Í N D I C E

    Espiritualidad benedictina
    Oración Monástica
    El último lugar   (anécdota)
    Vida comunitaria
    Qué parte del evangelio profundizan los benedictinos
    ¿Qué es un monasterio benedictino?
    ¿Por qué la música es importante para la plegaria?
    Semejanzas entre nuestros monasterios y los de la Edad Media
    ¿Por qué los monasterios no estan donde se les necessita?
    ¿Cómo rogar en un mundo indiferente?
    La dirección espiritual

 ESPIRITUALIDAD  BENEDICTINA         

Es difícil explicar en pocas palabras la espiritualidad benedictina. Me fijaré, sobre todo, en cómo la vivimos hoy. Pienso que tiene dos ejes principales: Jesucristo y los Hermanos.

Respecto a Jesús, S. Benito nos dice: "no anteponer nada al amor de Cristo" y también: "no anteponer nada al Oficio Divino (la oración litúrgica)".
A Jesús lo encuentras siempre y en todo, porque todo el ambiente del Monasterio te lo presenta. La celda, principalmente, se convierte no sólo en tu ámbito personal, sino en lugar privilegiado para vivir el diálogo a solas con Él. 
Pero lo encuentras, también, cuando estás en la iglesia rezando comunitariamente. Los salmos, las lecturas del evangelio, las palabras de los Padres de la Iglesia, la Eucaristía de cada día... son momentos indispensables para irnos impregnando de su Espíritu.

Los Hermanos son el otro polo donde se enraíza la vida benedictina. S. Benito recomienda "que practiquen castamente el amor fraterno", soportando mutuamente "las debilidades tanto físicas como morales"
Para los benedictinos, el aprecio por la comunidad es la forma más real de demostrar el amor a Jesús. Y cuando te encuentras aceptado tal como eres, con los propios defectos, sientes que tienes una familia al lado, en lo bueno y en lo malo. Y esto es un valor muy difícil de encontrar en nuestro mundo. 

De estos dos ejes pienso que viene, especialmente, la FELICIDAD y la PAZ, que uno encuentra en los monasterios.

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 LA  ORACIÓN MONÁSTICA

Estas líneas quieren ser tan sólo un breve resumen de este tema tan central en nuestras vidas.

 Repasando los ejes principales de la plegaria en el monasterio, podríamos decir que en Maitines el salmo 94 es un punto de referencia. Tras invitar a toda la Humanidad en el "Venid" del comienzo, sentimos que, a lo largo del salmo, adoramos a Dios junto a toda la creación. Es imposible nombrar los salmos uno a uno pero qué bonito es hacer pasar por el corazón todos los sentimientos y reacciones que cada uno nos aporta!. San Agustín recomienda decirlos no sólo en clave personal sino unidos a Jesús y por toda la Humanidad.
La 1ª lectura bíblica es la que da el tema a la 2ª, que generalmente es de los Padres de la Iglesia. En una te introduces en la Palabra de Dios, siempre rica, "viva y eficaz". Y la 2ª es el “testamento espiritual” que nos han dejado los grandes hombres de la Iglesia. Hacerlo tuyo te introduce en la larga y rica tradición eclesial.

Los Laudes al amanecer, generalmente mientras las cimas de Montserrat que vemos por el gran ventanal toman los colores más bonitos del día, podrían quedar centrados en el final del “Benedictus”: “nos visitará el sol que nace de lo alto”. Realmente, en esta hora previa a la Eucaristía, Jesús está ya próximo como dice uno de los himnos (“vigilate iam sum proximus”).

En el Evangelio de cada Eucaristía, Jesús nos hace vivir el misterio de su vida y la anáfora nos sitúa al pie de la cruz redentora del primer Viernes Santo de la historia. Misterio que acaba con la COMÚN-UNIÓN cuando, comiendo su cuerpo y bebiendo su sangre, repetimos el gesto central de la hermandad. 

De la plegaria del mediodía es importante el fragmento del salmo 118, que recitamos diariamente. Dicen que es el salmo que toca la cima de la mística judía. Y rezándolo te das cuenta de que es así de verdad. 

De Vísperas podríamos resaltar el Magníficat con la bella imagen de la Virgen de nuestra iglesia iluminada y el Padrenuestro. Son dos momentos muy significativos.

Las Completas son como un "buenas noches" a Dios antes del descanso nocturno.

Al hacer la Profesión Monástica se nos entrega el libro de la Oración para que hagamos nuestro "ministerio" especial: Hablar a Dios de los hombres y hablar a los hombres de Dios. Esto es lo que intentamos hacer por todos los medios, incluidos los virtuales. 

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 EL ÚLTIMO LUGAR (anécdota)

Cuentan de un abad que un día hizo esta confesión:

Cuando entré en el monasterio -dijo- yo quería ser el primero en todo: el más sabio, el más santo, el más humilde, el monje más bueno.

Después, con los años, fui descubriendo que tenía que aprender a estar contento de ocupar el último lugar. Es decir, no rehusar ser molestado, servir sin esperar nada a cambio, alegrarme de los éxitos de los otros como si fueran míos, y no hundirme demasiado por los propios fracasos, sabiendo que forman parte de la trama de la vida.

Un día, rezando ante del nacimiento, me pareció que Jesús me decía:
El último lugar es el que yo escogí y no cedo a nadie. Si quieres, lo puedes COMPARTIR  conmigo.
 

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 VIDA COMUNITARIA
Cuentan que una comunidad pasaba una etapa de crisis muy fuerte. Los monjes no se podían relacionar entre ellos. Todo eran críticas y divisiones.

Un día se presentó un forastero que, enseguida, se dio cuenta de la situación. Entonces les dijo: esta mañana, rezando, Jesús me ha comunicado que está presente en uno de vosotros, pero no me ha dicho en quién.

Entonces todos empezaron a preguntarse quién podía ser Jesús: quizás el portero, o el mayordomo, o el hortelano, o el cocinero...

Así comenzaron un diálogo fraterno entre ellos, no fuera que los malos tratos se los hicieran a Jesús.

Al poco tiempo, la comunión había vuelto al monasterio. Jesús estaba presente en TODOS.

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 ¿Qué parte del evangelio profundizan los benedictinos?
Aunque S. Benito no cita muchas veces el evangelio, es muy claro que la enseñanza de Jesús está en la base de su doctrina.

El "prólogo" de la Regla, que es una página importante, está escrito en torno al final del Sermón de la Montaña: la vida del monje/a tiene que consistir en "escuchar las palabras de Jesús y cumplirlas, con el fin de edificar sobre la roca." Por ello S. Benito empieza este Prólogo con una "ESCUCHA hijo" ...
Es que el Patriarca de los monjes reconoce que la primera Palabra no es en absoluto nuestra, sino de Dios que no sólo nos ha creado, sino que nos ha llamado al monasterio.

Del escuchar viene el OBEDECER. Y esta obediencia para S. Benito tiene un fundamento cristológico "quién os escucha a vosotros me escucha a Mí", repite por dos veces en el capítulo 5º. Y ese otro, tienes que escucharlo. sea el abad o el huésped, o cualquier hermano, puesto que es Cristo. Por eso recomienda al final de la Regla: "que se obedezcan mutuamente con gusto (c72).

Y sobre todo el escuchar tiene que llevar a "el AMAR a Dios con todo al corazón, toda el alma, y todas las fuerzas. Y al amar los otros como uno mismo". S. Benito detalla éste amar en una larga serie de "Instrumentos de las buenas obras" (c4), donde, entre muchos otros, encontramos las obras de misericordia de Mt. 25,36 y el amor a los enemigos de Lc. 6,27ss. Para los que a la hora de practicar este "mandamiento mayor" no sepan como empezar, estos consejos cortos y concretos de S. Benito, pueden servir de espejo. Sencillo, pero exigente.

Finalmente, S. Benito hace de la humildad la cumbre de la vida monástica, ya que sus 12 peldaños llevan a "la verdadera caridad que echando fuera todos los miedos, actúa con la fuerza que le da la estimación a Cristo."
Encuentra el modelo de este capítulo7º en el publicano del evangelio, cuando Jesús dice que "todo aquél que se ensalza será humillado, y el que se humilla será enaltecido".


No sé si sería atrevido afirmar que al ideal de humildad que S. Benito propone aquí, sólo ha llegado Cristo. Y que si algún monje/a se ha acercado a ese ideal, lo ha hecho gracias a "Él que le ha dado la fuerza".

Para los benedictinos, pues, éste es un programa que, "avanzando poco a poco y día tras día, nos quiere llegar a hacer correr con CORAZÓN LLENO, por los caminos del evangelio" (Prol 49-50).

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¿POR QUÉ LA MÚSICA ES TAN IMPORTANTE EN VUESTRA PLEGARIA?
El canto, como el arte, la filosofía o la poesía, dan profundidad a la vida. Expresan, de alguna manera, los sentimientos más interiores del alma humana.

La plegaria personal, en la celda, casi sin palabras, acostumbra a ser instantánea. S. Benito dice que es "breve y pura a no ser que se alargue por un don especial del Espíritu Santo". La plegaria individual, pues, acostumbra a ser hecha de multitud de pequeños instantes, en los que te parece que "tocas a Dios". Pero al Oficio Divino, y en comunidad, el canto hace que cada palabra se alargue y resuene en el corazón con una vibración especial. S. Agustín pide que hagamos de la música nuestra vida, ofreciéndonos, nosotros mismos, a Dios hechos CANTO.

Aunque hoy se ha dejado el canto gregoriano, tan ligado al latín, al menos en Cataluña, y concretamente en Montserrat, pensamos que las músicas en multitud de ocasiones acompañan admirablemente los textos.
Todos los monjes que nos han hecho los ensayos de canto, siempre han puesto el acento en el texto, que las músicas procuran profundizar.

Siempre se ha dicho que "cantar es própio de los que aman" y concretamente para la plegaria que "cantar es rogar dos veces".

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SEMEJANZAS  ENTRE  NUESTROS  MONASTERIOS
Y  LOS  DE  LA  EDAD  MEDIA
 

La estructura de nuestros monasterios se diferencia de los de la Edad Media, principalmente, en 2 aspectos: en los siglos VI-XII se impusieron los dormitorios comunes y ahora los tenemos individuales, y entonces acostumbraban a tener escritorios para copiar libros y ahora cada comunidad hace el trabajo más adecuado para los monjes/as que la forman.


Entre los monasterios de monjas algunos tienen imprentas, o encuadernación, o restauración de pergaminos ... etc. I lo que antes se hacía con plumas, ahora se usan los ordenadores.

Fuera de estos aspectos externos, creo que la espiritualidad monástica o litúrgica varía al ritmo de los tiempos. Cosa que quiere decir que se puede ser buen monje/a tanto entonces como ahora.
Y, a fin de cuentas, eso es lo importante.

Una constante en la tradición monástica de todos los siglos es el valor dado en la celda. Es famosa la calificación que hacen los Padres antiguos, con el tiempo "cella dulcescit", la celda deviene dulce.

Para entrar en la celda de una hermana tenemos la costumbre de llamar a la la puerta. Eso ya te dice que en esta pequeña habitación tú te puedes sentir bien libre. Una cualidad que la hace muy estimable, tanto a la hora de rezar como a la de organizarla.

Os bien aseguro que la celda puede llegar a ser uno de los lugares más entrañables del monasterio.

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¿POR QUÉ LOS MONJES TIENEN QUE VIVIR AISLADOS, CUANDO REALMENTE DONDE SE LOS NECESITA NO ESTÁN?
A parte que tradicionalmente los monasterios a menudo han escogido sitios retirados para romper con las atracciones de la vida fácil y cómoda en la que tiende la sociedad (S. Benito escoge montañas y S. Bernardo valles), la facilidad actual de movimientos hace que hoy sea menos importante que los monasterios estén situados en el corazón de una ciudad o en plena naturaleza, en barrior pobres o rodeados de zonas residenciales. Lo interesante es que en lugar "de alejarse del mundo, huyan con el mundo", estén donde estén.

Si antes los monasterios rurales acostumbraban a situarse en los bordes de los caminos, con el fin de servir de albergues o de hospitales, hoy también fuera de las ciudades es posible acoger personas necesitadas material o espiritualmente.

Nosotras creemos que el mundo nos necesita también en lugares  retirados, donde respirar la paz necesaria para reencontrarse uno mismo delante de Dios. Por otra parte, aunque estuviesses en el rincón más alejado, cada día es más fácil entrar en CAMINOS SOLIDARIOS con los menos favorecidos. La misma informática nos lo puede facilitar.

¿Me permitís poner un ejemplo muy relacionado con nuestro monasterio actual?
Muchos de vosotros recibíis por un medio u otro los Power Points que hacemos cada semana sobre los evangelios de los domingos. Pero lo que os puede resultar más sorprendente es saber la divulgación que tienen. Diariamente recibimos correos con agradecimientos o peticiones, para entrar en las listas. Y no sólo de nuestro país, sino también de otros continentes, entre gente "religiosa" o también por parte de grupos  marginales o más alejados.

¿Es sólo pan material lo que el mundo necesita?

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COMO ROGAR EN UN MUNDO INDIFERENTE
Claro está que rogar es dialogar con Dios, y todas las circunstancias, buenas o adversas, nos pueden ayudar.

También la indiferencia de nuestro mundo, por lo tanto, nos puede llevar a uno acercarnos a Dios, poniendo en sus manos de Padre la superficialidad de todos aquéllos que Él ama "con un amor inmenso". Aparte que la indiferencia de los otros también puede ser mirada como un estímulo para acercarnos a Dios o a Jesús, alabando y agradeciendo lo que ha hecho por nosotros, en nombre de tantos que lo olvidan.

Cuándo amas, no sólo te duele que los otros no valoren a la persona amada, sino que aun tienes más interés en decirle, una y mil veces, tu predilección por ella. Es que la PLEGARIA no depende tanto de lo que dicen o hacen los demás, sino de la capacidad de amor a Dios que Él ha puesto en nuestro corazón, y que nosotros tenemos que ir avivando cada día. Quién no dedica tiempo a la plegaria, incluso cuando le parece que no encuentra a Dios, fácilmente se dejará llevar por lo que le puede resultar más "divertido".

Todo el mundo sabe la anécdota que está al inicio de la conversión de S. Ignacio de Loyola. Dice, él mismo: "cuándo leo libros de caballerías, de momento me lo paso muy bien, pero después me queda un vacío inmenso. En cambio después de pensar en las cosas de Dios siento un gozo inexplicable".
Antes de ponerte a rogar es posible que tengas ganas de hacer muchas otras cosas aparentemente mucho más necesarias, pero después sientes la insatisfacción. Y al contrario, todos sabemos el gozo intenso, y la paz que sentimos, después de haber hablado un rato con Dios.

Con todo, vale la pena decirlo, ésta tan extendida indiferencia de tanta gente, puede ser más aparente que real. Bajo una capa de "bueno vivir", se puede esconder un corazón lleno de amor desinteresado, que en definitiva viene de Él, lo vivan conscientes o no.

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LA DIRRECCIÓN ESPIRITUAL
Hoy más que de "dirección espiritual", hablamos de acompañamiento. Y no es cuestión sólo de vocabulario, sino de diálogo fraterno entre personas que buscan conjuntamente la voluntad de Dios.
Es que el cimiento de nuestra obediencia, pasando por los hombres/mujeres que son sus representantes, lo tenemos en Dios, que es el Señor de todos.

Eso no saca que, tanto a nivel personal como comunitario, la decisión final quede en manos del abad/abadesa.

Los monasterios benedictinos acostumbramos a practicar el "guiaje" a través del propio abad/abadesa. Y San Benito dice que los monjos/as tienen que encontrar gusto en qué él/ella los rija. Quiere decir que entre subordinados y superiores hay una relación de cordialidad y confianza. No muy distinto de lo que podríamos decir "amistad".

Es que en el propio monasterio, la abadesa tiene la misma autoridad que tiene el abad entre los monjes. Quiero decir que los asuntos de la propia casa, tanto espirituales como materiales, se deciden en el interior de la comunidad. No por imposiciones de fuera. Sin menos valorar los consejos que puedan llegar del exterior.

El guiaje, pues, es asunto de la abadesa. Sin excluir que haya hermanas de juicio, de quienes también sean muy queridas las correcciones, o las palabras de aliento.

Nosotras nos inclinamos a pensar que el acompañamiento entre personas del mismo sexo, y con quien compartes el día a día, es mejor que a través de personas más lejanas que desconociendo tu propio contexto fácilmente pueden ser engañadas.
¿O no?

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