                           
    La fidelidad                                     
    El matrimonio
    La oración en el matrimonio  (según Tobias 8,5-10)
    La Alianza
    El rey David
    La escucha
    La Samaritana
   Descubrir los propios dones y talentos
   Pecar contra el Espíritu Santo
   El discípulo amado
   La Eucaristía
   Jesús y el servicio de la autoridad cristiana
   María Hija de Sión
   Relación de Jesús con las mujeres
   El profeta Amós
   El Temor de Dios

 LA  RECONCILIACIÓN   EN   LA   BIBLIA
 

casa de Ananías, 
en  Damasco, 
donde Pablo, 
el perseguidor 
de la Iglesia, 
recibió el don de la  RECONCILIACIÓN con Dios.

CORINTO, 
lugar donde hemos de agradecer a Dios que inspirara a Pablo para escribir la carta a los cristianos de Roma

 
 LA CARTA A LOS ROMANOS  
 
Desde Corinto, en casa de Gayo, Pablo dicta a Tercio esta carta que la diaconesa Febe lleva a Roma.

Intentar resumir en pocas palabras esta carta es una pretensión imperdonable.
Pero, por otro lado, la tesis de la carta a los romanos parece ser la mejor para hablar del tema de la RECONCILIACIÓN.

En la primera parte, Pablo habla de la justicia de Dios, que es MISERICORDIA, en cinco puntos básicos (cc1-11) : 
1- Ante Dios todos los hombres somos pecadores. Los paganos (los no creyentes), pecan porque no saben encontrar a Dios a través de la creación, las personas, los árboles, las flores, la naturaleza. Los judíos (los creyentes), pecamos cuando nos ponemos por encima de los demás y los juzgamos pecadores sin tener en cuenta que la misericordia de Dios salva a todos.
2- Es Jesús quien nos trae a todos la SALVACIÓN.
3- Esta salvación gratuita de Jesús, el nuevo Adán que inaugura una nueva creación, nos abre a la Esperanza.
4- Ya podemos vivir, pues, libres del pecado y de toda ley.
5- El Espíritu de Jesús en nosotros nos da la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos de este amor de Dios.
6- ¡Oh profundidad de la sabiduría divina que quiere salvar a todos los pecadores!

En la segunda parte, Pablo explica la moral que exige esta justicia:
Si Dios ha sido tan misericordioso con nosotros, también nosotros lo hemos de ser con los hermanos: amarlos sinceramente, acogerlos con fervor y mucha paciencia, adaptándonos a los humildes, no devolviendo nunca mal por mal, viviendo en paz con todos. Es decir: no dejarse vencer por el mal, sino vencerlo con el bien.
En esta caridad consiste la LEY que hemos de practicar.

Si, cuando éramos pecadores, Jesús nos reconcilió con Dios, podemos nosotros negar a alguien esta RECONCILIACIÓN?

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 LAS BODAS DE CANÁ
 

Iglesias de Caná, un pueblo que se encuentra a pocos kilómetros de Nazaret. 

Antigua jarra que recuerda la que se usó en aquella boda.

 

                     

EL SIGNO DE LA NUEVA ALIANZA

El milagro-signo de las bodas de Caná, como todos los milagros del Evangelio de Juan, nos habla de un misterio más grande que el de convertir el agua en vino. En realidad, cierra el Antiguo Testamento y nos abre al Nuevo.

Según los últimos descubrimientos arqueológicos, parece que podemos hablar de la boda de un "familiar" de Jesús. Por eso es lógico que también estuviera su Madre. Por otro lado, como Jesús comenzaba a tener discípulos, fue con ellos. Nos encontramos, pues, en un clima familiar.

El papel de la Virgen también es importante. Ella, que trae la aurora de una Nueva Alianza, actúa aquí de intercesora a fin de que Jesús avance la HORA. 

El hecho de que se acabe el vino viejo, símbolo de los antiguos ritos judíos, y de que Jesús de el vino nuevo, el "mejor vino" reservado para el momento en que el Hijo de Dios llegara a este mundo, significa la novedad del Reino sellada con la sangre (el vino) de Cristo. 

Puesto al comienzo de la predicación de Jesús, y hecho realidad al final de su vida cuando, en la Cruz, sale "sangre y agua" como nos dice S. Juan, este SIGNO resume la misión de Jesús que vino al mundo para que tengamos :
"VIDA EN ABUNDANCIA" (Jn cap 6)

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     EL  LIBRO  DE  JOB  Y  JESÚS
Un tema constante en el l’AT. que recoge el libro de Job, es el del sufrimiento injusto del inocente, que en Job como en Jesús, se presenta de forma escandalosa. Y en este libro del 
s VI aC. en un momento de sufrimiento colectivo del pueblo que se encuentra cautivo en Babilonia, el autor le da una respuesta atrevida: esta situación no es un castigo de parte de Dios a causa de sus pecados, sino una prueba que Él les hace para que vean que el amor que Dios tiene a Israel es totalmente gratuito, sin condiciones.

I si el autor escribió un poema ficticio, según el estilo de los que componían los paganos en aquellas épocas antiguas, en realidad es una profecía de este Jesús judío que, fiel a una donación total y sin límites, murió injustamente aplastado por los suyos.

Saltando los fragmentos en prosa y las respuestas de los amigos de Job que se mueven en una doctrina ultraderechista (y perdonad el anacronismo) es impresionante dejarte llevar por los sentimientos de este “infortunado” expresados con tanto vigor como poesía, a través de los 11 poemas en que habla Job: 

“Dios me ha cercado por todos lados, me llena de heridas sin ningún motivo. Me ha cortado el paso, me ha desnudado, me ha abatido. Es rebelde mi queja, quiero desahogarme a base de plañidos. Ojalá pudiese pelearme con Él que me llena de heridas sin motivo. Él que antes siempre me respondía, y ahora calla. Por más que soy inocente, no puedo decir nada.
Dios, ¿porqué te escondes de mi y me tienes por enemigo? ¿Quieres atrapar la hoja que cae, la paja que el viento se lleva? Tus manos que me han formado con todo detalle, ¿ahora me quieren destruir? 
Yo había dado fuerza a las manos caídas, sostenía con mis palabras el que se caía. Devolvía el gozo al corazón de la viuda, era los ojos del ciego, el padre de los pobres. Mi discurso los amaraba gota a gota, la luz de mi rostro los sostenía. Era su caudillo y les mostraba el camino, yo, el consolador de los afligidos... 
Pero ahora soy el tema de sus burlas. Me escupen a la cara. Como que Dios me humilla buscan perderme. Mis hermanos se han hecho mis traidores, soy la riota de los malvados. Mis amigos me escarnecen, me humillan con insultos y bofetadas. En mis ojos ronda la muerte, pero mi plegaria es pura. Mi aliento se agota, sólo soy una sombra de mi mismo. 
¡O tierra, no me escondas mi sangre!”. 

Solamente esta desnudez que para Jesús y para Job fue tan real en el "Vía Crucis" más cruel de la historia, nos dice hasta qué punto puede llegar el Amor-Ofrenda de un Dios omnipotente.

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        EL ESPÍRITU DE DIOS
El Espíritu de Dios se encuentra en la primera y en la última pàgina de la Biblia. El relato de la Creación empieza diciendo que "el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas", y el Apocalipsis termina diciendo que "el espíritu y la esposa dicen: VEN SEÑOR JESÚS". Esto llama la atención sobre la importancia de ese Espíritu.

Por supuesto que cuando se nombra el espíritu en el AT. no se trata de lo mismo que en el nuevo. Porqué es Jesús quien posee el Espíritu en plenitud. 
Sobretodo es el evangelista Lucas quien hace ahí más hincapié, no solamente en la sesión inaugural de Nazaret, cuando Él mismo declara que el "Espíritu le ha ungido para que traiga la buena nueva a los pobres", sino que este Espíritu le ha llevado al desierto, se ha mostrado en el bautismo, e irá  conduciendo Jesús hasta la muerte y la Resurrección.
Luego el Libro de los Hechos de los Apóstoles empezará con la venida del Espíritu sobre todos los reunidos el día de Pentecostés.

Podríamos decir, pues, que ahora es el tiempo del Espíritu de Dios, que es el Espíritu de Jesús Resucitado. Lo declara abiertamente S. Pablo: "el Espíritu es el Señor".
En verdad Jesús nos prometió quedarse con nosotros hasta el fin del mundo. Y es a través de su Espíritu que Él está presente en nosotros.
Alguien dijo que este es el "Espíritu olvidado", porqué parece que los cristianos no lo invocamos mucho, pero tal vez no lleve mucha razón, pues se trata del Espíritu del mismo Jesús a quien nos dirigimos constantemente, y a quien encontramos vivo en su Palabra evangélica. 

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       LA  FIDELIDAD

Este es un tema muy amplio puesto que podríamos resumir toda la Biblia en la obra del "Amor-fiel" de Dios. Desde el AT hasta el NT, encontramos la constante fidelidad de Dios, contrapuesta a una constante infidelidad humana. Y no creo que esta frase sea pesimista. Todos sabemos el "barro que llevamos".  Y es exactamente esto lo que celebremos en Navidad: el amor fiel de Dios que de generación en generación nos mantiene la lámpara encendida.

Para concretarlo tal vez se puede rezar el salmo 135 (136), que repite 26 veces el "perdura eternamente su amor". Y "26" es el número que corresponde a la palabra hebrea: "Jahvé". Decimos, pues, de esta forma tan semita ( ellos juegan mucho con los números para hacer teología) que Dios es "amor-eterno".

Y la letanía de este salmo, llamado el "gran hal·lel", que Jesús recitó al final de la última cena (Juan dice "después del himno") se va alternando no sólo con la gesta del Éxodo, donde por puro amor-fiel Dios libera el pueblo, sino que nos asegura que movido también por este amor Él había creado el mundo: "El Señor de los señores, es el único que hace maravillas creando los astros y dando forma a la tierra".

Y tomándolo por modelo, también este salmo puede servir para expresar nuestra fidelidad humana. Para quién lo quiera probar, se puede repetir la misma forma letánica, aplicándola a la propia vida:
"En nuestra vida, Señor, sabemos que perdura eternamente tu amor. A través de todas las circunstancias y ocasiones, perdura eternamente tu amor. En la enfermedad o en momentos de gozo perdura eternamente tu amor"...

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       EL MATRIMONIO

Éste es un tema muy actual e importante, puesto que se vive con problema en muchas famílias.

La doctrina de Jesús es clara: "lo que Dios unió, que el hombre no lo separe, puesto que los dos han de formar una sola FAMILIA". Y San Pablo habla del parecido que hay con "el amor de Cristo con la Iglesia".
Pero lo que el mismo apóstol admite, luego, es que "fuera de los casos de adulterio", no es lícito que el matrimonio se separe. Y a eso se le llama "privilegio paulino", hoy caído en desuso.

El ideal está claro, y FELICES los que lo pueden vivir con un "amor sin fisuras", pero la práctica nos dice que no siempre las cosas transcurren así.
¿Qué hacer entonces? Si realmente se han agotado todos los recursos, si resulta ya impossible recuperar el amor perdido, uno/a  no puede quedar en situación de suicidio. ¡Demasiadas veces nos toca lamentarlo, cuando ya no hay tiempo!

En realidad deberíamos darnos cuenta que el evangelio no debe ser considerado como un tratado de Derecho canónico. El Jesús que perdonó a la adúltera y al hijo pródigo, el Jesús que no vino a condenar sinó a salvar, no puede dejar ningún hijo/a en la exclusión.

Sí, en el horizonte está el ideal que uno debe llevar a la práctica, pero todos sabemos que en muchas ocasiones nos quedamos a mitad de camino.
Entonces, debe ser lícito volver a empezar. Y no por esto deberíamos sentirnos excluidos de la Comunión.

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       LA ORACIÓN EN EL MATRIMONIO según Tobias 8,5-10

Que el libro de Tobias no sea histórico, no quiere decir que no tenga principios de teología i espiritualidad Bíblicas muy importantes.

Aunque la narración se inserta en el cuadro de la Deportación a Babilonia (s VIII-VII aC) de hecho está escrito hacia el 200aC, cuando Israel está sometido a los Seléucidas y la opresión religiosa llega a extremos impensables. 
Justamente en este momento, el libro nos cuenta la historia de dos famílias que, en un estado de casi desesperación (tanto por parte de Tobit como de Sara) son escuchadas atentamente por el Dios misericordioso. Porqué Dios, nos dice el libro, tiene Providencia de nosotros a través de las circunstancias de la vida.

Las pruebas que sufren Tobit ( el ciego) y Sara ( la ultrajada) y sus plegarias (cap 1-3), preparan la narración del viaje de Tobias (cap 4-6) y el casamiento PROVIDENCIAL de los dos jóvenes (cap 7-8). Este acontecimiento, pues, y la plegaria de 8,5-10 son el centro del libro.

La intención de la oración es para que Dios les colme de su AMOR (8,4). 
En ella encontramos el deseo inicial del Creador, al formar el hombre y la mujer como dos seres complementarios. Y la confessión de Tobías de ir al matrimonio con el deseo de encontrar un AMOR SINCERO. La última petición es la de llegar JUNTOS a la ancianidad.

Si S. Pablo dice que el matrimonio es imagen de la unión de Cristo con la Iglesia, es evidente que esta unión debe tener como principio la FE.
Por tanto, no podemos tratar al otro como un "alter ego", sinó como MISTERIO. Puesto que en él/ella, hay toda la fuerza de la resurreción de Cristo comunicada a su Iglesia.

En este clima, la ORACIÓN es el medio indispensable para mantener firmes todos estos principios.

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         LA    ALIANZA

Todos sabemos que no podemos tomar al pie de la letra el libro del Éxodo. Los estudiosos afirman que hubo diversas salidas de Egipto, dentro de las corrientes migratorias de la época. Y tampoco es ningún disparate pensar que el itinerario no es real. De hecho seguir la geografía que nos ofrecen Éxodo-Números es muy interesante.

En el Éxodo el pueblo pasa por Mará (donde murmura y Dios le da agua), Desierto de Sin (donde murmura y Dios le da el maná y las codornices) y Rafidim (donde se repite el episodio del agua). Finalmente llegan al Sinaí.
En el libro de los Números del Sinaí van hacia el desierto de Faran (se repite el hecho de las codornices), a Hasserot (siguen murmurando) i Cadés Barné, donde reciben con murmuraciones los que han explorado la Tierra Prometida. A causa de este pecado son castigados a pasar 40 años vagando por el Desierto. Nuevas rebeliones en Meribá y Funon (donde se repite el hecho del agua por 3ª y 4ª vez). Finalmente llegan a Moab, donde muere Moisés.

Las múltiples repeticiones nos hacen ver no sólo la poca verosimilitud histórica, sinó la intención Teológica. Aunque el pueblo MURMURE sin cesar, el Dios de la GRATUÏDAD sigue ofreciéndole su ayuda extraordinaria.
Incluso en el pasaje central del Sinaí (Ex 19-34) donde Dios celebra la ALIANZA con el pueblo, ellos continuan murmurando y fabricando "becerros de oro", y Dios sigue acompañándoles.

Los capítulos 33 y 34 del Éxodo son capitales para entender todo este proceso de liberación de Egipto. Todas las murmuraciones i prodigios de Dios encuentran su sentido en la revelación del nombre de Yahvé: Dios compasivo y benigno". Un Dios que les acompaña, en lugar de exterminarlos, y les comunica "su favor".

Los cristianos entendemos que Jesús da plenitud a estos prodigios, sellando con nosotros una NUEVA Y ETERNA Alianza. Él que, para acompañarnos siempre "se queda con nosotros hasta el fin del mundo".

La historia de la ALIANZA, pues, nos hace repetir aquél: ¡feliz pecado!

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EL REY DAVID

Antes de abordar la figura de David, es un tema clave reflexionar sobre el hecho de la institución de la monarquía, tal como la explican 1Sam y 2Sam.
El esquema de estos dos libros es el siguiente:

1Sam 1-7: Infancia del profeta Samuel
1Sam 8-12: Institución de la monarquía
1Sam 13-14: Saúl, un rey no obediente
1Sam 16,1-13: unción de David, el rey humilde
1Sam 16,14 a 2Sam 1: Saúl lucha contra David
2Sam 2-24: Historia del rey David
(1Re 1-2: luchas en la sucesión del trono de David, y principio del reinado de Salomón)

1Sam 8-12 es, pues, el texto clave para situar la institución de la monarquía en la Biblia.
Cuando los israelitas piden un rey (1Sam 8), a Samuel le desagrada la petición, puesto que hasta entonces el pueblo había considerado que Dios era su rey, y que los gobernantes sólo eran Jueces-Profetas que discernían lo que era mejor para el pueblo, de acuerdo con la voluntad de Dios.
Entonces Samuel explica a los israelitas todo el mal que les vendrá con la institución de la monarquía: "os cogerán  los hijos para usarlos para la guerra, las hijas para servir de cocineras, se apropiarán de vuestros mejores campos, os exigirán contribuciones para pagar a sus cortesanos..." Un abuso de poder que aún hoy es actual en la mayoría de gobiernos.
Pero el pueblo insiste en su petición, y Samuel unge Saúl, un rey una poco "de mofa" (¿También Saúl entre los profetas?), que pronto será rechazado por Dios.
El motivo de esta demanda de un rey la ha provocado el rey Amonita Nahás (=serpiente) haciendo la guerra a Israel (1Sam 11-12). Podéis ver la relación que hay con el pecado original, a las explicaciones sobre el Génesis, de esta misma página (temas anteriores).
Está claro, pues, que en la Biblia la institución de la realeza es un gran pecado. Y las historias de los reyes narradas en los libros de Samuel-Reyes-Crónicas, lo confirmaran constantemente.

El rey David
De la larga lista de reyes (exceptuando Ezequías y Josías) David es el solo rey que se comporta "según el corazón de Dios".
El motivo de la excepcionalidad de David es su HUMILDAD, ya remarcada en el momento de su elección (1Sam 16, al contrario de sus 7 hermanos, guapos y esbeltos, David es el pequeño en quien nadie piensa). Y el acento de la humildad de David está en que se fía de la fuerza que Dios le da, no en la propia (ver: lucha contra Goliat).

Mientras Saúl es presentado lleno de envidias, y desobediencias, David tiene sentimientos nobles, obedientes y generosos ante Dios y los hombres.
A pesar de todo, también David tendrá sus sombras.
El pecado de adulterio con Betsabé, la mujer de Urías, aun después de recibir el perdón de Dios, marcará su vida y la de los demás reyes de Israel: "la espada no se apartará jamás de su casa", como profetiza Natán (2Sam 12,10). La espada presidió su sucesión al trono (sus hijos se matan entre ellos e incluso Absalón intenta matar a David, su padre). Y la espada seguirá presente en la larga lista de reyes que, a partir de Roboam (hijo de Salomón) dividirá Israel en dos reinos, en pugna entre ellos. 

La historia de David y sus sucesores, pues, lleva la marca del pecado de la institución de la monarquía y la consecuencia de los abusos de poder que había predicho el profeta Samuel, de parte de Dios.

Antes de Jesús, la Biblia ya desea la primacía del servicio para los que tienen que presidir las naciones: "quien quiera ser el primero que se haga servidor de todos". Es el modelo de Realeza de Dios que nos ha mostrado Jesús. Pero la historia de la humanidad confirma que este ideal evangélico ha permanecido siempre muy lejos de la realidad. 

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LA ESCUCHA

El tema de la ESCUCHA es básico en la Bíblia. El "xemá" que todos los israelitas repiten a diario empieza diciendo "escucha Israel"... I me atrevo a decir que es un reto para nuestra vida. Es más fácil "escucharse" que escuchar. 
Si es, pues, una cosa que no nos sale espontánea, ¿por qué debemos escuchar?

Recuerdo una definición de la vida monástica que me pareció importante: monje, monja, es el que se centra en un AMOR que es mayor que el suyo.
I recuerdo también una definición de la Bíblia en la misma línea: si quisiéramos reducir la Sagrada Escritura a una sola idea diríamos que en ella "la iniciativa viene de Dios".

Creo que debemos escuchar porqué Dios es MÁS IMPORTANTE que nosotros. Si nosotros tuviéramos la la primera y la última palabra, no necesitaríamos salir de nosotros mismos. Pero si reconocemos a Dios como el centro de nuestra vida, la ESCUCHA tiene que tener un papel decisivo. I puesto que la Bíblia es PALABRA, pienso que nuestra vida debe estar atenta a lo que ella nos dice.

Un buen método para "escuchar" esta Palabra puede ser el de leerla detenidamente, ver como la interpretan los que la han estudiado, y, sobretodo, dialogarla con Dios que está siempre cerca.

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LA SAMARITANA
El pasaje de la samaritana es tan conocido, que resulta difícil comentarlo. Todo el mundo sabe que se trata de un progreso en la revelación entre Jesús y la mujer:
Ella empieza hablando a Jesús como judío, después como Señor, Profeta, y finalmente Mesías. Y Jesús empieza provocando en ella sed de aigua, luego sed de saber donde hay que adorar a Dios, y finalmente sed de saber si Él es el Mesias.

Tal vez la pregunta clave de este pasage podría ser: ¿como se ha realizado la AMISTADA entre Jesús y la mujer? 
Porqué la comunicación entre los dos resulta realmente extraordinaria. Juan no deja de hacer notar que los mismos apóstoles se extrañaron de que hablase con ella.

¿Qué aporta la mujer en esta amistad?
Lo que más sobresale es su APERTURA. No deja ninguna pregunta por hacer: ¿Cómo es que siendo judío le dirige la palabra? ¿De donde sacará el agua? ¿Por qué Él es más importante que Jacob?... Mientras Jesús va penetrando en su interior: ha tenido 5 maridos, y el que tiene ahora no es el suyo.

¿Qué aporta Jesús?
También Jesús responde con la misma moneda, y le hace una de las revelaciones más importantes del evangelio.
Le dice ABIERTAMENTE lo que nunca ha manifestado a sus discípulos: que Él tiene un agua que apaga toda la sed, que ha llegado la hora de adorar a Dios en Espíritu y en verdad, y finalmente que Él es el Mesías.

Y lo más escandaloso no es sólo que ella sea una "mujer", sinó una "samaritana"!

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DESCUBRIR LOS PROPIOS DONES Y TALENTOS

Evangélicamente hablando, los propios dones y talentos no coinciden con los que el mundo valora desmesuradamente: belleza, inteligencia, atractivo, éxito....
El sermón del monte es muy claro: Felices los pobres, los que lloran, los humildes, los pacificadores, los que sufren injustícias....

Y el modelo de generosidad que nos pone Jesús en el evangelio de Marcos (como resumen de su ministerio, antes de morir en Jerusalén Mc.12,43) és una viuda pobre que da unas pocas monedas, en contraposición a los poderosos que echan grandes limosnas. Dice Jesús: "ha dado más que todos".

Este cambio de valores o talentos personales, de ninguna manera es una mentira. Porqué todos sabemos que se necesita más fortaleza para amar a los enemigos, o para presentar la otra mejilla, que para responder con la misma moneda. Ni es una negación de nuestras cualidades. Lo que sucede es que mirándolas desde Jesús, las vemos con més profundidad. No se trata de aparentar que tenemos... sinó que constando los grandes dones que Dios nos ha regalado, no nos lo atribuimos a nuestros méritos, sinó a su immensa generosidad.

Vivimos, pues, nuestros dones y talentos, con tanto gozo y agradecimiento, que los  desarollamos y compartimos aún sin darnos cuenta. Y, claro està, nos sentimos MÁS FELICES que nunca.

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PECAR CONTRA EL ESPÍRITU SANTO
Siguiendo la tradición de Marcos que es la más antigua, después de la elección de los 12 apóstoles (Mc3) los escribas venidos de Jerusalén dicen que Jesús tiene poder para sacar demonios porque está poseído por Beelzebul (príncipe de los demonios). Y sus mismos parientes dicen que está loco.
Jesús responde a los judíos de Jerusalén en forma de parábola, diciendo que Él es el hombre "valiente", que ha sido capaz de vencer aquél que en el mundo era el "fuerte" (el demonio). Después dirá a la familia que lo acusaba de haber perdido el juicio, que Él tiene una nueva familia: "todos los que hacen la voluntad de Dios, son sus hermanos, sus hermanas y su madre".

En los vv 28-30 hay la teología de este capítulo: "todo será perdonado en la tierra, todos los pecados y todas las injurias, sólo quedará sin perdón el pecado contra el Espíritu Santo".

Por el contexto, pues, se ve que pecar contra el Espíritu Santo es interpretar el hacer de Jesús, y toda la tarea que lleva a cabo por voluntad de Dios, como "locura" humanamente hablando, o como obra del poder del mal.

Un pecado que hoy tampoco puede resultar tan lejano.
Muchos miran a Jesús puramente con ojos humanos, sin ver el trasfondo trascendente que nos ha traído. O peor todavía los hay que quieren instaurar un nuevo reino, a través de sectas o "nuevas eras", con fuerzas que creen superiores a las del Hijo de Dios.

¿Podríamos decir que pecar contra el Espíritu Santo, por lo tanto, sería conocer a fondo Jesús y el evangelio, y despreciarlo? ¿Una poco difícil, verdad?

Seguro que las posibles difamaciones provienen de un mal conocimiento o de la ignorancia...

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EL DISCÍPULO AMADO
Éste es un tema de hace años muy discutido. Las opiniones han sido siempre controvertidas, ya que "el discípulo amado"sólo sale en los últimos capítulos del evangelio de S. Juan y nunca se le da nombre.

Creo que para acercarnos a la solución con el máximo de rigor, hace falta que miremos los nombres de los apóstoles en los evangelios. Mientras los sinópticos (Mt. Mc. y Lc.) nos dan unas listas un poco tópicas, Juan se limita a mencionarlos a raíz de hechos concretos, sin decir nunca la lista completa. Sólo hay que comparar la vocación de los primeros apóstoles en los sinópticos y en Juan:
- En Mt, Mc y Lc, Jesús ve a Pedro, Andrés, Jaime y Juan cerca de la playa repasando las redes, los llama y ellos lo siguen.

- Ahora copio íntegramente el fragmento precioso de Juan, para que se vea la diferencia. Donde justamente no salen ni Jaime ni Juan:

Jon 1:35 - 51 35 Al día siguiente Juan Bautista estaba otra vez allí con dos de sus discípulos, 36 y vio a Jesús que pasaba, y dijo : He ahí el Cordero de Dios. 37 Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió, y viendo que le seguían, les dijo : ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que traducido quiere decir, Maestro), ¿dónde te hospedas? 39 Él les dijo : Venid y veréis. Entonces fueron y vieron dónde se hospedaba; y se quedaron con Él aquel día, porque era como la hora décima. 40 Uno de los dos que oyeron a Juan (Bautista) y siguieron a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41 Él encontró primero a su hermano Simón, y le dijo : Hemos hallado al Mesías (que traducido quiere decir, Cristo). 42 Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas (que quiere decir: Pedro). 43 Al día siguiente Jesús se propuso salir para Galilea, y encontró a Felipe, y le dijo : Sígueme. 44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y de Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo : Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José. 46 Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Felipe le dijo : Ven, y ve. 47 Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. 48 Natanael le dijo : ¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió y le dijo: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49 Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás. 51 Y le dijo : En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.

Por el evangelio de Juan, pues, no sabríamos la existencia de los apóstoles Jaime y Juan. Sólo figuran una sola vez con el título de "los dos hijos de Zebedeo" (en el c21, que, según parece, es un añadido posterior).
Eso nos dice que el autor del Cuarto evangelio tiene un interés particular en no mencionar a estos dos hermanos que, por otra parte,
en los otros evangelios sabemos que, junto con Pedro, son los 3 más íntimos de Jesús. ¿Sería a causa de una obvia discreción, por tratarse de la mano que relata los hechos?

A partir de la Sta. Cena, el evangelio de Jn. nos habla de un "discípulo amado", sin decir el nombre. Por los otros sabemos que Juan compartía la mesa, aunque él mismo no lo diga. ¿No parece lógico que sea él este discípulo innominado?

Algunos han querido identificar a este "discípulo" con Lázaro, o una de las hermanas, de quién Jn. dice que "Jesús amaba Llàtzer Marta y Maria". Pero no consta que estuvieran en la Cena Pascual, ni al pie de la Cruz, ni que fueran con Pedro al sepulcro.
Otros quieren ver al "joven rico" (Mc10,21) a quién Jesús miró" y lo amó. Pero de él justamente sabemos que rechazó seguir a Jesús.
Y actualmente muchos autores se
inclinan por decir que "el discípulo amado" es el modelo de discípulo que tenemos que ser todos. Que el autor del Cuarto evangelio no dice el nombre, a fin de que cada uno ponga el suyo. Sin dejar de tener razón, creo que podemos seguir pensando que en el evangelio de Juan se trataba de una persona concreta.

Y mirando la tradición, el testimonio más antiguo nos viene ya en el sII-III con S. Irineo que lo identifica con Juan evangelista, autor del último evangelio. También lo testimonian Polícrates, obispo de Efeso, y casi todos los autores siguientes.

La autoría del evangelio a favores de Juan también es bastante discutida, pero basándonos en el texto del evangelio, nos encontramos, tal como hemos constatado en la vocación, que mientras los otros evangelistas usan fórmulas fijas, y muchas veces poco reales, Juan, propio de un testigo ocular, llena de vida las narraciones. Por otra parte, al final del libro dice que "corrió la noticia que no moriría", y sólo de él sabemos que vivió hasta la llegada del sII.

Eso que ha sido redactado muy sumariamente, es fruto de muchas horas de estudio y reflexión sobre la vida de Jesús. Y, sobre todo, de muchos años de procurar hacer PLEGARIA a través de las páginas de este evangelio tan entrañable.

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LA  EUCARISTÍA
El tema de la Eucaristía podría ser abordado desde el punto de vista litúrgico (lo que celebramos) pero aquí lo haremos desde la Bíblia. Por lo tanto, entraremos en los textos del N. Testamento que hablan de la Eucaristía, sin meternos en la discusión cronológica sobre el día concreto en que Jesús celebró la Última Cena (martes, miércoles, o jueves) antes de su muerte.

Los Sinópticos: Marco y Mateo
Estos dos evangelios hablan de la Cena Pascual en términos parecidos:
- El día de los ácimos se hacen los preparativos para la cena.
- Sentados en la mesa, Jesús anuncia la traición de Judas.
- Jesús da el Pan y el Vino, hechos su Cuerpo y su Sangre.
- Jesús predice las negaciones de Pedro.
Lucas
- Preparativos para la Cena.
- Jesús habla del "ardiente deseo de celebrar esta Pascua con los discípulos" (a Lc. le gusta testimoniar el amor inmenso de Jesús) y reparte la Eucaristía: una copa de acción de gracias al empezar la comida, y la otra copa de Vino y el Pan, al final (es una inclusión que da fuerza al relato.
- Anuncio de la traición de Judas.
- Ridícula discusión de los discípulos sobre cuál de ellos será el más importante, y respuesta de Jesús poniéndose como ejemplo del que SIRVE.
- Predicción de las negaciones de Pedro.
- Jesús dice que tienen que estar a punto para el momento que se acerca.

Un hecho tan importante, explicado tan esquemáticamente, parece revelar una explicación sacada más de la celebración litúrgica de las primeras comunidades cristianas, que de la realidad vivida en aquella Última Cena con Jesús. En 1Cor. 11, 23-25 S. Pablo ya nos habla de estas celebraciones, y coincide con el esquematismo de las palabras de Jesús: "tomó Pan, dio gracias, lo partió y dijo, este es mi Cuerpo..." etc.)

El evangelio de S. Juan
A pesar de tener una teología mucho más evolucionada, cuando hace historia, S. Juan la hace más real. En la última Cena, el ambiente es bastante diferente de los sinópticos.
- Mientras cenaban, Jesús se pone a lavar los pies de los discípulos, como ejemplo "de amor hasta el extremo" a través de un bajarse hasta la muerte.
- Jesús se conturba anunciando la traición de Judas
- Revela al "discípulo amado" quién será el traidor esta NOCHE.
- Después de tomar el Pan, Judas sale, y Jesús dice que AHORA es la Hora del Nuevo Mandamiento que "glorificará" a Jesús y a todos los que amen COMO Él.
-Anuncio de las negaciones de Pedro.
- Sermón de Jesús que nos revela el significado de esta HORA de muerte y glorificación. Veámoslo en detalle:
La vida eterna que había sido prometida en el Libro de los Signos (Juan cc. 1-12) ahora es explicada como realidad que los discípulos (y todos los cristianos) podemos experimentar a partir de la Muerte-Glorificación de Jesús, que se realizan en cada Eucaristía.
      Jesús se marcha, pero vuelve 14, 1-11
Él es el Camino Verdadero de la Vida que tenemos que llevar, para "marchar" con Jesús hacia Padre. Por el Espíritu, y a través de la Eucaristía, Él vuelve a nuestro lado, junto con el Padre, si es que realmente nos amamos. Ésta es la Paz que nos deja.
     Unión de Jesús con la Iglesia cc 15-16
Cristo y nosotros estamos unidos como la vid y los sarmientos. Y esta unión es tan fuerte que sin Él, en la Eucaristía, no podemos dar verdaderos frutos de vida eterna.
Aunque en esta vida tengamos que soportar el odio o el dolor, a través de la muerte de Jesús podemos convertir este sufrimiento en vida. El Espíritu de Jesús es el Maestro que nos enseña la verdadera alegría. No podemos tener miedo, porque Jesús ha vencido el mundo.
    La gloria de Jesús c 17
En Juan la pasión es el camino de la GLORIFICACIÓN cuando, en la Cruz, Jesús "atrae a todo el mundo hacia Él". Ahora, en este sermón, Jesús nos dice en qué consiste esta gloria:
- Jesús tiene todo poder, puesto que Él es el "YO SOY" que vive con el Padre (v1-8)
- Jesús ruega por TODOS nosotros, para que "seamos consagrados en la verdad" (v9-18).
- Esta plegaria contiene todos el seres de todos los tiempos, a quien Él, a través de la Muerte, da la Glòria que ha recibido de Padre (v19-26).

Los sinópticos, pues, nos explican esquemáticamente cómo celebraban la Eucaristía los primeros cristianos. Los Padres Apostólicos, y la misma Egéria, nos aseguran que al ser mencionada, en las Eucaristías, la traición de Judas, todos irrumpían en sollozos. Después de la comida fraterna, pensando en las negaciones de Pedro, todos confesaban los propios pecados, pidiendo al "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" que tenga piedad de ellos.

En cambio en Juan tenemos, además de la explicación real de los hechos que pasaron cuando estaban en la Mesa, la teología del Sacramento de la Eucaristía:
Jesús empieza sacándose los vestidos y lavando los pies, como lo encontramos en la Eucaristía, "despojado de su condición divina", y hecho Alimento en nuestras manos.
La Eucaristía es el Sacramento de la Fe, de la Noche de Jesús, el Hijo de Dios, traicionado tantas veces a lo largo de los siglos. Y, sobre todo, la Eucaristía Pascual es la HORA de la Gloria que viene de la Cruz, puesto que a través de esta muerte Él nos manda el Espíritu Santo que transforma, sobre el Altar, el Pan y el Vino en Cuerpo y Sangre de Jesús.
Por la Eucaristía, pues, nosotros somos injertados en la Vid Verdadera, con una unión tan fuerte como la que tiene Jesús con Padre.

Comiendo su Cuerpo y su Sangre vivimos no sólo el misterio de la Glorificación de Jesús, Muerto y Resucitado, sino que también nosotros nos convertimos en glorificados "por Él, con Él y en Él".

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JESÚS Y EL SERVICIO DE LA AUTORIDAD CRISTIANA
Los primeros capítulos de Mc (cc1-6) están estructurados sobre el tema de la autoridad de Jesús.

En Cafarnaún, en su primer día de ministerio, Jesús enseña una doctrina nueva, con AUTORIDAD. Después, Él es capaz de curar al leproso con un: "yo lo quiero". Las cinco controversias de Cafarnaún que siguen, nos hablan de un Jesús que, como Dios, PERDONA, que es MÉDICO de pecadores, que es el NOVIO que introduce la fiesta del Reino, que es el SEÑOR de la Ley, y que ha venido para SALVAR vidas. A través de las parábolas revela los secretos del obrar de Dios. Y en torno al lago, tiene PODER para detener las aguas del mar, para CURAR el endemoniado de los cerdos y la hemorroísa, y de RESUCITAR a la hija de Jairo
Y, en todos estos fragmentos, se van reencontrando preguntas sobre ¿quien es éste que tiene tanta AUTORIDAD?
La respuesta de los de
Nazaret es la propia de los que miran a Jesús como un hombre cualquiera: ¿"De dónde le viene todo eso? ¿No es el carpintero"? Y se escandalizan de Él.

Es que para Jesús la autoridad es un SERVICIO, un hacer el bien a los otros sin hacerse notar, un curarles el corazón perdonando, un compartir sencillamente la mesa con los pecadores, un interpretar la ley como salvación. Lo dirá claramente a los hijos de Zebedeo cuándo le piden sentarse a su derecha y a su izquierda (Mc. 10,35-45): "Ya sabéis que los que son tenidos por dueños de las naciones (qué forma más clara de decir que nadie es dueño de otro) las tienen bajo su poder, pero no tiene que ser así entre los cristianos. El que quiera ser MAYOR que se haga SIRVIENTE, y el que quiera ser PRIMERO, que se haga esclavo, como él que ha venido a SERVIR y a dar la vida para todo el mundo".

Después de los atentados de Londres esta doctrina todavía se ve más clara, los que se piensan tener autoridad, tanto en oriente como en occidente, sólo saben matar, y Jesús nos dice a todos, que la única AUTORIDAD que puede construir el mundo, es la del SERVICIO.

La única que, a lo largo de los siglos, es realmente eficaz.

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MARÍA  HIJA  DE SIÓN

Si Juan Bautista es el profeta que cierra el Antiguo Testamento y prepara el Nuevo, María es la última representante del "pequeño resto" de Israel, y la primera de los "humildes" que aceptan el Reino de Dios.

María cierra el último anillo de un pueblo que desde Abraham y Sara, los viejos estériles, va creciendo y multiplicándose hasta formar una gran nación que "tiene a Dios muy cerca". Pero también unos hombres y mujeres que a pesar de las advertencias de los profetas a menudo caen en la idolatría. Unos hombres y mujeres reiteradamente infieles, que, con el paso de los años quedan reducidos a un "resto" insignificante. Un Israel que primero es castigado por los asirios (722aC), después por los babilonios (598-538aC), y finalmente dominados por los persas (hasta el 33aC), por los griegos (hasta el 63aC) y últimamente por los romanos, que acaban arrasando plenamente el pueblo, en el año 70dC por obra de Tito, y en el 135dC por el emperador Adriano.

Entre los grandes imperios, el orgullo de Israel tiene que irse inclinando con el fin de aceptar la pobreza de los "anawim" (sedientos de Dios) en los que Él se pueda asomar. Y María es la modelo de éstos pobres-humildes.
Con Ella pues, empieza la nueva era, a las puertas de la llegada del Reino.

Ella es el lucero que señala el nacimiento de la nueva alborada.
Es la "llena de gracia" donde el Espíritu de Dios se puede mirar como en un  espejo. Es Aquélla a quien todas las generaciones dirán bienaventurada. Es la mujer de FE que escucha y cumple la Palabra. Es la que nos obtiene el "vino mejor" que Dios tenía guardado
para el fin de los tiempos. Es la que, al pie de la cruz, sin hacer caso de "la espada que le traspasa el alma", nos ofrece el Hijo-Redemptor, aceptando a cambio, la Maternidad sobre el hijo-pecador.

Un hijo, que somos TODOS.

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RELACIÓN  DE  JESÚS CON  LAS  MUJERES

En cualquier concordancia podéis encontrar listas exhaustivas de los nombres de todas las mujeres que Jesús trató. Aquí me fijaré, sólo, en algunas de las más significativas: María (su madre), María Magdalena, la samaritana, y las mujeres que acompañaban a Jesús y sostenían económicamente el grupo.

1- Se ha hablado mucho de la relación de Jesús con su Madre, y, aunque los evangelios nos cuentan muy poco, la podemos imaginar de una compenetración total.
Cuando Jesús se perdió en el templo, a los 12 años, Ella se sabe con autoridad para reñirlo respetuosamente. En Canà le hace avanzar la hora, convencida de la misión que Él tiene entre manos. Jesús dice de ella que es feliz porqué "ha escuchado la palabra y lo ha practicado". Y en la cruz, cuando Hijo y Madre estan CRUCIFICADOS, Ella se convierte por don del Hijo, en Madre de una humanidad nueva.

2- La relación con la Magdalena, es, ciertamente, de una gran intimidad, y, si queréis, hasta de un enamoramiento espiritual (quizás comparable a los de Francisco y Clara, Teresa y Juan de la Cruz, o muchos otros). Si no distinguimos entre las tres Magdalenas (aunque en esto no seguimos a los autores orientales, ni a muchos exégetas modernos) Jesús había sacado de María 7 demonios, de aquí el agradecimiento que ella le tiene. Por eso le besa los pies llorando, escucha su Palabra embelesada, se le tira a los pies al morir Lázaro, su hermano, y mientras los discípulos desaparecen ella queda firme al pie de la cruz. Y sobre todo no se separa de su sepulcro hasta que el Resucitado la llama por su nombre. Por eso ella, la apóstol de los apóstoles, será la primera que empezará a divulgar la BUENA NOTICIA de la Pascua en el mundo.
Seguro, pues, que entre Jesús y la Magdalena hay una relación de amistad firme y verdadera.

3- La samaritana, una mujer acostumbrada a tratar con los hombres, paradójicamente recibe de Jesús grandes revelaciones, incluso ignoradas por los discípulos: escucha de sus labios que a través de Él empieza una nueva adoración al Padre en espíritu y en verdad, y que Él es el Mesías que tiene un agua que chorrea hasta la vida eterna. Cuando llegan los discípulos no entienden nada de este diálogo de Jesús con la mujer, pero es evidente que entre ellos dos ha habido una APERTURA total, mientras hablaban corazón a corazón.

4- De las mujeres que acompañan a Jesús y a los discípulos quizás se ha hablado demasiado poco. Dentro de la mentalidad de la época, tan reaccionaria a todo lo femenino, los evangelios acentúan el papel de los 12 apóstoles, y todavía hoy se pone este argumento para defender el NO sacerdocio de las mujeres, pero lo sorprendente es que a pesar de tantas resistencias, los evangelistas no dejaran de mencionar este grupo de mujeres que también iban con Él.

La primera noticia la tenemos por
Lc 8,1-8: Jesús iba por villas y pueblos anunciando el reino, y lo acompañaban los 12 y algunas mujeres: María  Magdalena, Juana la esposa del administrador de Herodes, Susana, y muchas otras, que los mantenían con sus bienes". (En Hechos 13,1 se habla de Manaén, compañero de niñez de Herodes, que podía ser también de este grupo de cristianos de Antioquía, que como Lucas el médico antioqueno, siguieron a Jesús). Y no es extraño que Lucas, tan realcionado con los paganos, no quiera pasar por alto la noticia de estas mujeres, que, con capacidad de administración económica, sostenían a Jesús y los apóstoles en sus correrías por Galilea.

Depués será el mismo Mateo, el más palestinense de los evangelios, que repetirá la noticia diciendo que, al pie de la cruz, en lugar de los discípulos, "había muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndolo."
Y después de la resurrección hace notar que Jesús les dice, antes que a nadie: "id y decid a mis hermanos que se vayan a Galilea y allí me verán". O, en versión de Lucas: "acordaos de cómo os habló cuando todavía estaba en Galilea".

En los 4 evangelios, pues, estas mujeres que habían seguido a Jesús en Galilea, son las que están al pie de la cruz y en el sepulcro la mañana de pascua. Para comprender la actitud revolucinaria de Jesús con las mujeres, tendríamos que meternos en la cultura semítica del siglo 1º, o, si queréis, en la judía de todos los tiempos. Pues todavía hoy los judíos cada día dan gracias a Dios "de no ser mujeres" (algún rabino actual propone cambiar el texto), o sea de no ser ninguna de aquéllas que por el hecho de ser mujeres son incapaces de cumplir la ley. Una ley que, a pesar de eso, conoce gloriosas excepciones.

Hablar de la relación de Jesús con las mujeres es, por lo tanto, hablar de la plenitud del corazón humano del Hijo de Dios, que no hace diferencias de personas, sino que se inclina con amor íntimo y entrañable hacia aquéllas que no tienen ningún valor en su sociedad. Y lo hace sin complejos ni miramientos humanos.

No es extraño que sus adversarios lo acusen de ser amigo de "prostitutas y publicanos".

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EL PROFETA  AMÓS

 Amós es el 1er profeta de Israel (750aC). A pesar de ser hijo del reino del Sur (Tacué), predica en Samaría (Santuario de Betel), un poco antes que el profeta Oseas. Los dos únicos profetas que predican en el norte.
La Bíblia a menudo llama "Israel" al reino del norte, en oposición a "Judá" que es el reino del sur. Los dos reinos son el resultado de la separación de las tribus a partir del hijo de Salomón. Quedan 10 tribus en el norte, con Samaría por capital, y 2 tribus en el sur, presididas por Jerusalén.

Poco tiempo antes de la caída de Samaría, Amós amenaza al pueblo por el crimen de las injusticias sociales. Un tema, por otra parte, bastante actual.

En el Prólogo (c1-2) nos dice que Dios es como un "león" que se abalanza contra las naciones porque no se respetan mutuamente como hermanas. ¿Qué diría hoy?

Los  cap. 3-6 son una reprobación contra Samaría porque se dedica a robar a los pobres. El "león" (Dios) ha cazado la presa: los gobernantes que acumulan en sus palacios, entre lujosos divanes y camas de marfil, las cosas robadas, y sus mujeres, que como "vacas de Basan", se enriquecen a costa de los débiles. ¡Qué atrevimiento hay en estas palabras!
Dios lo que quería es que retornaran a Él, pero los tiene que reprender porque no aman el BIEN, ni la JUSTÍCIA. Por eso no podrán disfrutar de su lujo, que se piensan que les da seguridad.
¿Creéis que hoy hay profetas/isas tan atrevidos en sus calificaciones contra los gobernantes y sus esposas?

Los cap. 7-9 están formados por 5 visiones en las que Dios empieza perdonando el pueblo "ya tan pequeño" (visión 1-2), pero que después dice que ya no puede perdonar (visión 3), porque ya ha llegado el fin: "Aquel día se compadecerán como por la muerte de un hijo único" (visión 4). Es un texto impresionante que repetimos el Viernes Santo. Finalmente en la última visión (5ª) dice que ni que bajaran al fondo del mar, no se podrían escapar de la mirada de Dios". Es el mismo tema que encontramos en el salmo 138, que recitamos a Vísperas ("probaré tomar las alas de la aurora, para ir a vivir al extremo del mar, pero también allí, Dios, me vendrías a buscar"). Aunque no nos lo parezca, vivimos siempre bajo la mirada de Dios.
En aquellas circunstancias Amós se encuentra que un falso profeta, de nombre Amassías, lo echa del Santuario, diciéndole que el lugar está protegido por el rey, y que allí sólo se puede hablar a favor del gobierno.
¡Qué lección para los que en nombre de Dios halagan las arbitrariedades de los poderosos!

El libro acaba con un oráculo de SALVACIÓN (9,17-15). Dios tiene los ojos puestos en este reino pecador, por eso no los exterminará del todo, sino que restaurará la "pequeña cabaña" (el pueblo), para que vuelva a tomar posesión de un país fértil, del cual nunca más serán arrancados.
Quizás si supiéramos hablar de los pecados, dándoles su nombre, también saldría de nuestros labios una visión optimista y esperanzada como la de Amós.

El final del libro no solo caracteriza este escrito profético, sino toda la Bíblia, donde se nos revela, antes de todo, la MISERICORDIA de Dios.
La bondad de un Dios que no sólo promete restaurar nuestras "pequeñas cabañas" construidas con mejor voluntad que destreza, sino también la posesión de una TIERRA, donde, ya ahora, somos llamados a encontrar la felicidad.

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EL TEMOR DE DIOS
Es un tema que a pesar de dominar casi toda la Bíblia, va cogiendo matices diferentes en cada circunstancia y a lo largo de los siglos.

En Gen 22,12, cuando Abraham va a sacrificar a su hijo Isaac, Dios le dice que no lo haga, puesto que ha demostrado que "teme a Dios". Aquí el temor quiere decir PREFERIR a Dios que al propio hijo, lo único que tiene, el fruto de las promesas que le garantizaba la esperanza de una gran descendencia.

En Ex 1,17 son las comadronas las que "temen a Dios", las que prefieren OBEDECER a Dios que al faraón, aunque les pueda costar la vida. Y en ellas el temor de Dios no excluye la astucia humana, hasta el punto que, al ser juzgadas, saben esquivar la ley con agudeza. Y Dios está tan contento de su actuación (v21) que las hace madres fecundas, con derecho a formar una raigambre escogida dentro del Pueblo.

2Sam 6,9 nos explica el temor de David delante del arca de la alianza, y este temor está hecho de RESPETO. Un temor que se exterioriza en una graciosa danza real, propia de los sirvientes, y que acaba con una comida compartida por todos los presentes. Así el temor de David es del que es feliz inclinándose humildemente delante de Dios, aunque a los ojos humanos su actitud sea despreciable (6,22)

El temor de Tobías (Tob 4,21) está lleno de bondad. Es uno huir del pecado para obrar el bien. Tobías es el que convierte el temor de Dios en un mar de MISERICORDIA.

Judit (8,8) es la viuda rica y valiente que, con la FUERZA de su gran temor de Dios, defiende la ciudad de Betulia cuando está a punto de ser aniquilada. 

Job (1,1ss) es el hombre recto a quien el temor de Dios lo abre a la autodefensa, con una OSADÍA increíble. Un atrevimiento tan sorprendente a la ortodoxia de sus amigos, cómo agradable a Dios.

En todo el Nuevo Testamento no encontramos ni un texto sobre el temor de Dios. Las páginas del evangelio estan dominadas por el no TENGÁIS MIEDO de Jesús, pronunciado en tantas y tan diversas situaciones. Sobre todo después de la Resurrección.

1Joan 4,18 explica muy bien este cambio: el AMOR ha echado cualquier temor. 

En Rom 8,15 S. Pablo, siguiendo la misma tónica, dice que "no hemos recibido un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino que sintiéndonos hijos, osamos llamar a Dios Padre". El temor, pues, desaparece para dejar paso a la CONFIANZA de hijos.

Y 2Tim 1,7 dice que Dios no quiere un espíritu de timidez (=temor) sino de fortaleza y de LIBERACIÓN, puesto que Cristo ha Resucitado.

Finalmente He 4,1-3, un escrito no paulino y con una mentalidad eminentemente "sacerdotal", vuelve a la recomendación del temor con el fin de no dejar pasar por alto la gracia de Dios, como el pueblo en el AT. Y aquí el temor tiene el sentido de RESPUESTA responsable a los dones de Dios a fin "de entrar en el lugar del reposo".

También en l'Apoc 14,7 un ángel anuncia el juicio diciendo: "temed Dios y glorificadlo", en esta hora de persecuciones por parte de la bestia: Roma y todos los Imperios dictatoriales de la historia. Y en estos dos escritos el temor va unido al MIEDO al JUICIO eterno de Dios. Un miedo que, conduce al "Ven, Señor Jesús" del final del NT.

A quien le vaya bien vivir en el TEMOR de Dios, pues, querríamos que estas rayas lo movieran a profundizarlo. Y a los que nos encontramos mejor en el clima de la CONFIANZA FILIAL, sería bueno que nos ayudaran a lanzarnos hacia la dinámica del abandono en manos de Dios.

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